Las entidades que conforman la iniciativa Iglesia por el Trabajo Decente han hecho público un manifiesto con motivo de la próxima celebración, el 1 de mayo, del Día Internacional del trabajo y la solemnidad de san José obrero.
En este manifiesto han querido destacar que la “crisis ha puesto de relieve la necesidad de un cambio de sistema productivo, basado en trabajos que aporten valor, sujetos de unas condiciones laborales dignas, y donde las personas estén en el centro”.
Tomando como ejemplo la figura de san José, de quien el propio Jesús aprendió el valor del trabajo, ITD ha subrayado “la importancia del trabajo como actividad humana que acrecienta la dignidad de cada persona y de sus familias”.
Aumento de inestabilidad laboral por el Covid
El impacto de la pandemia es uno de los factores que “ha acelerado los procesos que debilitan el derecho al trabajo, y empobrecen, precarizan y descartan a millones de trabajadoras y trabajadores, principalmente mujeres y jóvenes”.
Entre las consecuencias que el Covid ha tenido en las economías familiares y mundiales, estas entidades apuntan la destrucción de miles de empleos y los despidos en los que han terminado muchos de los ERTE, así como la ineficacia de “las medidas de protección social diseñada para paliar los efectos de la crisis que no ha llegado a las personas que más lo necesitan, como tampoco ha sucedido con el subsidio temporal previsto para las trabajadoras del hogar o el ingreso mínimo vital”.
Puntos de trabajo para un cambio de sistema
Por todo ello, Iglesia por el Trabajo decente ha en la necesidad de unirse en oración como Iglesia y “adoptar las medidas necesarias para conseguir que el trabajo decente sea una realidad accesible para todas las personas, con condiciones que permitan mantener una vida digna y una protección social que llegue a todas las personas que lo necesitan” a través de los siguientes puntos:
– Redefinir la idea del trabajo como actividad humana y configurar nuevas políticas –los cuidados, la reducción de la jornada laboral, etc.— que aseguren a cada persona trabajadora “alguna manera de aportar sus capacidades y su esfuerzo” a la construcción del bien común.
– Potenciar el trabajo con derechos, seguro, “libre, creativo, participativo y solidario” (EG 192) en cualquier relación laboral y para todas las personas, sin distinción de edad, sexo o procedencia.
– Garantizar el acceso a medidas de protección social para aquellas personas que no puedan trabajar o que sus condiciones laborales no les permitan llegar “a fin de mes”.
– Lograr el reconocimiento social y laboral de los empleos esenciales para la vida, con unas condiciones laborales dignas.
– Promover un diálogo con toda la comunidad política, sociedad e instituciones para configurar un nuevo contrato social basado en la centralidad de la persona, el trabajo decente y el cuidado del planeta.
– Impulsar la incorporación de la juventud al mercado laboral en una sociedad golpeada por una crisis sanitaria social y económica creando oportunidades reales de acceso al trabajo digno.