Evangelización

De la Llama: «Corremos riesgo de leer el Evangelio como si se tratara de una historia que ya conocemos»

Entrevistamos a Alfonso de la Llama, autor de un libro divulgativo para conocer la figura de Jesucristo a través de los evangelios.

Javier García·6 de agosto de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos

Alfonso de la Llama

Alfonso de la Llama es un biólogo con dos profesiones. Por un lado, ha impartido clase de biología y de religión a adolescentes durante años. También es un ambientalista dedicado con empeño a la erradicación de plagas y especies invasoras. Nunca se ha dedicado a escribir, pero, al llegar a los 60 años, ha sentido la necesidad de acercar la figura de Jesucristo a los que no lo conocen. La sorpresa ha sido que Planeta ha publicado su libro sobre el Evangelio de san Mateo con uno de sus sellos, Universo de letras. 

¿Qué crees que tiene el libro para que una editorial tan relevante haya decidido publicarlo? ¿Con qué perspectiva lo has escrito?

El Evangelio ha iluminado el pensamiento, el arte, las costumbres de occidente, aportando durante estos siglos igualdad y libertad a la sociedad. La editorial lo sabe. Pensar que no está de moda es como afirmar que la sabiduría ya no tiene interés para nadie.

Dices en el libro que durante mucho tiempo leíste la Sagrada Escritura con superficialidad. ¿Qué fue lo que te hizo darte cuenta de que era así? ¿Tiene algo que ver ese despertar tuyo con lo que tratas de transmitir a tus lectores?

Corremos riesgo de leer el Evangelio como si se tratara de una historia que ya conocemos. Paulatinamente, te das cuenta de que no es así. San Josemaría enseña la importancia de formar parte de las diversas escenas. Cada uno puede vivirlas y meditarlas una y otra vez, a su manera, la que Dios le muestre. 

¿Cómo crees que es la formación bíblica de los creyentes españoles? Me refiero a los practicantes. 

Gente muy preparada ha profundizado serenamente en la biblia, la conoce a fondo. A otros, a la gran mayoría, se nos puede definir como personas que estudiamos un idioma para salir del paso, sin intención de aprenderlo; leemos los prospectos cuando empiezan los problemas, una vez que nos sentimos mal. 

¿Qué recomiendas para formarse más en temas bíblicos?

La inclinación por formarse bien es muestra de sabiduría. El Antiguo Testamento está sembrado de maravillosas historias, las parábolas de Jesús, narradas desde un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Nadie, como Él, sabe lo que los hombres necesitamos en cada momento, quiere intimar con nosotros, que se lo preguntemos. Sabios y santos a lo largo de los siglos han contemplado las lecturas de la Misa de modo admirable. Meditarlas cada día puede ser un buen comienzo. Raras veces se percibe como algo apasionante, enriquecedor, es una verdadera lástima.  

¿Podrías poner un ejemplo concreto para entiender porqué le interesa formarse más? 

Va un ejemplo. Pensemos en la escena de la hemorroísa. La sociedad judía era muy exigente en algunos puntos: excluía a los leprosos, discriminaba a los pecadores, aislaba a los que consideraba impuros. Muchos fariseos simulaban ser perfectos, ocultaban sus pecados. Como el famoso que, cuando es entrevistado, afirma que su mayor defecto es ser demasiado generoso.

La situación de la hemorroísa no se puede ocultar. Padece una enfermedad que la avergüenza y aísla de los demás, probablemente tenga su origen en complicaciones durante el parto. No hay compresas ni pañales. Cada vez que se levanta del asiento, su flujo de sangre se hace evidente a todos, sin que pueda disimularlo. Cuando acaricia a su hijo pequeño este queda contaminado. Los niños son crueles y se burlan, no quieren jugar con él. Los fariseos recuerdan una y otra vez a su marido que no pueden mantener relaciones. ¡Pobre mujer!, lleva doce años sin poder entrar a la sinagoga. Es casi una apestada.

Confundida entre el tumulto, empuja a todos hasta lograr su objetivo, ha recibido mucha caña en ese trance y piensa ¡que se fastidien! Siente gran respeto por Cristo, por eso convencida de que vuelve impuro cuanto toca, sólo se atreve a rozar el borde de su manto. Ese mínimo contacto le sana de su mal. Al contrario de lo que creen los fariseos, nadie puede manchar a Dios. El resto de la historia, ya la sabemos.

Ahora imaginemos lo que supone, para un cristiano, recibir la comunión con semejante fe.

Tu libro acerca el Evangelio al día a día de las personas. ¿Tienen algo que decir esos relatos al hombre del siglo XXI?

El mensaje evangélico nunca pasará de moda, el lenguaje de la sociedad cambia continuamente con los años. Ha sido publicado hace pocos meses, es pronto para hacer una valoración extensa. He intentado huir de todo tecnicismo, pedantería. Está escrito para gente sencilla de diversas edades, padres y madres de familia de toda condición. El comentario común ha sido: ¡los ejemplos son tremendamente actuales, es de lectura fluida y agradable! 

¿Hay aspectos del Evangelio que se puedan comprender mejor con una sencilla reflexión?

En una escena se anima a vender cuanto uno tiene para comprar el campo que esconde un tesoro. Uno puede pensar, ¿en qué entidad bancaria se hace el cambio de divisa terrenal por la celestial? ¿Alcanzará lo que tengo para comprarlo? ¿En qué consiste el esfuerzo? ¿Merecerá la pena? 

En realidad, se trata de encauzar todo lo que hacemos hacia la maravillosa meta que Dios nos ofrece, cada uno según sus circunstancias. No se puede interpretar literalmente.

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