Ecología integral

Días clave en Glasgow, mientras crecen iniciativas ‘verdes’ en España

Mientras los avances en la Cumbre climática de Glasgow son tímidos hasta ahora, las calles de la ciudad escocesa han sido ocupadas por manifestantes reclamando “justicia climática”. En España, delegaciones diocesanas de cuidado de la Creación, como Toledo, Granada u Ourense, impulsan proyectos ecológicos.

Rafael Miner·7 de noviembre de 2021·Tiempo de lectura: 6 minutos
catedral gerona

Miles de manifestantes salieron ayer por las calles de Glasgow, donde tiene lugar la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), y otras ciudades de Gran Bretaña y del mundo, para exigir acciones contra el cambio climático en el contexto del Día Global de Acción por la Justicia Climática.

Las marchas se producen después de que numerosos jóvenes activistas medioambientales, entre ellos Greta Thunberg, la adolescente sueca de 18 años, y Vanessa Nakate, caminaran el viernes por Glasgow para protestar contra la inversión en combustibles fósiles y la incapacidad de abordar la crisis climática. Thunberg calificó la COP26 de “dos semanas de ‘bla, bla, bla’ por parte de los políticos”, y añadió que “esta Cumbre es igual que las anteriores y no nos llevará a ninguna parte”.,

Sin embargo, el enviado del presidente estadounidense, Joe Biden, para el cambio climático, John Kerry, señaló que hay “un mayor sentido de urgencia y enfoque” que nunca en las conversaciones de la COP26 , aunque reconoció ser “uno de los frustrados” por el ritmo de la acción climática.

Las negociaciones de la Cumbre concluirán previsiblemente el viernes 12 de noviembre con la adopción de algunas medidas, entre las que destaca el objetivo de limitar el incremento de la temperatura global del planeta en 1,5 grados centígrados de aquí a final de siglo. Una de las materias en la que se comienzan a observar avances son planes para frenar y revertir la deforestación. Los bosques son capitales en la captura de las emisiones de CO2, afirman los expertos.

Calentamiento

La primera COP se desarrolló en Berlín en 1995 y la última, en 2019, fue en Madrid. Antes, en 2015, se adoptó el acuerdo de París, que obliga a todos los países que se sumen al pacto a acometer recortes de sus emisiones de gases. El principal objetivo es que el aumento de la temperatura media del planeta no supere los dos grados centígrados, y en la medida de lo posible, 1,5 grados.

El mundo está ahora en un calentamiento de 1,1 grados, según los expertos que asesoran a Naciones Unidas, que señalan que los Estados no están en línea de cumplir los objetivos de París, y que los recortes de los gases de efecto invernadero son insuficientes.

Mensaje del Papa

Hace unos días, en un mensaje dirigido al presidente de la COP26, Alok Sharma, leído por el cardenal Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, ante los representantes de más de 200 países, el Papa Francisco recalcó la necesidad de “una acción urgente, valiente y responsable” si se quieren alcanzar los objetivos escritos en el Acuerdo de París de forma coordinada y responsable: ‘Son ambiciosos, pero no pueden retrasarse’, manifestó.

“Hay demasiados rostros humanos que sufren esta crisis climática: además de sus impactos cada vez más frecuentes e intensos en la vida cotidiana de muchas personas, especialmente de las poblaciones más vulnerables, nos damos cuenta que también se ha convertido en una crisis de los derechos de los niños y que, en un futuro próximo, los migrantes por motivos medioambientales superarán a los refugiados por conflictos”.

El Santo Padre se plantea en el mensaje si en la COP26 “realmente existe la voluntad política” de asignar con honestidad y responsabilidad, más recursos financieros y tecnológicos para mitigar los efectos negativos del cambio climático, así como para ayudar a las poblaciones más pobres y vulnerables, que son las que más sufren. Más aún cuando el mundo sigue enfrentando los estragos de una pandemia que azota a la humanidad desde hace casi dos años.  

“Participar en el desafío”

“La pandemia nos enseña que no tenemos alternativas: solo podremos vencerla si todos participamos en este desafío”, asegura el Pontífice, al recordar que, así como la post pandemia se debe afrontar unidos, “siguiendo el ejemplo de los errores cometidos en el pasado”, es posible hacer lo mismo para contrarrestar la crisis global del cambio climático. Hay que trabajar con una “profunda y solidaria colaboración entre todos los pueblos del mundo”, ha subrayado el Papa a la Cumbre.

Francisco asegura que “se trata de un cambio de época, un desafío de civilización para el que es necesario el compromiso de todos y, en particular, de los países con mayores capacidades, que deben asumir un papel protagónico en el campo de las finanzas climáticas, la descarbonización del sistema económico y de la vida de las personas, la promoción de una economía circular y el apoyo a los países más vulnerables para adaptarse a los impactos del cambio climático y responder a las pérdidas y daños causados por este fenómeno.”

Asistencia de los mejores científicos

¿Es alarmista hablar de ‘una crisis ecológica sin precedentes’, como señala el Vaticano, incluso el propio Papa Francisco? En mayo de este año, con ocasión de la Semana Laudato Si’, seis años después de publicarse la encíclica, Omnes entrevistó al padre salesiano Johstrom Issac Kureethadam, director de la Oficina de Ecología y Creación del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral en la Santa Sede.

El P. Kureethadam subrayó que “lamentablemente, hay quienes ven el cambio climático como una “conspiración” o piensan que es alarmista hablar de la crisis de nuestro hogar común. Este tema es algo muy desafortunado. La ciencia del clima ha crecido significativamente en las últimas décadas, y existe un consenso unánime entre la comunidad científica de que la actual crisis ecológica en el caso de las crisis climáticas y de biodiversidad se debe a las actividades humanas. En otras palabras, son de origen antropogénico. Yo mismo puedo decirlo como académico. En la redacción de Laudato Si ‘, el Papa Francisco contó con la asistencia de algunos de los mejores científicos del mundo, incluidos miembros de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano”.

Reforestación en Granada

En España son cada vez más numerosas las iniciativas que están poniendo en marcha las diócesis, en muchas ocasiones en colaboración con entidades administrativas y/o civiles.

Entre otras, a título de ejemplo, pueden citarse el convenio firmado entre el arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, y la Fundación Plant for the Planet, para la reforestación de parte del Monte de la Abadía del Sacromonte en Granada, la creación de la delegación diocesana Cuidado de la Creación en Toledo, o la iniciativa en Ourense de cambiar los contratos de la energía suministrada a una energía eléctrica de origen 100 % renovable con la instalación de placas solares en algunos edificios eclesiales.

En el caso de Granada, el objetivo de la reforestación se centra en generar y proteger la diversidad y belleza de sus montes en el paraje de la Abadía. Esta actuación consistirá en la plantación de 16.500 árboles (pinos, encinas, enebros y acebuches) en una superficie de 26,43 hectáreas.

Durante la firma del convenio, el arzobispo granadino expresó su satisfacción ya que esta iniciativa reavivará por completo el conjunto de la Abadía, además de responder a la preocupación actual del Papa Francisco por el cambio climático y la conservación del medio ambiente. El proyecto se ha realizado siguiendo las directrices de los servicios forestales de la Junta de Andalucía, ha sido diseñado por ingenieros de la Fundación Plant for the Planet, y fue supervisado por ingenieros de la Fundación Abadía del Sacromonte, encargados de gestionar la recuperación del conjunto.

Entre otros objetivos de esta reforestación, se incluye la compensación de la emisión de CO2 y la colaboración para generar un medio ambiente de mayor calidad para Granada desde su entorno periférico. Esta actuación tendrá efectos muy positivos en la lucha contra la erosión de algunas partes del Monte de la Abadía, cuyo suelo ha perdido mucha calidad en las últimas décadas.

Camino a Guadalupe

Por otro lado, en Toledo, la delegación diocesana para el Cuidado de la Creación ha ofrecido materiales para celebrar el Tiempo de la Creación, propuesto por el Papa Francisco. Javier Gómez Elvira, delegado diocesano para el Cuidado de la Creación, ha explicado que se trata de “un tiempo en el que el Papa nos anima a celebrar para seguir creciendo en la conciencia de que todos vivimos en una casa común como miembros de una única familia”. Asimismo, Gómez Elvira señala que “el Papa en la encíclica Laudato si’ nos urge a unirnos a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues las cosas pueden cambiar”.

La iniciativa inaugurada en plena pandemia por el arzobispo de Toledo, Monseñor Francisco Cerro, acompañado de Gómez-Elvira, fue el camino a Guadalupe, por los Montes de Toledo. Comenzaron en el Puente de San Martín de Toledo e iniciaron con los peregrinos un pequeño recorrido por el primer tramo del camino.

Esta peregrinación, organizada por la delegación pastoral para el Cuidado de la Creación, se realiza durante 16 etapas a lo largo del curso hasta completar los 196 km. del recorrido hasta Guadalupe. El objetivo es recorrerlo, estudiar su itinerario, comprobar viabilidad, documentar y afianzar históricamente su trazado, y finalmente describir el paisaje y los ecosistemas y espacios naturales que atraviesa. “El cuidado de la creación, el cuidado de la casa común, se revela como actitud fundamental del ser cristiano”, afirma el arzobispo de Toledo.

Ourense, pionera en energía verde

De igual manera, cabe destacar la labor de la diócesis de Ourense, cuyo obispo es Mons. Leonardo Lemos, como pionera en energía verde. En la línea de caminar “hacia otro estilo de vida más ecológico”, la diócesis toma conciencia para que la Iglesia intente producir “una energía lo más ética posible”. “Hemos optado por hacer un convenio-marco para ir introduciendo en distintas instituciones de la diócesis, a través de una compañía orensana,SolGaleo, de modo que las energías que se utilicen en las actividades de la Iglesia sean completamente renovables, lo que se llama energía verde”, explica el delegado de Economía, Raúl Alfonso.

El convenio ya ha hecho posible el cambio de suministro para la utilización de energía verde en 50 edificios, centros y dependencias de la diócesis, y el objetivo es que se vayan incorporando todas las parroquias restantes.

La diócesis ha optado por la energía fotovoltaica a través de paneles solares para sus edificios. Germán Rodríguez-Saá, fundador y presidente de SolGaleo, señala que España «es un país con muchos recursos eólicos y solares», pero es desde hace relativamente poco cuando está recorriendo el camino de las energías renovables, como demuestra la comparación con otros países europeos”.

Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad