Vocaciones

Judita Velziene: “En el Opus Dei redescubrí la relación personal con Dios”

Esta joven supernumeraria del Opus Dei explica cómo descubrió su vocación de santificación en medio del mundo en su Lituania natal.

Maria José Atienza·26 de junio de 2024·Tiempo de lectura: 4 minutos
Judita Velziene: “En el Opus Dei redescubrí la relación personal con Dios”

Casada y madre de 4 hijos, Judita Velziene es psicóloga y vive en Kaunas, una de las principales ciudades de Lituania. En la actualidad, la mayor parte de los miembros del Opus Dei lo conforman  supernumerarias como Judita, en todo el mundo.

Judita destaca que “la esencia de la vocación es la identidad, no el mérito”. No se trata de hacer cosas sino de la identidad personal de cada uno y su relación única con Dios. Una vocación que vive en su día a día en la familia y en su tarea profesional como psicoterapeuta.

¿Cómo descubriste tu vocación al Opus Dei?

–Ya había formado una familia, tenía hijos y trabajaba con éxito en una gran corporación empresarial, cuando sentí que a mi fe le faltaba vida. Vivía bajo mucha presión, compaginando los compromisos familiares y laborales, y mi fe carecía de cualquier tipo de apoyo y alimento. Entonces mi hermano me presentó a una persona del Opus Dei que se convirtió en una muy buena amiga. Poco después, me invitó a participar en curso de retiro. Allí empezó a desintegrarse lentamente la armadura que había construido a lo largo de mi vida, que debería haberme protegido y fortalecido, pero que, en vez de eso, encerraba y endurecía mi alma. Toda la formación espiritual del Opus Dei me recordó mucho las enseñanzas que había recibido de mi abuela y de mis padres sobre Dios y la Iglesia.

Redescubrí lo grande que es el amor de Dios y lo hermosa y personal que es su relación conmigo. Eso me ayudó a volver de nuevo los ojos a la familia, evitando una excesiva inmersión en mi carrera profesional, restaurando así el equilibrio en mi vida. Cuando empecé a considerar seriamente si Dios me llamaba al Opus Dei, me di cuenta de que desde el principio me sentí como en casa.

Para mí es muy importante tener una relación constante con Dios en mi día a día, ya que es como un eje alrededor del cual gira mi vida familiar y profesional. Me doy cuenta muy rápidamente cuando me alejo de ese eje y sé dónde tengo que ir para volver al lugar al que pertenezco.

¿Qué supone tener una vocación y no sólo “hacer cosas buenas”?

–Me parece que la esencia de la vocación es la identidad, no el mérito. La cuestión no es qué haces, sino quién eres. Cuando respondes a esa pregunta de quién eres, haces cosas buenas de una manera muy diferente. Se convierte en tu firma y no en un deber fatigoso. También con las limitaciones, que procuras ver en ti mismo con los ojos de Dios, con su misericordia y su paciente enseñanza, para estar más acorde con tu verdadera identidad.

¿Cómo influye esa vocación en tu trabajo?

–Soy psicoterapeuta y en mi trabajo trato a diario con las dificultades psicológicas, el dolor y el sufrimiento de las personas. Una vez, en una meditación, un sacerdote señaló que allí donde hay sufrimiento, siempre está Cristo. Esto me impresionó, y desde entonces, cada día en el trabajo, recuerdo que cuando estoy con el sufrimiento humano, estoy muy cerca de Cristo, porque Él siempre está ahí. Esto me asombra y al mismo tiempo me obliga a hacer lo mejor posible mi trabajo.

Rezo el Rosario de camino al trabajo y siempre rezo un misterio por los clientes del día y sus intenciones. La Obra me ha ayudado mucho a curarme del perfeccionismo, que fue un gran obstáculo al principio de mi carrera.

A menudo veía las cosas en blanco o negro, me agobiaba y empecé a rechazar el trabajo en general. Pero el Opus Dei me ha enseñado, paciente y constantemente, a santificar mi trabajo, a intentar hacerlo de la mejor manera posible poco a poco. Esto me ayuda mucho.

Hoy día, la mayor parte de los miembros del Opus Dei lo conforman supernumerarias y supernumerarios, pero aún es una vocación poco conocida. ¿Cómo explicas tu vocación a tus amistades?

–Siento que llevo demasiado poco tiempo siendo supernumeraria para poder explicar bien mi vocación. Pero, como vivo entre la gente, cada vez que surge esta pregunta, puedo aprender a responderla mejor, y al mismo tiempo me replanteo mi propia forma de entenderla. Suelo decir que de lo que se trata es de seguir buscando a Dios en tu vida cotidiana, estés donde estés: en la gente que te rodea, en el trabajo que haces, en casa y en tu vida profesional.

Tu día a día se desarrolla en tu familia y en tu parroquia. ¿Colaboras en la comunidad parroquial a la que perteneces?  

–La parroquia a la que pertenecemos mi familia y yo es muy fuerte y está muy viva. Al elegir un lugar para nuestra casa, entre otras cosas prácticas, también nos preocupaba tener una iglesia cerca. Cuando nos mudamos, encontramos una comunidad tan fuerte que no dejamos de alegrarnos y dar gracias a Dios por ello. Cuando podemos, también intentamos contribuir a la vida de la parroquia ayudando a los novios a prepararse para el sacramento del matrimonio.

Como supernumeraria, ¿qué recibes del Opus Dei?

–Recibo muchas cosas: formación espiritual, formación humana y amigos. Pero valoro especialmente la unidad en la oración.

Hace un mes, uno de mis hijos tuvo un accidente y sufrió una traumatismo en la cabeza, lo que supuso una conmocionó a toda nuestra familia. A pesar del estrés y las dificultades, las oraciones de todos nos mantuvieron esperanzados y fuertes. Verdaderamente este es un vínculo especial entre los fieles del Opus Dei.

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