Hasta tal punto es relevante la catequesis del Papa sobre los ancianos, que el Santo Padre decidió celebrar el pasado año la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. Este año será el 24 de julio, cerca de la fiesta de San Joaquín y santa Ana, abuelos de Jesús, con el fin de no olvidar ‘la riqueza de custodiar las raíces y transmitir’ a los jóvenes la experiencia de vida y de fe que sólo pueden dar ellos.
Se trata de una iniciativa del Año ‘Familia Amoris laetitia’, coordinado por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, que organiza este EMF 2022, y que ha invitado al matrimonio Álvaro Medina y Rosario García a exponer su testimonio en Roma.
Fue precisamente Álvaro Medina, como presidente del Movimiento Vida Ascendente, quien presentó hace un mes en Madrid, junto al obispo de Canarias, Mons. José Mazuelos, presidente de la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida, el documento ‘La ancianidad, riqueza de frutos y bendiciones’, en la sede de la Conferencia Episcopal Española (CEE). Una presentación de la que informó con amplitud Omnes.
Ahora conversamos con él, en vísperas de su intervención en el Encuentro de las Familias. Álvaro Medina, perteneciente a la diócesis de Getafe adelanta, sin desvelar sus historias: “Nunca hay que desfallecer en el apostolado. Lo contaremos en Roma”.
¿Su mujer forma parte del Movimiento Vida Ascendente?
̶ Mi mujer, María del Rosario, es la que manda en mi casa, en el Movimiento no tiene cargo, aunque hablará conmigo en Roma.
¿Qué le gustaría comentar en primer lugar? Quizá algo del EMF 2022 en Roma, o en España.
̶ Mimujer y yo hemos sido invitados por el Vaticano para dar un testimonio en el X Encuentro Mundial de las Familias, en Roma, y lo haremos así el día 23 de este mes de junio. Sé que hay algún otro matrimonio de España, pero no vamos juntos. A lo mejor nos vemos en el avión.
Ha sido directamente el Vaticano quien ha contactado con nosotros, quizá a través del Dicasterio de Laicos, Familia y Vida de Roma, con el que tenemos relación lógicamente por Vida Ascendente. De ahí habrá surgido nuestro nombre, y la llamada a nosotros fue directamente de los que organizan el encuentro. Intervenimos, si no hay cambios, de 12,30 a 13,30 de la mañana.
¿Se puede conocer un pequeño adelanto?
̶ El tema sobre el que vamos a hablar gira en torno a una preocupación latente en las personas mayores, que es cuando alguno de nuestros hijos o nietos no siguen el camino de la fe. Y se produce un poco de desesperación y de desilusión cuando ves que eso ocurre.
Tenemos un par de historias en nuestra familia en las que se ve claramente que nosotros tenemos la obligación de poner la semilla, pero quien la hace crecer a su debido tiempo es el Señor.
Vamos a contar dos historias, una mi mujer y otra yo, sobre dos hechos que han ocurrido en la familia, y que muestran que nunca hay que desfallecer en nuestro afán de hacer el apostolado dentro ó fuera de la familia, pero especialmente dentro de la familia.
Lo contaremos en Roma.
Tenéis dos hijos, ¿verdad?
̶ Sí, tenemos un hijo y una hija. Mi hijo está casado, tiene 4 hijos, y ahora demás cuida al hijo pequeño de su hermana. Mi hija está divorciada, tiene cuatro hijos, las dos mayores son bastante mayores, el tercero vive con su padre, y el pequeño vive con mi hijo.
Mi hija, el 12 de agosto hará 4 años, sufrió un aneurisma en la cabeza, que le ha generado secuelas importantes, psíquicas y físicas, aunque gracias a Dios va superando ciertas dificultades, pero está muy limitada. Vive en casa, la cuidamos, y la llevamos todos los días a rehabilitación, pero lógicamente el cuidado de ella día y noche corresponde a nosotros.
Las orientaciones para la pastoral con mayores
¿Puede recordar algún rasgo del documento sobre la ancianidad que han presentado en la CEE?
̶ Se trata, como indica el documento, de un conjunto de orientaciones para la pastoral del mayor. Lo más relevante, a mi modo de entender, es la necesidad que hay en la Iglesia y en la sociedad de reconocer al mayor como es en realidad. Porque se le va estigmatizando, se le va considerando algo que casi llega a ser molesto, y es un error gravísimo, porque llegar a viejo no es una desgracia, es una gracia.
Llegar a mayor es un regalo de Dios, y tiene sus frutos. Si uno se para dos segundos a reflexionar, se da cuenta sin necesidad de tener mucho conocimiento.
Háblenos de esa reflexión y de la parte espiritual.
̶ La condición del ser humano, básicamente, se compone de tres partes. Una parte, la física: otra parte, la intelectual; y una tercera, la espiritual. Tanto en la física como en la intelectual, el cuerpo se va fortaleciendo con el paso del tiempo, y llega a su cúspide, según cada persona a una edad.
Lo mismo pasa con el cerebro, el conocimiento se va adquiriendo con el tiempo, la inteligencia se va ejercitando, y llega un momento en que el cuerpo y el cerebro, la inteligencia, declinan, decaen.
Sin embargo, la parte espiritual jamás decae. Al revés, a medida que pasa el tiempo, uno va teniendo más ocasiones de ser consciente de que el Señor está con nosotros, el espíritu se fortalece, la fe se fortalece, y llegado a una edad avanzada, lo que tienes es un espíritu con una fe probada. Y esa riqueza hay que verla desde de la realidad de la vida.
Si la realidad de la vida es que hemos nacido del amor de Dios y tenemos como destino llegar a los brazos del Señor, el camino de la vida es el camino de la fe. Si el camino de la fe, cuando se encuentra en su plenitud, precisamente, es cuando tiene muchos años, al mayor habrá que mirarlo desde ese punto de vista.
Usted subraya con fuerza el camino de la fe.
̶ Sí. Parece que los mayores estamos considerados como algo que quedó detrás. Sin embargo, en el camino de la fe, es lo contrario. Los que vamos delante, simplemente porque hemos nacido antes y hemos vivido más años, los que vamos por delante, el futuro del camino de la fe, lo llevamos los mayores.
De vez en cuando, cuando miro a mi biznieta, porque tengo una biznieta, en ella veo el futuro de mañana. Pero si ella, cuando tenga suficiente conocimiento, quiere ver el futuro de su vida en la fe, tendrá que mirar hacia sus bisabuelos. Luego el futuro de la realidad de la vida, de la auténtica razón de vivir, es el camino de la fe.
Si miramos así a los mayores nunca podremos que es un material de desecho, como tantas veces nos recuerda el Papa Francisco, y como tanto se empeña la sociedad, en descartar al mayor. Es todo lo contrario. Luego en este argumento de la pastoral, lo primer es visibilizar la realidad del mayor. Que sí, que luego tendrá problemas físicos, o psíquicos, pero son propios de la edad. Eso forma parte de la realidad del mayor.
Luego está que el mayor deba ser agente de pastoral, es decir, participe en el desarrollo de la sociedad y de la Iglesia, con su actividad, y en otros casos será receptor de esa pastoral, por sus propias necesidades naturales.
Visibilizar al mayor, primero nosotros mismos
Luego el primer objetivo del documento es visibilizar al mayor. Primero con el mayor. Porque cuando hablamos nosotros mismos, los mayores, hablamos del mayor como si fuera un tercero: nadie es mayor… En el Camino Ascendente todos somos mayores, pero cuando habla un mayor, se refiere a ellos en tercera persona. Nos hemos contagiado en este defenestrar la imagen del mayor, lamentablemente. Luego al mayor también hay que ayudarle a verse a sí mismo.
Recuerdo muchos encuentros, cuando voy a visitas, asambleas, etc., por España, y cuando me refiero a los mayores, me miran como diciendo: ¿De verdad están hablando de nosotros? Pues claro que sí. En esos gestos de cariño que tenéis con vuestros seres queridos, con vuestros hijos, con vuestros nietos, donde no dudáis ningún momento en dejaros lo que sea preciso por el cariño que les tenéis, ése es un ejemplo de la fortaleza de vuestro espíritu.
Hijos, nietos, vecinos, amigos, eso gestos sencillos de amor son el testimonio fiel de que ese milagro de la vida se está dando generosamente entre vosotros.
Pero como lo hacéis de manera tan natural, no le dais el valor que tiene. Y lo tiene. Pues ése es el primer objetivo del documento. Visibilizar al mayor.
Los ejemplos sencillos del Evangelio
El mayor es un tesoro, no una carga. Eso lo ha dicho usted.
̶ Hay un ejército de mayores que hemos permanecido en el camino de la fe. Pero es que esperamos el milagro de que se abra el cielo en dos y baje el Espíritu Santo en forma de paloma.
El Señor en los Evangelios nos recuerda a esas personas sencillas, aquella mujercita en el templo que echaba su última monedita, y la ponía como ejemplo; aquel que se consideraba indigno de estar delante del Señor, en su humildad, junto al fariseo, que estaba dando gracias por la suerte que tenía de ser como era… Nos los pone delante el Señor. Que el cielo está en la tierra, representado clara y sencillamente por esos amores sencillos del santo de la puerta de al lado, que dice nuestro querido Papa.
Los datos señalan que en torno a un 20 % o más de la población española tiene más de 65 años.
̶ La tendencia es a seguir creciendo. La expectativa de vida es cada vez más longeva, y la natalidad, por desgracia, es cada vez más escasa. Por lo tanto, la participación porcentual de los mayores en nuestro país cada día es mayor y tiene más peso. Eso son estadísticas que están al alcance de cualquiera.
Junto a este asunto, en el documento se refieren a la soledad. En algunos casos es elegida, pero en otros es sobrevenida. ¿Hemos dejado algo solos a nuestros mayores, durante la pandemia, por ejemplo?
̶ La soledad tiene muchosmatices, pero es cierto que en ocasiones va ganando terreno paso a paso. Cuando uno termina su vida laboral, afronta una vida nueva. Donde estabas acompañado por una actividad concreta, la has perdido y afrontar una etapa nueva, en la que casi todo es nuevo.
Primera compañía que tienes. Segunda compañía, los compañeros de viaje, la mujer, el marido, los familiares, los amigos, se van quedando en el camino, y va acuciando más la soledad. Lo que pasa es que no se percibe de golpe. Va comiendo terreno poco a poco.
Otra es el avance de la ciencia y las tecnologías modernas en la sociedad. A la velocidad que van, los mayores nos vamos quedando al margen, y lo vamos viendo con todo lo que tiene que ver con la digitalización de las cosas. Te vas apartando de la dinámica normal de la vida anterior, y de la sociedad actual. Luego la soledad tiene todos esos matices. Además, cuando llega a ser profunda, es decir, cuando la capacidad física no te permite valerte, tienes que terminar en manos de un cuidador, o en una residencia, ahí es mucho más aguda. La soledad es quizá el peor de los males dentro de la sociedad actual.
Dos palabras sobre un tema incómodo, las residencias…
̶ Las residencias son centros donde pueden atender a los ancianos de un modo que no podemos hacerlo, por diversas razones y circunstancias. Pienso que deberían considerarse como la antesala de la gloria. Y por tanto deberían ser el mejor lugar posible para quien llegue a ella. No es tarea fácil, pero si no se tiene esa conciencia, es tarea imposible. Luego hay que alentar a los familiares que se ven en esa necesidad, llevar a un ser querido a una residencia, que busquen esos centros donde el trato a sus seres queridos tenga consideración. Que no les lleven a cualquier lado, ni porque está cerca ni por lo que sea. Que tengan la consideración de exigirse a sí mismos en la selección de sitios, y exigir al sitio en el que atiendan a esa persona como se merece, como persona digna de todo el respeto y persona que está en la antesala de la gloria.
Los abuelos, los mayores, han sido y son una red social en las crisis, para hijos, nietos, hermanos… Cuidarles tendría que ser un deber de toda la sociedad. ¿Qué me puede decir?
̶ No hace falta ir muy lejos. Pregúntale a cualquiera si sería posible que se sostuviera la dinámica de la sociedad en nuestro país sin los abuelos. No podría ser. ¿Quién cuida de los nietos? ¿Quién asiste a los hijos cuando les falta el trabajo? ¿Quién está pendiente de ellos? No hace falta realizar muchas cuentas. No es viable.
La verdad es que muchas veces el Señor nos hace mirar al cielo a través de las lágrimas. Pero qué hermosura es cuando uno, dentro de esta dureza, ve la compañía del Señor. Sin Él sí que no tendrá sentido la vida. Todo lo que estamos hablando, si sacamos del escenario del razonamiento al Señor, somos incapaces de razonar. Nos perdemos. La razón no razona si no tiene en cuenta todos los factores que componen la realidad, y el principal de los factores es la presencia de Dios.
Álvaro Medina está con las luchas diarias de cada día, la rehabilitación de su hija, etcétera, pero escucharle es un placer que da alas. No le hemos logrado sacar nada de su intervención en Roma, junto a su mujer, en el EMF, así que habrá que escucharle. Es el jueves 23, a media mañana.