Evangelización

Miró i Ardèvol: «La prensa y los partidos políticos marginan el 99% de los casos de abusos»

El autor sostiene que la Iglesia ha sido utilizada como chivo expiatorio en el tema de la pederastia y critica la falta de atención política y mediática hacia los abusos en otros entornos.

Javier García Herrería·20 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 4 minutos
josep miro i ardevol

Josep Miró i Ardèvol es un destacado político e intelectual español con una amplia trayectoria en la defensa de los valores cristianos y el análisis de cuestiones sociales. Fue consejero de Agricultura de la Generalitat de Cataluña y concejal del Ayuntamiento de Barcelona en tres legislaturas. En 2002, fundó la asociación e-Cristians y, en 2004, el portal de noticias Forum Libertas. En 2008 fue nombrado miembro del Consejo Pontificio para los Laicos.

Su compromiso con la promoción de los valores cristianos y su labor en la investigación de desafíos sociales contemporáneos le otorgan una perspectiva autorizada para abordar temas como los abusos sexuales en la Iglesia católica. Acaba de publicar «La pederastia en la Iglesia y la sociedad«, un profundo análisis sobre las investigaciones llevadas a cabo en España.

En su obra sostiene que la Iglesia católica ha sido convertida en chivo expiatorio con el tema de la pederastia. ¿Qué le hace pensar que eso es así? 

    – Los datos, los hechos, la realidad. Al considerar los últimos ochenta años, período que incluye el mayor número de casos de abusos cometidos por personas vinculadas a la Iglesia, incluidos los de condición laical, se observa un «pico» concentrado entre las décadas de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Sin embargo, incluso en ese punto más alto, los abusos atribuibles a estas personas representan menos del 1% del total, llegando incluso a situarse por debajo del 0,5% en este siglo, especialmente en las últimas décadas.

    En 2023, los casos registrados por la Iglesia, algo más de 9.000, son marginales y continúan una tendencia decreciente, situándose muy por debajo de cualquier otro ámbito social, donde las cifras han aumentado notablemente. En los últimos siete años, los casos en la sociedad general se han duplicado, mientras que en el ámbito católico se han reducido a cifras mínimas.

    No tiene ningún sentido utilizar a la Iglesia como chivo expiatorio ni focalizar en ella este grave problema mientras los gobiernos y otras instancias estatales mantienen una actitud pasiva, sin abordar con decisión las respuestas necesarias.

    Según los datos que presenta, la mayoría de los abusos ocurren en entornos familiares y educativos. ¿Por qué cree que estos casos reciben menos atención mediática y política?

      – No lo sé con certeza porque solo se trata de hipótesis, pero la evidencia está en no querer abordar este crimen. Un año antes de que el Congreso acordara centrar la atención únicamente en personas vinculadas a la Iglesia, fue derrotada una propuesta de Esquerra Republicana que pedía investigar el conjunto del sistema escolar, algo que sí tenía sentido jurídico —no era constitucionalmente discriminatorio, como sí lo es lo que se ha hecho con los católicos— y que, además, abordaba cuantitativamente un problema evidente y conocido. Esta propuesta fue rechazada.

      ¿Por qué no se investigó el sistema escolar, pero sí a la Iglesia? Los partidos y el Gobierno deberían explicarlo. Quizá así conoceríamos algo sobre los motivos de esta inacción, que además resulta escandalosa si se compara con la cantidad de medios y atención política y mediática dedicada a los abusos sexuales contra mayores de edad, cuando en realidad el grupo con mayor prevalencia en este tipo de delitos es el de menores entre 14 y 17 años.

      Para apuntar una hipótesis, creo que existe cierto paralelismo con prohibir o restringir la prostitución: hay tantos sujetos afectados que la clase política prefiere mirar hacia otro lado para evitarse problemas.

      ¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la percepción pública sobre los abusos sexuales a menores?

        – Son decisivos. Ellos y los partidos políticos, el propio Defensor del Pueblo son responsables de la marginación de más del 99% de los casos de abusos y su fijación malsana en menos del 1%.

        ¿Qué medidas considera esenciales para combatir la violencia sexual contra menores de manera efectiva y sin sesgos ideológicos?

          – Primero, obviamente, está pendiente aquello que pedimos sin éxito al Defensor del Pueblo: un estudio sobre la situación y su dinámica a partir de los datos disponibles en el Ministerio del Interior y de las estadísticas sobre sentencias judiciales, así como un buen conocimiento derivado de ellos sobre los escenarios y ámbitos más afectados.

          A partir de ahí, y con las adaptaciones necesarias, considero que el modelo global más completo y verificado con éxito, que une prevención, intervención, acción penal y reparación, es el que aplica la Iglesia católica. En contra de los bulos informativos, es la institución que más y mejor ha actuado en este terreno. El Estado podría aprender mucho de ella.

          Dicho lo anterior, también considero necesario subrayar que, si esta sociedad, que vive obsesionada con la realización del deseo y especialmente con el deseo sexual como único hiperbien, no cambia radicalmente esta orientación —fundamento esencial de la sociedad desvinculada—, incluso con medidas acertadas será difícil encontrar una solución razonable.

          Algunos podrían argumentar que su libro minimiza los abusos dentro de la Iglesia. ¿Cómo responde a esas críticas? 

            – Decir eso sería una inversión total de la realidad. Minimizar, en el sentido de restar importancia a un hecho, es precisamente lo que ocurre en nuestra sociedad con los abusos sexuales a menores, que muchas veces parecen invisibles a pesar de que las estadísticas indican más de 25 casos diarios, y eso es solo la punta del iceberg. Eso sí es minimizar. Reflejar esta problemática en su verdadero contexto es todo lo contrario, es presentar la verdad.

            En su opinión, ¿qué países han manejado mejor la lucha contra los abusos? 

              – No creo que exista un modelo especialmente bueno de respuesta estatal, si bien considero que la decisión alemana de abrir una investigación sobre este problema que incluye todos los casos es un paso en el buen camino. La sociedad occidental tiene un problema estructural en esta cuestión, que una película, “El sonido de la Libertad“ expone con claridad y buen conocimiento de los hechos. Cuando una sociedad esta sexualmente perturbada, como la nuestra, los niños y adolescentes no están a salvo. 

              En España ha habido cuatro grandes investigaciones sobre la pederastia: El País, Para dar luz, el Defensor del Pueblo y la de Cremades. Con independencia de lo sesgadas, justas o rigurosas que hayan sido estos informes, ¿cree que la Iglesia hubiera investigado el asunto si no llega a ser por la presión mediática?

                –  Sí, en la medida que la Iglesia en España, debe seguir y acatar lo que establece la autoridad de la Santa Sede, y esta ha vendido disponiendo de medidas muy concretas, que en el libro trato con un cierto detalle. No hace falta que te rompan la cara parea decidir ir al gimnasio, normalmente basta con quererte sentir bien contigo mismo.

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