Vocaciones

Salvador Rodea, Prepósito General de los Teatinos: «Creo que conocemos perfectamente nuestro carisma y queremos ​​que sea asumido tal cual es»

Entrevista al líder de los Teatinos en el V centenario de su fundación. A raíz de esta efeméride explica la naturaleza de su carisma, su identidad, misión y el proceso de discernimiento que están llevando a cabo sobre su futuro.

Hernan Sergio Mora·5 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 6 minutos

Los Teatinos, la primera orden religiosa compuesta únicamente por sacerdotes, celebraron el 14 de septiembre de 2024 el 500 aniversario de su fundación. A esta ocasión se sumó la peregrinación realizada a la Basílica de San Pedro, donde el Papa Francisco los recibió con gran afecto. Allí les dirigió una invitación: “La fidelidad debe renovarse. No puede haber fidelidad que no se renueve; permaneciendo fundada en lo antiguo, sí, pero al mismo tiempo dispuesta a demoler lo que ya no es necesario para construir algo nuevo dócil al Espíritu y confiados en la Providencia”.

Su nombre proviene de la diócesis de la ciudad italiana de Chieti, Theate en latín, donde fue obispo uno de los fundadores, Pietro Carafa, más tarde Papa Pablo IV.

Omnes tuvo la oportunidad de entrevistar a su superior general, el padre Salvador Rodea González, ingeniero mexicano de 54 años, reelegido en el 168 capítulo general para un segundo sexenio, hasta 2028. Compartió algunos de sus pensamientos, entre ellos el empeño para reforzar la identidad; ser creativos adaptando lo que sea necesario para hacer que la gente se enamore de Jesucristo y el proceso de discernimiento sobre futuras misiones «ad gentes» hacia el Oriente.  

Los franciscanos y los dominicos son más antiguos que ustedes, pero los jesuitas no, ¿verdad?

–Así es, los franciscanos, como los dominicos, tienen alrededor de 800 años, aunque somos la primera forma diferente de religiosos, lo que se llama “clericatura”. Nacimos en 1524, como instituto de vida consagrada con vida religiosa. No somos mendicantes como los franciscanos o los mercedarios, sino que somos clérigos, es decir, sacerdotes. Y la vida fraterna es una de las grandes características que tenemos.

¿Ustedes son la primera orden religiosa compuesta únicamente por sacerdotes?

–Sí, al principio todos eran sacerdotes diocesanos y hicieron los tres votos y empezaron a vivir en comunidad.

Se decía que al final del día los teatinos daban a los pobres todo lo que no habían usado.

–Era una idea muy radical la existente en la época de San Caetano, vivir del Altar y del Evangelio, lo suficiente, lo necesario, nada más. Sin ingresos fijos, sin negocio, simplemente con lo necesario. La Providencia proporcionaba para comer. Era una vida muy radical en ese momento.

¿Puede darnos algunos ejemplos?

–Siempre hay personas, sobre todo entre las más ricas, que queriendo salvar su alma ofrecen cosas o hacen construir iglesias, conventos o compran indulgencias. Fueron muchos los que se acercaron a nosotros con esta intención. Por ejemplo, en las cartas al conde Oppido de Nápoles, san Caetano le advierte: «si sigue trayendo cosas cerraremos esta casa»; de hecho, intentamos no tener más de lo que es necesario, de lo que hace falta, para no perder esa radicalidad.

Vuestra orden nació antes del Concilio de Trento. ¿Es parte de la Contrarreforma?

–Siempre se ha utilizado el término Contrarreforma, pero lo correcto sería reforma católica, porque san Cayetano no pretendía responder a Lutero y a otros reformadores, sino realizar una reforma cristiana desde dentro de la Iglesia, con el carisma de la reforma de el sacerdocio.

No olvidemos que San Caetano era un protonotario apostólico, por lo tanto conocía muchos detalles de la época sobre el clero religioso y secular, conocía los excesos y vicios, y consideraba que las cosas no podían seguir así.

¿Entonces fue con San Caetano con quien se inició una reforma entre los clérigos?

En realidad el origen de la reforma proviene de santa Catalina de Siena, se fraguó en el siglo XV, finalizando en el XVI con el Concilio de Trento.

¿Y los jesuitas?

Nacieron en 1540, es decir 16 años después de los teatinos. San Caetano estaba relacionado con san Ignacio de Loyola y hay dos teorías: una que el Papa quería que los jesuitas se unieran a nosotros, y la otra lo contrario. Pero había características de carisma que impedían esa fusión.

Si no me equivoco, en la audiencia el el Papa Francisco indicó que «se dice que los teatinos tenían algo con los jesuitas»…

–De hecho, uno de los fundadores de los Teatinos fue Pietro Carafa y se dice que cuando fue elegido como Papa Pablo IV, san Ignacio tembló, consideró el hecho adverso para su orden, en cambio Pablo IV confirmó a los jesuitas.

El carisma ha cambiado hoy, ¿cuál es el desafío que tienen ante ustedes?

–El carisma debe ser el mismo, adaptándolo al tiempo actual. Los Teatinos sufrieron en 1910 una pérdida de la originalidad del carisma, porque sólo quedaban en la orden 16 teatinos en todo el mundo. Entonces el Papa San Pío X que tenía mucha devoción por san Caetano, dijo que era necesario evitar que desaparecieran. El prefecto de Vida Consagrada de aquella época propuso que dos congregaciones de Derecho diocesano que se encontraban en la isla de Mallorca se unieran para fortalecer a los Teatinos.

Como los Teatinos ya eran una orden de Derecho pontificio, se conservó el nombre, pero con esta fusión pasaron a ser más de un centenar con los Ligures y los de la Sagrada Familia, perdiéndose un poco la esencia al unir estas diferentes espiritualidades. Entonces el superior general de esa época pidió volver al estudio de las fuentes y luego le siguieron las fundaciones en México, Argentina y después en Brasil, buscando siempre la originalidad del carisma, adaptándolo pero sin perder la esencia.

¿Cuál es entonces el principal desafío para los Teatinos hoy?

–Creo que los teatinos conocemos perfectamente nuestro carisma, y queremos ​​que sea asumido tal cual es. Por eso siempre estamos trabajando en la formación inicial y en la formación continua, porque queremos que haya una identidad clara.

El segundo desafío es ser creativo y, por tanto, comprender la figura del mundo; de lo contrario, trabajamos como en el siglo XVI. En cambio, hoy la imagen del mundo es diferente y la del siglo XXI aún más, por eso debemos entender cómo adaptarnos para llegar a nuestro pueblo, invitándolo y haciéndolo enamorar de Nuestro Señor Jesucristo. Este es el gran desafío.

¿Qué es lo más atractivo de los teatinos en el mundo actual, especialmente entre los jóvenes?

–Entre los jóvenes que llaman a nuestra puerta para ser teatinos, lo que más les atrae es la vida fraterna ante un mundo que invita a la individualidad, al egoísmo, al consumismo.

También tienen otras estructuras de apostolado, ¿no?

–Aunque vivamos de la Providencia, tenemos escuelas y casas de espiritualidad. Estas son parte de una dinámica de vida de la Iglesia destinada a preparar a los jóvenes, a los niños, a las familias gracias a la educación. De esta manera en lugar de darles una bolsa de comida, los preparamos para el mañana teniendo herramientas que permitan enfrentar. Mejor que recibir una manzana es poder cultivarla. Aunque la educación no era un carisma que existía al principio, es un carisma que heredamos de los Ligorianos.

¿Podría darme un ejemplo?

–En la ciudad de Cali, Colombia, cuando llegamos a un barrio con tanta violencia pensamos en un comedor para los niños, luego vimos que no era suficiente y construimos una escuela. ¿Pero cómo se hace cuando los niños vienen sin haber desayunado? Y luego cuando salen van a lugares donde hay violencia… Entonces adaptamos todo: vienen a la escuela, van a clase, desayunan, siguen lecciones, almuerzan, hacen deporte y por la tarde se regresan a sus casas.

Este barrio después de 30 años ha cambiado, hasta el punto de que lo han elevado a una categoría superior, y ahora nos encontramos en dificultades porque los impuestos han aumentado significativamente, antes era categoría 5, ahora pasó a categoría 3 y por lo tanto no podemos mantenerlo. ¿Qué se hace? ¿Se lo entregamos a la diócesis o cambiamos de barrio para trabajar? Necesitamos reflexionar sobre estas cosas.

¿Cuántos sacerdotes son en la orden?

–Somos 147 sacerdotes, 7 diáconos, 5 consagrados solemnes, una veintena de teólogos de primera profesión, además de novicios y aspirantes, en su mayoría de México y Brasil.

En Argentina hay mucha devoción a San Caetano como patrón del pan y del trabajo, ¿por qué?

Es una devoción que nació casi espontáneamente gracias a Mamá Antula. Ella fue quien la trajo al convento donde comenzaron. Allí construyeron una capilla y a este lugar llegaba el tren que venía a Buenos Aires desde el interior del país, y cuando la gente se bajaba pensaba que encontraría trabajo y allí estaba la estatua de San Cayetano. Dios usa medios impensables.

¿Hubo dificultades particulares en algunos países?

–Tuvimos una presencia maravillosa en algunos países de los que fue necesario salir por razones de guerra o porque no se podía llegar, en Asia, en el Cáucaso, en Armenia, en África. Aunque ahora estamos recibiendo invitaciones de estos lugares y escuchando la voz del Espíritu, porque algunos hermanos sienten el deseo de ir a otras culturas y están abriendo su corazón. De hecho estamos en Occidente, pero no en Asia o África. Y probablemente tendremos una rama misionera ‘ad gentes’ como se dijo en el Concilio Vaticano II. Estamos en discernimiento. Aunque aquí en Europa necesitamos reevangelizar, la voz del Espíritu no se cansa y abre nuevas puertas.

El autorHernan Sergio Mora

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