Educación

Enseñar la asignatura nueva de la fraternidad

La última "petición de oración" el Santo Padre la ha dedicado a los educadores, aquellos que cada día tienen en sus manos la posibilidad de realizar "un acto de amor que ilumina el camino" de los más jóvenes y que con su saber, compromiso y alegría al comunicarlo pueden ser verdaderos "creadores de comunidad", testigos creíbles.

Giovanni Tridente·23 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos
educación

Foto: Clase en Texas ©CNS photo/James Ramos, Texas Catholic Herald

El tema de la educación -y de los educadores- y su contribución a la mejora de la sociedad ha cobrado protagonismo en las últimas semanas gracias a la intención de oración que el Papa Francisco ha confiado a toda la Iglesia para el mes de enero a través de la Red Mundial de Oración del Papa.

Con esta iniciativa, a través de un vídeo mensual – «El vídeo del Papa»- , el Pontífice lanza un mensaje concreto sobre una de las realidades que en nuestros días necesitan el acompañamiento y la cercanía de todos los fieles, quienes, por ello, están llamados a rezar con esta intención específica durante todo el mes natural en el que se lanza el vídeo.

Una nueva asignatura

A los educadores el Papa dirigió una original propuesta: «añadir una nueva materia a la enseñanza la fraternidad», logrando combinar y armonizar bien «los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos» para ser escuchados con mucha más atención por las jóvenes generaciones.

Una referencia que ya había retomado el año pasado, cuando dirigiéndose a una delegación del Global Researchers Advancing Catholic Education Project explicó que la armonía educativa parte de «pensar lo que siento y hago», «sentir lo que pienso y hago», «hacer lo que siento y pienso».

La fraternidad es, en efecto, un tema central de este pontificado, que evidentemente tiene en cuenta la urgencia de reconducir nuestro mundo ensombrecido por conflictos de todo tipo, empezando por los que llevamos dentro y que exteriorizamos también con las personas más cercanas, hasta las guerras armadas como la que se desarrolla desde hace un año en Ucrania.

Visión profética

Evidentemente, el Papa Francisco llevaba tiempo viendo el futuro -quizá proféticamente- y no es casualidad que hace tres años ya decidiera escribir y entregar a toda la Iglesia Fratelli Tutti, su tercera encíclica. Un texto que a su vez había tenido como premisa fundamental el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común, firmado incluso un año antes, el 4 de febrero de 2019, en Abu Dabi junto al gran imán Ahmad Al-Tayyeb.

Esta vez el llamamiento es a los educadores -desde los que dedican su profesión al contacto directo con las futuras generaciones, pero también a los que educan como padres, abuelos o hermanos- para que unan sus esfuerzos para devolver la paz al mundo, empezando por una comprensión justa de la convivencia humana «que supere las incomprensiones y prevenga los conflictos», como escribe el propio Papa Francisco en la encíclica.

100 millones de educadores formales

Según datos de la propia Red Mundial de Oración, en el mundo hay casi 100 millones de «educadores formales» que imparten clases en escuelas primarias y secundarias o institutos universitarios, pero se trata de una función que, evidentemente, también está presente en muchos otros ámbitos de la vida cotidiana. Pensemos en líderes religiosos, párrocos, catequistas, líderes comunitarios, padres, voluntarios en organizaciones sin ánimo de lucro, entrenadores deportivos, consultores en empresas…

Evidentemente, la educación debe ir acompañada también de una gran capacidad de escucha y animada por la cultura del encuentro, porque al fin y al cabo debemos llegar a ser capaces de «acoger al otro como es, no como yo quiero que sea, como es, y sin juzgar ni condenar a nadie», como dijo Francisco en 2021 en una audiencia a los representantes de diversas religiones recibidos en el Vaticano.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica