Evangelización

Peytrequin: «Debemos mostrar una misión con rostro y no una mera actividad»

Jafet Peytrequin es el responsable de buscar recursos para promover la labor misionera de la Iglesia desde el continente americano.

Federico Piana·13 de agosto de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Foto: Jafet Peytrequin

Entrevistamos al padre Jafet Peytrequin, actual director nacional de las Obras Misionales Pontificias de Costa Rica. Ha sido también nombrado recientemente coordinador de las Obras Misionales Pontificias para todo el continente americano. En su corazón tiene un gran deseo, que no quiere mantener oculto: “Desde el punto de vista de la misión de la Iglesia, me gustaría que América fuera un continente cada vez más saliente. Esto se ha hecho necesario”.

El sacerdote explica que uno de sus próximos compromisos será “promover, con renovado vigor, la misiónAd gentes”, involucrando específicamente a las Iglesias particulares y apoyando a los obispos en su tarea de responsabilidad misionera”.

En su opinión, ¿cuál es el futuro de la misión en los países del continente americano? 

Lo esencial es recordar que la Iglesia peregrina es misionera por naturaleza. En esencia, la misión no es algo que la Iglesia hace, sino que la misión es lo que la Iglesia hace. Por lo tanto, una Iglesia misionera es una Iglesia viva, que respira. Dar un nuevo impulso a la misión en nuestro continente significa provocar, en palabras de San Juan Pablo II, “una nueva primavera para la Iglesia”.  Es un momento privilegiado para plantearnos algunas preguntas importantes: ¿cuáles son los retos que el entorno socio-religioso plantea a la misión hoy? ¿Cómo estamos llamados a la misión en estos tiempos? ¿Cómo pueden las Iglesias particulares promover más arduamente la misión Ad gentes”?

¿Qué medidas podrían adoptarse para reforzar esta misión?

En primer lugar, hay que reforzar un lenguaje común para lograr conceptos compartidos. Además, debemos aprovechar e integrar el trabajo realizado por los centros misioneros del continente y compartir toda su riqueza. Es importante que la Obra Misional Pontificia se integre en la pastoral ordinaria de nuestros países y forme parte de sus planes pastorales. Creo que es fundamental insistir en la responsabilidad universal que todos tenemos en la misión y promover la cooperación misionera a partir de una animación alegre. También es importante hacer visible la misión en la persona de los misioneros: debemos mostrar una “misión con rostro” y no una mera actividad. El próximo Congreso Misionero Americano, que se celebrará en 2024 en Puerto Rico, podría ayudarnos en este sentido.

¿Cómo se está preparando este evento y cuáles serán los objetivos?

La dinámica y la preparación de este congreso han sido particulares. Hemos tratado de volver a la esencia sinodal de la Iglesia, nacida precisamente del impulso misionero. Para ello, la organización local que dirige el congreso ha contado con el apoyo continental y mundial. El objetivo de este gran evento será precisamente promover la misión Ad gentes”, caminando juntos a la escucha del Espíritu Santo, y siendo testigos de la fe en Jesucristo, en la realidad de nuestros pueblos y hasta los confines de la tierra.

¿Qué valor han tenido los Congresos Misioneros Americanos para todo el continente?

En las Américas han sido consecuencia de grandes esfuerzos comunes que han pasado por diferentes instancias incluyendo la coordinación continental. Estos congresos han sido un recurso indispensable para contribuir a la reflexión y al trabajo local, pero también para ofrecer aportaciones a nivel global, tanto en términos de animación como de cooperación misionera.

Foto: Jafet Peytrequin en un encuentro con el Cardenal Tagle

 ¿Cuál es el papel del coordinador continental de las Obras Misionales Pontificias que ha asumido recientemente?

Creo que es un servicio “puente” entre las diferentes direcciones nacionales de las Obras Misionales Pontificias y útil para reunir a todos los directores nacionales para compartir esfuerzos, expectativas, sueños; para apoyarse mutuamente y también para reflexionar sobre puntos de interés común y proponer iniciativas conjuntas.

Se trata de generar espacios de comunión que a su vez promuevan la misión. La comunión es en sí misma misionera y la misión es para la comunión, como dice el número 32 de la exhortación postsinodal “Christifideles laici“ de San Juan Pablo II. El coordinador continental es también un facilitador del encuentro entre las direcciones nacionales y las respectivas autoridades mundiales, así como entre las direcciones de otros continentes. 

¿Qué han conseguido los anteriores coordinadores hasta ahora?

En las Américas, los coordinadores anteriores, con su trabajo delicado y responsable, han logrado conectar a los diferentes liderazgos nacionales del continente de manera eficaz y eficiente. 

¿Cuál es la relación actual entre las Obras Misionales Pontificias de cada país del continente americano?

Hoy contamos con fluidas redes de comunicación y cooperación continental que nos ayudan a aprovechar mejor los recursos y nos enriquecen con las aportaciones de cada uno. La integración de todo el continente ha aportado mucha riqueza y, al mismo tiempo, nos ha hecho sentirnos comprometidos con los retos específicos de cada país del continente.

El autorFederico Piana

 Periodista. Trabaja en Radio Vaticana y colabora con L'Osservatore Romano.

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