La Semana Laudato si’ será la culminación del año especial que convocó el Papa el 24 de mayo de 2020, en el momento de cumplirse cinco años de la promulgación de la encíclica sobre el cuidado de la casa común, para “reflexionar sobre la encíclica”.
Además, la Semana Laudato si’ será un momento para pensar sobre lo que la pandemia del Covid-19 nos ha enseñado y preparar el futuro con esperanza. Para conocer los contenidos del evento, pueden consultar aquí.
En un breve videomensaje, el Papa Francisco comienza preguntándose: “Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?” “Renuevo mi llamado urgente a responder a la crisis ecológica. El clamor de la tierra y el clamor de los pobres no dan para más”. A continuación, el Santo Padre anima a todos: “cuidemos la Creación, don de nuestro buen Dios creador. Celebremos juntos la Semana Laudato si’. Que Dios les bendiga. Y no se olviden de rezar por mí”.
La Semana Laudato si’ 2021 está auspiciada por el Dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral y promovida por el Movimiento Católico Mundial por el Clima, en colaboración con Renova+, Caritas Internationalis, CIDSE, la Unión Internacional de Superiores Generales, la Unión de Superiores Generales, la Compañía de Jesús y la Oficina general de justicia, paz e integridad de la creación de los Frailes Menores, junto a otros colaboradores.
Oración para este año especial
En la convocatoria de este año especial, realizada el 24 de mayo del año pasado, el Papa Francisco invitó “a todas las personas de buena voluntad a unirse, para cuidar de nuestra casa común y de nuestros hermanos y hermanas más frágiles”. Y anunció una oración dedicada a este año, señalando que “será bello rezarla”. Es la siguiente:
“Dios amoroso,
Creador del cielo, de la tierra y de todo lo que hay en ella.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones, para que podamos ser parte de la creación, tu don.
Sé presente para los necesitados en estos tiempos difíciles, especialmente para los más pobres y más vulnerables.
Ayúdanos a mostrar solidaridad creativa para afrontar las consecuencias de esta pandemia mundial.
Haznos valientes para abrazar los cambios dirigidos a la búsqueda del bien común.
Ahora más que nunca, que podamos sentir que todos estamos interconectados e interdependientes.
Haz de tal modo que logremos escuchar y responder al grito de la tierra y al grito de los pobres.
Que puedan ser los sufrimientos actuales los dolores de parto de un mundo más fraternal y sostenible.
Bajo la mirada amorosa de María Auxiliadora, te pedimos por Cristo Nuestro Señor.
Amén.
Como es sabido, la encíclica papal, fechada el 24 de mayo de 2015, comenzaba así:
“Laudato si’, mi’ Signore” – “Alabado seas, mi Señor”, cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos: “Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba”.
“¡Es el momento de actuar!”
El pasado 22 de abril, el Papa publicó un videomensaje para sumarse a la conmemoración del Día de la Tierra, una fecha establecida por las Naciones Unidas con el fin de consolidar una conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, los seres vivos y el medioambiente que los rodea.
En el video, el Santo Padre señaló que desde hace tiempo la humanidad está tomando más conciencia de que la naturaleza “merece ser protegida”, aunque sea “por el hecho de que las interacciones humanas con la biodiversidad que Dios nos ha dado, deben hacerse con el máximo cuidado y con respeto”. “Cuando se desencadena la destrucción de la naturaleza es muy difícil detenerla», afirmó el Papa.
Enseñanzas de la pandemia
Asimismo, el Pontífice subrayó la importancia de cuidar la biodiversidad y la naturaleza, algo que en este tiempo de pandemia hemos aprendido mucho más:
“Esta pandemia nos ha mostrado lo que ocurre cuando el mundo se detiene, se pausa, aunque sea por unos meses. Y el impacto que esto tiene en la naturaleza y el cambio climático, con una fuerza tristemente positiva, ¿no? En otras palabras, hace daño”.
De igual modo, el Papa manifestó que la llegada del Covid-19, “que nos afecta a todos, aunque de forma múltiple y diversa», nos muestra también “que la naturaleza global necesita nuestras vidas en este planeta, a la vez que nos enseña más sobre lo que tenemos que hacer para crear un planeta justo, equitativo y ambientalmente seguro», informó la agencia oficial vaticana.
El Santo Padre añadió que este nuevo desafío global que supone la actual crisis sanitaria, nos enseña el valor de la interdependencia, “este compartir el planeta”.
Para el Papa, ambas catástrofes globales, la pandemia y la climática, “demuestran que no tenemos más tiempo para esperar. Que el tiempo apremia y que, como nos enseñó el Covid-19, sí tenemos los medios para afrontar el reto. Tenemos los medios. Ahora es el momento de actuar, estamos al límite”.
Francisco concluyó pidiendo a todos unidad para lanzar un llamamiento a los líderes del mundo con el fin de que «actúen con valentía, con justicia y para que digan siempre la verdad al pueblo, que la gente sepa cómo protegerse de la destrucción del planeta y cómo proteger el planeta de la destrucción que muy a menudo provocamos».
“La adversidad que estamos viviendo con la pandemia, y que ya sentimos en el cambio climático, debe espolearnos, debe empujarnos a la innovación, a la invención, a buscar nuevos caminos. No se sale igual de una crisis, se sale mejor o peor. Este es el reto, y si no salimos mejor parados, vamos por el camino de la autodestrucción”, añadió el Papa.
Reto y oportunidad, según Mons. Gallagher
En junio del año pasado, con ocasión de los 5 años de la encíclica Laudato Si’, el Secretario de Relaciones con los Estados de la Santa Sede, arzobispo Paul Richard Gallagher, dictó una conferencia en la presentación del documento “En camino hacia el cuidado de la casa común”, elaborado por la Mesa Interdicasterial de la Santa Sede sobre Ecología Integral.
“La pandemia del Covid-19 nos empuja aún más a hacer de la crisis socioeconómica, ecológica y ética que estamos viviendo un momento propicio para la conversión y para la toma de decisiones concretas e impostergables, como bien se evidencia en el texto que tenéis ante vosotros”, comenzó señalando Mons. Gallagher.
“Para ello, necesitamos una propuesta operativa, que en este caso es la ecología integral”, señaló. Y esta ecología requiere, a su juicio, una “visión integral de la vida para elaborar lo mejor posible políticas, indicadores, procesos de investigación e inversión, criterios de evaluación, evitando concepciones erróneas del desarrollo y el crecimiento”; y una “visión de futuro, que debe concretarse en los lugares y espacios donde se cultivan y transmiten la educación y la cultura, se crea conciencia, se forma la responsabilidad política, científica y económica y, en general, se actúa responsablemente”.
Esto representa, afirmó el arzobispo Gallagher, un reto exigente, pero también una oportunidad muy actual para “diseñar y construir juntos un futuro que nos vea unidos en la custodia de la vida que se nos ha dado y en el cultivo de la creación que nos ha sido confiada por Dios para que la hagamos fructificar sin excluir ni desechar a ninguno de nuestros hermanos y hermanas”.