Ecología integral

Anna Maria Tarantola: “Centrar la empresa en la persona es eficiente”

La presidenta de la Fundación Pontificia Centesimus Annus, Anna Maria Tarantola, ha manifestado en Roma que “la inclusión y la eficiencia no son antitéticas sino complementarias” en la empresa, en un encuentro sobre “Negocios sin dejar a nadie atrás”. Directivos de CaixaBank y empresarios subrayaron la necesidad de buscar un equilibrio entre negocios rentables y sostenibles, y mirar por la sociedad y los trabajadores.

Francisco Otamendi·10 de mayo de 2022·Tiempo de lectura: 8 minutos
la fageda

La necesidad de un modelo de desarrollo justo, solidario, inclusivo e integralmente sostenible, como ha planteado el Papa Francisco, fue el marco de referencia de la jornada, celebrada en el “Palacio della Rovere”, sede de la Orden del Santo Sepulcro en Roma, y organizada por la agencia Rome Reports, la Fundación Centro Académico Romano (CARF) y Omnes, con el patrocinio de CaixaBank.

Anna María Tarantola, que ha sido directora general de la Banca de Italia y presidenta de la RAI, fue ponente destacada del acto, en el que intervinieron dirigentes de CaixaBank como David Alonso de Linaje, responsable de Instituciones Religiosas de Caixabank; Albert Riera, director de Relaciones Internacionales de La Fageda, empresa de yogures líder en Cataluña, que ha dado empleo a jóvenes discapacitados; o Davide Rota, CEO de Linkem, que emplea a decenas de personas en prisiones italianas. El gobernador del Santo Sepulcro, Leonardo Visconti di Modrone agradeció el papel de “las empresas que han conseguido mitigar las consecuencias de la crisis para los más vulnerables”.

Todos pusieron sobre la mesa, moderada por Antonio Olivié, CEO de Rome Reports, el testimonio de modelos de negocios exitosos que no dejan a nadie atrás, focalizados en las personas. Modelos, que como señaló Anna María Tarantola, enseñan “cómo se puede lograr la inclusión obteniendo buenos resultados”.

La encíclica Laudato si’, que es sobre todo una encíclica social, como han reiterado los estudiosos, y la Doctrina Social de la Iglesia, con su énfasis en la búsqueda del bien común y en considerar a la empresa como “una comunidad de personas”, y “no únicamente como una sociedad de capitales”, tal como subrayaron los santos Juan XXIII y Juan Pablo II, vertebraron las argumentaciones de Anna María Tarantola.

Distorsiones que no desaparecen

“Hace siete años, con la encíclica Laudato si´, el Papa Francisco dirigió a todas las personas de buena voluntad la fuerte y clara  invitación  a trabajar urgentemente para remediar las muchas distorsiones que estábamos  experimentando: el despilfarro de recursos no renovables, la reducción de la biodiversidad, el cambio climático que impacta sobre todo en los pobres, las crisis del agua y los alimentos, el aumento de las brechas económicas y las desigualdades sociales, la difusión de la cultura del descarte de personas y cosas”, explicó Tarantola.

Sin embargo, “lamentablemente, estas distorsiones no han desaparecido”, manifestó. “Las mejoras han sido muy lentas, desiguales y fluctuantes. Además, la situación se ha visto agravada por la pandemia que ha ampliado las desigualdades, ha empobrecido a los pobres y a los ricos, y ha puesto claramente de manifiesto los fracasos del actual modelo de desarrollo ante el que se encuentra la voz de la Iglesia. El Papa Francisco, actuando a raíz de la antigua tradición de la Doctrina Social de la Iglesia, en todas sus numerosas intervenciones llama en voz alta a un cambio de época, a una regeneración”.

“No podemos dejar de preguntarnos por qué, a pesar de las muchas invitaciones apremiantes del Santo Padre y de la evidente insostenibilidad de la situación actual, el proceso de regeneración no se ha acelerado cambiando las cosas”, planteó la presidenta de Centesimus Annus, que, como es sabido, es la encíclica que publicó san Juan Pablo II en 1991, a los cien años de la Rerum Novarum del Papa León XIII (1891).

“Creo que las razones son diferentes”, se respondió. “Pero sobre todo dos son de particular importancia: el persistente miedo generalizado al cambio y la prevalencia de una visión a corto plazo que se asocia con una creencia profundamente arraigada de que ambas fuerzas del mercado son capaces de encontrar nuevos equilibrios por sí mismas”,

Los emprendedores según “Fratelli Tutti”

En este punto, Anna María Tarantola recordó al Papa Francisco en su encíclica “Fratelli tutti”, cuando se refiere a la actividad empresarial. “La actividad de los emprendedores efectivamente ‘es una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos’. Dios nos promueve, espera que desarrollemos las habilidades que Él nos ha dado y ha llenado el universo de potencial. En sus diseños cada persona está llamada a promover su propio desarrollo, y esto incluye la implementación de capacidades económicas y tecnológicas para hacer crecer los bienes y aumentar la riqueza. Sin embargo, en cualquier caso, estas habilidades de los empresarios, que son un don de Dios, deben estar claramente orientadas hacia el progreso de otras personas y la superación de la pobreza, especialmente a través de la creación de oportunidades de trabajo diversificadas” (Fratelli tutti, 123).

“Este paso es realmente importante, y está estrechamente vinculado al tema de este encuentro que tiene como objetivo presentar testimonios de cómo se puede ser una ‘buena empresa’”, afirmó. A su juicio, “ser una buena empresa en el siglo XXI significa, como señala la COSUDE [Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación], considerar a la empresa como una comunidad de personas que trabajan por un objetivo común que no es  la creación de valor, en forma de beneficio, solo para los accionistas, sino la producción de beneficios con un impacto positivo en la creación y para todos aquellos que de alguna manera contribuyen al éxito de la empresa y, por lo tanto, para los empleados, clientes, proveedores y el territorio en el que opera la empresa”,

“La buena empresa es una empresa que se siente responsable de las consecuencias de su trabajo a nivel económico, social y medioambiental, que no pretende obtener un alto beneficio contaminando, vendiendo productos de calidad inferior, tratando mal a sus empleados, clientes y proveedores… El ‘buen negocio’ no impone altos costos humanos y ambientales a la comunidad y tiene éxito, al hacerlo, en producir valor para los accionistas a largo plazo, como lo demuestran no pocas investigaciones”, manifestó entre otras cosas Anna María Tarantola.

Modelos de negocio sostenibles

Omnes ha solicitado a David Alonso de Linaje, responsable de Instituciones Religiosas de CaixaBank, una síntesis de su aportación al encuentro romano. Las reflexiones del directivo van en la misma dirección. “Vivimos en un mundo de grandes cambios. En pocos años el mundo tecnológico ha sufrido una gran transformación que ha hecho que la sociedad modifique sus hábitos de consumo y de vivir la vida. A esto debemos añadir la agria experiencia de la pandemia y, si todavía nos parecía poco, un conflicto bélico que mantiene al mundo en vilo por sus consecuencias humanas y económicas”.

“Es tiempo de reflexionar y de evolucionar. En lo que se refiere a lo económico, buscar un equilibrio entre negocios rentables y que a la vez busquen impactar positivamente en la sociedad es lo perfecto. Ejemplos como los de Linkem, La Fageda o CaixaBank y Fundación la Caixa, son modelos de negocio sostenibles que miran por la sociedad, por los trabajadores y que ayudan a los más desfavorecidos. El futuro se presenta desafiante pero lleno de razones para que el modelo de negocio por excelencia sea aquel que no deje a nadie atrás”, añade el directivo de Caixabank.

Compromiso con la paz, y la emergencia en Ucrania

David Alonso de Linaje aporta asimismo datos globales de ayuda humanitaria de la entidad bancaria, a preguntas de Omnes, y también algunos relativos a Ucrania. “En coherencia con los valores fundacionales de la Caixa y su compromiso social, la Obra Social se propone ser una entidad de referencia a escala internacional, comprometida con los derechos humanos, la paz, la justicia y la dignidad de las personas. En este sentido cabe destacar que para 2022 tiene un presupuesto de 515 millones de euros, de los cuales 308 millones van destinados a programas y convocatorias sociales, 110 a cultura y ciencia, 44 a educación y becas, y 53 a investigación y salud”.

“Entre sus múltiples acciones”, añade Alonso de Linaje, “cabe destacar este año las medidas de apoyo a favor de la emergencia en Ucrania mediante aportaciones económicas por parte de nuestra fundación, aportaciones de empleados y clientes a través de las distintas plataformas de donativos y la puesta en marcha de un convoy de 10 autobuses organizados en dos turnos, y un equipo de 50 personas, entre empleados de la entidad, voluntarios, traductores y personal sanitario, que han trasladado a afectados por la guerra que han solicitado acogida en España”.

Linkem, La Fageda

Como se ha señalado más arriba, Davide Rota, CEO de Linkem, empresa tecnológica que ha desarrollado un proyecto de reparación de modem con presos de cárceles italianas, aseguró que “cuando una empresa o un grupo de personas tienen los principios claros, tomar las decisiones no es difícil”, y sabe que la mayoría de quienes están en prisión son recuperables. Hoy, a pesar de las dificultades, su modelo tiene éxito en prisiones italianas, y algunos ex reclusos están ya en su compañía, ha informado Antonio Olivié en “El Debate”.

La Fageda

En el acto romano se presentó también La Fageda, empresa catalana que ha contratado a numerosos discapacitados de la región. Albert Riera señaló que “esta empresa empezó al revés de como debe empezar una compañía. Primero estaban las personas y, a partir de ahí, se pensó en qué podían hacer juntos, sin ‘know how’, sin ‘business plan’, ni nada parecido”. Sus ideas se resumen, según ha informado Antonio Olivié, en “no contar con mano de obra barata, tener contacto con la naturaleza y no ser una mera empresa mercantil, sino social, sin ánimo de lucro”. Hoy, el yogur de esta empresa es el más vendido en Cataluña.

Alonso de Linaje, de Caixabank, citó asimismo el programa “Ningún hogar sin alimentos”, al que “entre 2020 y 2021 se han canalizado casi seis millones de euros, de los cuales dos millones los aportó nuestra propia Fundación”. Han sido más de 2.400 toneladas de alimentos para dar de comer a 8.935 familias durante los doce meses del año. “La red de CaixaBank ha permitido canalizar que quienes no han sufrido especiales problemas durante la pandemia pudieran ayudar a otras familias”.

Un modelo de gestión

Por otra parte, CaixaBank ha desarrollado un modelo de gestión especializado en instituciones religiosas, con una propuesta de valor que gira alrededor de cuatro ejes y que se ha construido bajo el documento de “Economía al servicio del carisma y de la misión’, emanado de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

Estos ejes, explica el directivo de la entidad bancaria, son “por un lado, la propia especialización encarnada en gestores dedicados y formados para esta tarea. En segundo lugar, un modelo de asesoramiento financiero basado en propuestas independientes y alejadas de conflictos de interés en línea con los criterios que determina la Doctrina Social de la Iglesia católica, inversión socialmente responsable y de impacto. Y por último, como eje central en el asesoramiento, la planificación financiera a través de una herramienta única en el sector, basada en cuatro carteras objetivo (liquidez, generación de rentas, previsión de los miembros dependientes de la instituciones y cartera de crecimiento patrimonial). Adicionalmente, cabe destacar nuestro compromiso con la formación de los ecónomos y administradores de Instituciones Religiosas”.

Qué modelo de capitalismo

Entre los asuntos de reflexión en el acto, estuvo el capitalismo. Sobre la responsabilidad de las empresas, la presidenta de la Fundacion Centesimus Annus, Anna María Tarantola, recordó un pasaje de san Juan Pablo II en esta encíclica social.

“Preguntándose si el capitalismo era el camino hacia el verdadero progreso económico, escribió: “La respuesta es obviamente compleja. Si ‘capitalismo’ indica un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, el mercado, la propiedad privada y la consiguiente responsabilidad por los medios de producción, de la libre creatividad humana en el campo de la economía, la respuesta es ciertamente positiva, aunque tal vez sería más apropiado hablar de ‘economía de negocios’, o ‘economía de mercado’, o simplemente ‘economía libre’. Pero si por ‘capitalismo’ nos referimos a un sistema en el que la libertad en el sector de la economía no se enmarca en un contexto jurídico sólido que la ponga al servicio de la libertad humana integral y la considere como una dimensión particular de esta libertad, cuyo centro es ético y religioso, entonces la respuesta es decididamente negativa” (Centesimus Annus, 42).

“Este paso, no siempre mencionado, es en mi opinión la base sobre la que las empresas deben construir su forma de ser y operar”, señaló Tarantola, quien añadió: “Desafortunadamente, en los últimos cincuenta años se ha afirmado un modelo de capitalismo superliberal, guiado por el consumismo, el individualismo, la financiación de la economía, la atención casi exclusiva al crecimiento  económico cuantitativo, mientras se descuida el social y cultural, la afirmación de una fe absoluta en la tecnología. Y está el mantra de ‘crear valor para los accionistas’, como el único propósito de la empresa, como argumentó Milton Friedman hace más de 50 años en el ‘Financial Times’.  El Papa Benedicto XVI en ‘Caritas in Veritate’ y el Papa Francisco en ‘Laudato si’’ han destacado sus degeneraciones y daños”.

“El Papa Francisco”, concluyó Anna María Tarantola, “que es hoy el punto de referencia no solo espiritual y moral, sino también cultural, económico y social de todos los pueblos, nos invita a cambiar urgentemente nuestro estilo de vida y los objetivos de los negocios, la política y las instituciones para luchar por un nuevo mundo justo, inclusivo, solidario y sostenible”.

El autorFrancisco Otamendi

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