“El reto de la natalidad es cuestión de esperanza. La esperanza se nutre del compromiso por el bien de cada uno, crece cuando nos sentimos partícipes e implicados en dar sentido a nuestra vida y a la de los demás. Alimentar la esperanza es, pues, una acción social, intelectual, artística, política en el sentido más alto de la palabra; es poner las propias capacidades y recursos al servicio del bien común, es sembrar futuro”. Con estas palabras se dirigía el Papa Francisco a los participantes de la tercera edición de los Estados Generales de la Natalidad, reunidos en Roma en mayo de 2023.
Los Estados Generales de la Natalidad son una iniciativa de Fundación para la Natalidad. Estos encuentros, que se celebran en Italia desde el año 2021 y que reúnen a todo tipo de iniciativas civiles, públicas, empresas privadas y particulares, pretende ser un espacio de reflexión en torno al problema demográfico de esta nación europea. Un tema que, a su juicio, debería unir a todo el país con independencia de su opción política o cultural.
Además, se pretende hacer propuestas concretas para revertir la tendencia demográfica e imaginar una nueva narración de la natalidad.
No es para menos, Italia es uno de los países en los que la caída demográfica se ha convertido en un tema más que preocupante; de los 576.659 nacimientos que se registraron en 2008, en 2022 esta cifra se situó en 392.600. Junto a este dato, se añaden las 713.500 muertes que la nación italiana registró ese año: un saldo negativo de más de 320.000 personas. “Es como si hubieran desaparecido ciudades como Forencia o Bari”, destacan desde los Estados Generales de la Natalidad.
El panorama italiano, similar al de otras naciones de Occidente como España, Australia, Canadá o Bélgica es bastante desalentador.
La mayor parte de las naciones europeas asientan su sistema de bienestar sobre el pacto intergeneracional que garantiza que los contribuyentes actuales, con el pago de sus impuestos, apoyan las prestaciones de pensiones de quienes ya están jubilados, impedidos o enfermos.
Este sistema de pensiones exige un nivel de reemplazo que, considerando el descenso de la natalidad, el aumento de la esperanza de vida y por tanto, de prestaciones de enfermedad, vejez… etc. , no sólo no se sostiene sino que ha sido declarado un tema central en la agenda política
Gianluigi (Gigi) De Palo lleva más de media vida dedicado a cuestiones en torno a la familia y la natalidad. En estos años ha colaborado en medios de comunicación como Avvenire, Romasette, Vite, Popoli y Misión. También ha sido presidente del Foro de Asociaciones Familiares del Lazio y del Foro Nacional de Asociaciones Familiares.
Junto con su esposa, Anna Chiara, con la que ha sido padre de cinco hijos, es autor de varios libros sobre familia y educación. De Palo es, en la actualidad, presidente de la Fundación para la Natalidad, impulsora de los Estados Generales de la Natalidad. Unos encuentros en los que ha participado también el Papa Francisco y en los que ha puesto de manifiesto, repetidamente, su convencimiento de que “sin natalidad no hay futuro”.
¿Cómo nacieron los Estados Generales de la Natalidad? ¿Cuáles son sus objetivos?
—Los Estados Generales de la Natalidad nacieron por el deseo de muchas madres y padres que no quieren resignarse a comentar los datos del ISTAT (Istituto Nazionale di Statistica ) que son, cada año más, un verdadero boletín de guerra en Italia.
La consecución del nuevo récord negativo de natalidad en 2022, con sólo 393.000 nuevos nacimientos, lo que supone una cifra no vista desde la Unificación de Italia, demuestra claramente la gravedad de la situación.
Estos encuentros Stati Generali della Natalità (Estados generales de la Natalidad), tienen la misión de sensibilizar a todos los “diversos mundos” de nuestra sociedad: política, empresa, tercer sector, asociaciones, actores o periodistas.
Todos debemos sentirnos llamados a afrontar esta emergencia.
El Papa Francisco anima esta iniciativa y ha participado en ella. ¿Qué destaca de estos discursos del Papa? ¿Qué importancia tiene el apoyo del Papa?
—La presencia del Papa Francisco en los Estados Generales de la Natalidad y sus posiciones ayudaron a transmitir el mensaje y a subrayar su urgencia.
El Santo Padre comprendió bien el espíritu de la iniciativa. Lo dejó especialmente claro cuando, durante la pasada tercera edición, dijo: “Me gusta pensar en los ‘Estados generales de la natalidad’ como un taller de esperanza. Un taller en el que no se trabaja por encargo, porque alguien paga, sino donde se trabaja todos juntos precisamente porque todos quieren tener esperanza”.
Usted aboga por un pacto mundial de natalidad para invertir el proceso de colapso demográfico. ¿Cree que existe voluntad para un pacto de este tipo?
—La idea de un pacto mundial de natalidad es una propuesta que podría debatirse a nivel internacional, pero su realización dependerá de la voluntad de cada país y de la cooperación internacional.
Las Naciones Unidas han certificado que la tasa de crecimiento demográfico se está ralentizando. Hoy es el momento de tomar decisiones decisivas para el futuro de todos.
¿Cree que las soluciones a las “crisis demográficas” en los diferentes Estados son eficaces?
—Las soluciones a las “crisis demográficas” pueden variar de un país a otro y dependen de las circunstancias específicas.
Algunas medidas, como políticas familiares más favorables, pueden ayudar a impulsar la natalidad a corto plazo, pero abordar el declive de la población requiere también un enfoque a largo plazo que tenga en cuenta factores como la educación, el empleo y la cultura.
El invierno demográfico en Occidente, ¿sólo puede resolverse con el impulso a la natalidad que proporciona la población inmigrante?
—La inmigración puede ser un componente de la respuesta a la baja natalidad, pero no es el único factor.
En el caso italiano se nos dice que los inmigrantes no bastarán para evitar la quiebra del sistema económico.
Pero, realmente, necesitamos un enfoque concreto que incluya también medidas de apoyo a las familias y de fomento de la natalidad entre la población residente.
¿Hemos pasado de considerar los hijos como un regalo a una fuente de incertidumbre? ¿No es un reduccionismo presentar la natalidad como un tema economico simplemente?
—Es cierto que, en algunos contextos sociales, la natalidad se ve sobre todo como un problema económico; en otro, sin embargo, sólo como un tema de índole cultural.
Es importante cambiar la percepción de la natalidad, hay que tener una visión más amplia, adaptada a los tiempos que vivimos.
Italia, junto con otros países europeos, es uno de los países más envejecidos del mundo. ¿Hay esperanzas de invertir esta situación?
—En 2050, la proporción entre trabajadores y pensionistas será de 1:1.
El envejecimiento de la población es un reto común para muchos países europeos, entre ellos, Italia.
Invertir esta tendencia exigirá esfuerzos a largo plazo que incluyan políticas de apoyo a las familias, mejora de las condiciones laborales y oportunidades educativas.
La eficacia de estas políticas para frenar el envejecimiento dependerá de diversos factores, como su aplicación y adaptación a las especificidades de cada país.