Evangelización

Abel Loayza: «Necesitamos más sacerdotes y animadores laicos en las comunidades»

Abel Loayza, sacerdote secular de la Diócesis de Chiclayo-Perú y socio agregado de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, ejerce su ministerio sacerdotal en la Prelatura de Moyobamba, ubicada en la Amazonía peruana desde enero de 2021.

Juan Carlos Vasconez·7 de noviembre de 2023·Tiempo de lectura: 5 minutos
loayza moyobamba

Foto: Abel Loayza ©Foto cedida por el entrevistado

Los territorios de misión siempre han tenido un atractivo muy especial para los cristianos, por esa mística de hacer que el nombre de Cristo y la belleza de las buenas nuevas, del evangelio, resuenen en todos los rincones de la tierra. 

La prelatura territorial de Moyobamba es una provincia eclesiástica de la Iglesia en el Perú. ​La prelatura está encomendada por la Santa Sede a la arquidiócesis de Toledo en España y tiene su sede en la localidad de Moyobamba, en el departamento de San Martín.

Loayza comparte con Omnes su tarea pastoral en este territorio de la Amazonía peruana en la que sacerdotes y laicos mantienen viva la fe de pueblos y comunidades.

¿Cuáles son los principales retos que enfrenta esa zona geográfica? 

–Moyobamba es la Prelatura territorial más extensa del Perú, tiene 51.253 km². Cada parroquia tiene pueblos o comunidades rurales. La que yo atiendo -una de las más pequeñas tiene 32 comunidades y 3 tribus. 

Contamos con 25 parroquias, atendidas por 51 sacerdotes, la mayoría de ellos misioneros: 10 de España, 1 de India, 5 de Polonia, 1 de Italia, 3 peruanos de otras jurisdicciones, 11 religiosos y 20 sacerdotes incardinados en la Prelatura de Moyobamba. 

Los pueblos están dispersos por la selva y las vías de comunicación son precarias, sobre todo cuando en el periodo de lluvias (noviembre-abril) las trochas son intransitables por el barro.

¿Cómo es la interacción con los fieles en territorio de misión?

–Algunos sacerdotes hacer horas de viaje en bote por los ríos, para atender a sus comunidades. Los sacerdotes procuramos llegar a las comunidades una vez al mes, pero los pueblos más alejados reciben de una a tres visitas al año. Los fieles desean recibir los sacramentos, sobre todo la Confesión y la Eucaristía. 

Cuando el sacerdote llega, los fieles lo esperan en la capilla del pueblo. La jornada empieza con las confesiones, luego sigue la celebración de la Santa Misa en la que algunos reciben el Bautismo, terminada la celebración Eucaristía se da una catequesis a los fieles que la esperan y reciben con atención. Luego el sacerdote se despide, pues le esperan en otra comunidad rural o en la sede parroquial. 

En la mayoría de los pueblos contamos con animadores laicos que reciben formación espiritual y catequética mensual. Los animadores celebran la Liturgia de la Palabra dominical en ausencia del presbítero, rezan el Rosario, visitan a los enfermos, preparan a los fieles para recibir los sacramentos cuidan materialmente de la capilla; sin su colaboración la evangelización de esos lugares sería más difícil, pero los animadores son pocos y hay muchos caseríos que no cuentan con un animador. 

Es evidente que necesitamos más sacerdotes y más animadores laicos en las comunidades para llegar más y mejor a los fieles. 

¿Cómo funciona el clero autóctono? 

–Con la llegada de los misioneros españoles de Toledo en 2004 se empezó la construcción del Seminario de San José, en Moyobamba. Actualmente, contamos con 20 seminaristas mayores y 19 seminaristas menores que se preparan para el sacerdocio.  

Son 10 los sacerdotes que se han formado en nuestro seminario. Son sacerdotes jóvenes, bien formados, piadosos y con espíritu misionero, que sirven en las parroquias de nuestra Prelatura, pero todavía son insuficientes.

Nuestro obispo Mons. Rafael Escudero cuida muchos a sus sacerdotes. Vivimos y trabajamos en equipos de dos sacerdotes por parroquia, todos los meses viajamos hasta la ciudad de Tarapoto para asistir al retiro mensual, seguido por una clase de actualización teológica, la reunión de pastoral y un almuerzo en el que celebramos los cumpleaños y aniversarios de ordenación sacerdotal del mes. 

El obispo de la prelatura de Moyobamba con el clero

Concluido el encuentro, cada sacerdote retorna a su parroquia para seguir cumpliendo la misión; algunos de ellos hacen hasta 8 horas de viaje en camioneta para asistir a los medios de formación. Por mi parte, cada dos meses, un sacerdote numerario del Opus Dei viaja 13 horas en bus desde el centro más cercano hasta Moyobamba para ofrecer la atención espiritual que la Obra promete a cada uno de sus miembros. La frase de san Josemaría «de cien almas nos interesan las cien» es una realidad que experimento con cada visita de ese hermano. 

¿Cómo están festejando los 75 años de vida? 

–En 2023 celebramos los 75 años de la fundación de la Prelatura de Moyobamba. Nuestro obispo ha querido que en este año jubilar muchos fieles ganen la indulgencia plenaria. Para ello hemos organizado encuentros jubilares para sacerdotes, religiosos, animadores laicos, monaguillos, jóvenes, esposos, profesores de religión y enfermos. Cada encuentro empieza con una clase de formación cristiana, seguida de una procesión con la imagen de la Virgen y el rezo del Rosario por las calles de Moyobamba hacia la catedral, allí se realizan las confesiones, la celebración de la Santa Misa. Los encuentros terminan con un momento de tertulia festiva con nuestro Obispo. 

Encuentro de animadores laicos con el obispo de Moyobamba

Los días centrales del jubileo serán el 24 y 25 de noviembre de 2023. Hemos programado encuentros de formación para dar a conocer la historia de la evangelización en la selva peruana, especialmente en la Prelatura de Moyobamba. Las jornadas se cerrarán con la celebración de la Eucaristía a la que asistirán los Obispos del Perú, los sacerdotes y fieles de nuestra Prelatura. Esperamos que todo ello sea para la gloria de Dios y nos ayude a seguir evangelizado esta porción de la Iglesia.

¿Algún suceso del trabajo en estas tierras que te haya influido más en tu vida?

–Apenas llegado a la Prelatura convoqué a los animadores para la reunión mensual en la sede parroquial. Cada primer viernes de mes los animadores peregrinan hasta la parroquia para cumplir una promesa que han hecho al Sagrado Corazón de Jesús: confesarse, comulgar y recibir una clase de formación cristiana. 

Mario, uno de los animadores, me dijo que su padre estaba enfermo, deseaba confesarse y recibir la Unción y el Viático, pero que no había podido hacerlo por las restricciones del tiempo de pandemia.

Mario había viajado cuatro horas en motocicleta para llegar al encuentro de formación. Su padre también había sido animador y durante años los primeros viernes de cada mes también caminaba hasta la parroquia para confesarse y recibir la Eucaristía. 

Terminado el encuentro acompañé a Mario hasta su caserío. Llegamos a 5 pm, su padre se confesó y, rodeado de su esposa, hijos y amigos del caserío, recibió la Unción de los enfermos y el Viático. Esa fue su última comunión. Después que el sacerdote se despidió, el enfermo les dijo a sus hijos que quería descansar un momento, y a los pocos minutos expiró serenamente. Era un primer viernes de mes, pero esta vez fue el Señor Jesús quien lo visitó en su casa. 

Atravesando un río para ir a zonas de misión
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