Evangelización

Davide Prosperi: «La gran enseñanza de Don Giussani fue devolver a Dios a la vida»

La Fraternidad de Comunión y Liberación vive el centenario del nacimiento de Luigi Giovanni Giussani como “una mirada hacia adelante" y con la tarea de "devolver a Dios a las pantallas de nuestras vidas".

Maria José Atienza·31 de marzo de 2022·Tiempo de lectura: 5 minutos
Davide Prosperi giussani

Traducción del artículo al inglés

El próximo 15 de octubre se cumplen 100 años del nacimiento de Luigi Giovanni Giussani, fundador de Comunión y Liberación. El movimiento, que nació en los años 60 en Italia, está presente en unos noventa países en los cinco continentes.

Tras la muerte de Don Giussani en 2005, el sacerdote Julián Carrón estuvo al frente de Comunión y Liberación, una tarea que desempeñó hasta el 27 de noviembre de 2021. Desde la renuncia de Carrón, Davide Prosperi es el presidente ad interim de la Fraternidad de Comunión y Liberación. Este químico milanés de 50 años, casado y padre de 4 hijos es profesor titular de Bioquímica y director del Centro de Nanomedicina de la Universidad Bicocca de Milan, y era, desde 2011 vicepresidente de la Fraternidad de Comunión y Liberación.

Comunión y Liberación, que se define como “una propuesta de vida y para la vida”, vive este centenario como “una mirada hacia adelante, porque la vida de don Giussani ha generado un río de historia que continúa y da siempre nuevos frutos” en palabras de Prosperi, que no esconde las dificultades o “podas” que puedan atravesar en su camino los miembros de esta Fraternidad.

¿Cómo está viviendo la familia de Comunión y Liberación este centenario?

– Como una ocasión dada por Dios para agradecerle el gran don de la persona de don Giussani y todas las gracias de inteligencia y de corazón que ha recibido.

No es una mirada hacia atrás, sino hacia adelante, porque la vida de don Giussani ha generado un río de historia que continúa y da siempre nuevos frutos.

Ciertamente, como todo árbol, también los que crecen en el suelo de la Iglesia son podados por el Espíritu para que puedan rejuvenecer continuamente y abrirse a nuevas estaciones de la historia.

Este año será una oportunidad para profundizar en la enseñanza de don Giussani y en el método de vida que enseñó y aportó al mundo con su propia existencia.

Fechas como esta son, para las instituciones de la iglesia, un momento para “volver a sus orígenes” y traer al presente los carismas fundacionales. En este sentido, ¿cuáles son los puntos clave del carisma de D. Luigi Giussani que se quieren impulsar en estas celebraciones?

– En primer lugar, la concepción original de la fe que nos transmitió. La fe como respuesta del hombre al acontecimiento de la gracia de Cristo que nos alcanza y transforma nuestra existencia desde dentro. Nos llega a través de otros hombres y mujeres que nos impactan y fascinan con sus vidas luminosas y prometedoras.

En segundo lugar, este año será también una ocasión para releer las numerosas obras nacidas del corazón de don Giussani, todas ellas en ayuda del hombre, todas ellas significativas para nuestra vida actual, porque contienen una promesa de vida que no termina y que nos une a otros hombres nuestros hermanos en un camino hacia Dios.

La participación en la cultura, la educación, el diálogo con la sociedad, etc., forman parte de la esencia de Comunión y Liberación. En un mundo que parece oponerse a la cosmovisión cristiana. ¿Cómo desarrolla esta tarea Comunión y Liberación?

– Cristo está siempre vivo porque ha resucitado, y siempre, en cada momento, se dirige al corazón del hombre, a través de otros hombres, para que el corazón y la mente de nuestros hermanos descubran la promesa de vida y felicidad que la encarnación del Hijo de Dios trajo a la tierra.

Ya sea a través de las relaciones personales o de la implicación en la vida comunitaria, o a través del acercamiento a las obras de cultura, de caridad o de misión, todo ello forma parte de la vida cristiana y del don que nos trajo don Giussani.

En este sentido, lo que se nos ha comunicado es una pasión por Cristo que se convierte inmediatamente en una pasión por el hombre, no sólo por la «humanidad», sino por cada ser humano. De aquí nace la pasión educativa, el corazón de la propuesta cristiana que a través del encuentro con don Giussani y con el movimiento nacido de él nos ha conquistado y se ha convertido en una verdadera y propia vocación para cada uno de nosotros.

Comunión y Liberación, hoy

¿Cómo definiría la labor de los miembros de Comunión y Liberación hoy: sus desafíos y oportunidades?

– Debemos ayudarnos unos a otros a devolver a Dios a las pantallas de nuestras vidas. Una vida sin Dios es una vida sin futuro, sin perspectivas, pero también sin profundidad en el aquí y ahora.

Una vida sin Dios significa una vida sin la posibilidad de trascender las circunstancias aceptándolas, pero también encontrando en ellas una llamada a seguir adelante. Devolver a Dios a la vida, ésta fue la gran enseñanza de don Giussani.

Descubrir que Dios no es nuestro enemigo, nuestro adversario, sino que es el origen de nuestra existencia, de las promesas de bien que están enterradas, más o menos ocultas, en nuestro corazón y que pueden llevar nuestra personalidad humana a su verdadera plenitud.

En segundo lugar, mostrar que la vida cristiana no es la vida de un individuo en relación con Dios, sino que es la vida de una comunidad presente en la historia que se ofrece como lámpara en la montaña o como sal en la tierra para iluminar y animar toda la existencia.

El renacimiento del ego y el renacimiento de la experiencia comunitaria son los dos polos de la vida cristiana, que se alimentan mutuamente. Sin un «yo» consciente y verdadero, la vida comunitaria no sería más que una experiencia social sin raíces. Sin la expresión social, la vida del ego no encontraría ninguna posibilidad de expresión ni de alimentación.

Tras unos años en los que la pandemia ha cancelado encuentros tan asentados como el de Milán o, en España, el Encuentro Madrid. ¿Cómo se ha mantenido este espíritu de diálogo y encuentro personal “con todo en contra”?

– La pandemia y la guerra actual pueden encerrarnos en nosotros mismos, hacernos sucumbir bajo el miedo, bajo la impresión de que la existencia no tiene futuro, que las relaciones fracasan, que las promesas son ilusorias. O, por el contrario, si somos ayudados por nuestros hermanos y por la vida de la Iglesia, por la enseñanza del Movimiento y por el testimonio de don Giussani, podemos abrirnos y ser los primeros testigos de una esperanza que sabe atravesar las circunstancias del presente, que sabe vencer el mal, que sabe participar en la victoria de Cristo, que sabe mostrar a nuestros hermanos los caminos del bien y de la verdad.

Renuncia de Carrón y nueva etapa

Este centenario viene en un momento nuevo para Comunión y Liberación. La actualización de las normas relativas al gobierno de las asociaciones de fieles en junio dio lugar a la renuncia de D. Julian Carrón y su entrada como presidente interino. ¿Cómo están llevando este proceso?

– Debemos caminar hacia adelante, reconociendo todo lo bueno que se ha escrito en estos setenta años de historia del Movimiento, agradecidos a Carrón por haber podido recoger el testigo de una obra tan grande e impresionante para la historia de la Iglesia y de los hombres, y al mismo tiempo saber diseñar nuevas formas de responsabilidad y presencia en la sociedad.

Tengo la absoluta confianza de que este camino es posible en obediencia al Papa y a los Pastores de la Iglesia, que nos piden que hagamos este paso, dando razón a la esperanza de don Giussani de haber generado por el Espíritu un acontecimiento que se prolonga en el tiempo.

Tengo la absoluta confianza de que este camino es posible en obediencia al Papa y a los Pastores de la Iglesia, que nos piden que hagamos este pas

Davide Prosperi. Presidente ad interim de comunión y Liberación

¿Cómo se dibuja el futuro de Comunión y Liberación?

– El futuro está en manos de Dios; a nosotros nos corresponde ser oyentes alegres y apasionados de la voz de don Giussani y ser creadores de formas de vida capaces de acoger el grito de la humanidad.

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