La Dra. Martha Reyes nació en Puerto Rico, pero ha vivido la mayor parte de su vida en California. Cuenta con licenciatura y maestría en Psicología de la Universidad del Estado de California. Asimismo, obtuvo una segunda maestría y doctorado en Psicología Clínica. Es autora de varios libros, entre ellos «Jesús y la mujer herida», «¿Por qué no soy feliz?», «Quiero hijos sanos», entre otros. También posee un acervo de material catequético y de música religiosa. Ha sido conductora e invitada en varios programas de la televisión católica. Imparte conferencias y dirige la «Fundación Hosanna» en California.
Para conocer mejor a la Dra. Martha, Omnes sostuvo una entrevista en la cual nos habla de su evolución de compositora a psicóloga; la fundación Hosanna que creó para ayudar a la población; los problemas psicológicos que afectan a la mujer hispana en los EUA y la importancia de la fe para sanarlos; consejos de sanación y la importancia de detectar focos rojos en la conducta de una persona.
Mucha gente en América Latina y en EUA la conocen por ser compositora e intérprete, por los conciertos de música católica que ofreció durante muchos años. ¿Cómo pasó de la música a la psicología?
– A mí me conocen principalmente porque hace más de 30 años comencé como cantante de música católica mientras estudiaba psicología. Viajé por toda América Latina y pude grabar 25 discos compactos con mis propias composiciones. Daba conciertos en muchos países. Eran conciertos misioneros, que servían no solamente para evangelizar a través de la música, sino que ayudaban a una obra misionera por medio de los fondos recolectados, por ejemplo, para un comedor escolar, un hospital, la remodelación de una iglesia, etc. Terminé mi primera maestría en psicología y después regresé a estudiar a la universidad. Terminé una segunda maestría y un doctorado en psicología clínica. Y ahora estoy terminando una certificación en neurociencia. Tengo cinco libros: «Jesús y la mujer herida». «Jesucristo, tu psicólogo personal». «¿Por qué no soy feliz?» «Quiero hijos sanos». Y uno nuevo: «Quiero una mente sana». Entonces, la música que antes la usaba con tanto ahínco, ha tomado un segundo lugar; no obstante, en mis retiros y en mis eventos de fe incorporo algo de música.
Cuando me dedicaba a la música, surgió una organización benéfica llamada «Fundación Hosanna». Su nombre proviene del grito de júbilo cuando Jesucristo fue recibido con mucha algarabía en la entrada a Jerusalén. Ahora toma un giro para dedicarse no solamente a conciertos misioneros, sino también a ofrecer ayuda de salud mental y emocional para matrimonios y para todas las personas que necesiten renovar sus vidas a la luz de la fe. La «Fundación Hosanna» ofrece consejería o psicoterapia virtual a cientos de personas. También hemos ofrecido eventos como «Ferias de la Salud Mental», seminarios y congresos que hemos presentado en centros comunitarios, salones de iglesia, centros de convenciones, salas de hoteles para ayudar a la comunidad a recibir una asesoría más personalizada. Mucha gente en Estados Unidos, sobre todo en nuestro pueblo hispano, le tiene miedo a la ayuda psicológica o de gobierno. Se sienten intimidados por todo eso. Sin embargo, cuando la «Fundación Hosanna» acude a sus comunidades y les dice «somos gente de iglesia. Nosotros somos psicólogos católicos entregados y comprometidos», nos tienen más confianza.
La «Fundación Hosanna» ha sido un puente para aliviar las necesidades del pueblo que no tiene acceso a recursos médicos o recursos de salud mental. En este país el costo por asesoría psicológica o terapia ronda entre los 200 y 300 dólares la hora. Entonces a través de la «Fundación Hosanna» hemos podido ofrecer servicios con psicólogos católicos a un precio pues módico y en algunos casos hasta de forma gratuita. Asimismo, tenemos un pequeño centro llamado «Centro de Educación Integral para la Mujer» conformado por un grupo de consejeras en la ciudad de Corona, California. En ese sitio se les ofrece clases de computación, nutrición, psicología de vida, inglés; hay grupos de apoyo, de lectura, etc. Ayudamos también a muchas mujeres a adquirir recursos emocionales, psicológicos e intelectuales para salir adelante en la vida. El centro tiene el objetivo de «prepararlas para la vida» y que salgan adelante, especialmente cuando en los casos de madres solteras o quienes viven una relación de violencia doméstica u otras dificultades.
Desde su perspectiva como psicóloga, ¿cuáles son los principales problemas que enfrenta hoy en día la mujer, especialmente en los EUA?
– Yo soy de las que creo que el 90% de la naturaleza, sea animal o humana, depende de la madre. Si observamos en la naturaleza, es la madre la que no solamente tienen que parir, sino que también alimenta, cuida, protege y enseña. Es lógico que en la naturaleza humana la participación de la madre sea constante en la vida de sus hijos. En algunos segmentos de nuestra comunidad, sobre todo en grupos minoritarios, el 70% de los hijos se crían sin padre. Dios necesita mucho de la mujer en la naturaleza, por eso la «sobre dotó». Yo siempre digo que ella tiene más dones de lo que ella se da cuenta. Lo que pasa es que las sobrecargas de la vida, las tristezas, o lo que han vivido en su pasado tienden a apagar esos dones. Ahora, la mujer por ser tan necesitada por Dios es muy atacada por el enemigo, especialmente por los enemigos de la vida. Por eso es que, si cae una mujer, caen muchos alrededor de ella; pero si se levanta una mujer, se levantan muchos alrededor de ella.
Tenemos algunas estadísticas y datos impresionantes que nos dan una perspectiva de los problemas de la mujer. Una de cada tres mujeres sufre de violencia doméstica, la cual no solamente es el golpe, sino también el grito, el desprecio, la violencia psicológica. Ochocientas mujeres al día mueren al dar a luz. La enfermedad mortal número uno en la mujer es la enfermedad cardíaca. Como que ella carga mucho peso en su corazón y el corazón se enferma. Y encima de todo eso, solo el 2% de las mujeres se sienten valiosas. Tienen una dignidad muy aplastada y humillada. Cuando se rompe una relación es usualmente el hombre quien es infiel y encuentra otra mujer fuera del matrimonio, o es el que decide deshacer el hogar. Ella es la que lucha por mantener el hogar. Esto no es en todos los casos. Todavía hay hogares que se han mantenido bien y hay hombres muy respetuosos que aman mucho a sus esposas y a ellos los valoramos mucho. El 25% de mujeres sufren de depresión. Y no solamente nos referimos a la a la depresión postparto, sino también a esa desilusión y decepción de la vida porque se entregaron a un matrimonio creyendo que iban a ser completamente felices o que iban a salir de un hogar disfuncional, pero entraron en otra relación que también resultó ser destructiva o dañina.
Muchas mujeres se sienten muy atacadas y experimentan un gran sentido de abandono, rechazo, vergüenza, culpabilidad y soledad que se convierte en desolación. Sufren vacíos y carencia, porque, aunque vivan con gente bajo el mismo techo, a veces esas personas no son cariñosas ni comprensivas hacia ellas. A veces se sienten como monedas devaluadas debido a que ya no son las jovencitas de antes, aquellas a quienes el novio trataba de conquistar, sino que ahora las usan como cocineras, las que tienen que cuidar los hijos, las que tienen que encargarse de todos los quehaceres duros. Y se sienten usadas. Sufren de muchos vacíos y carencias afectivas y emocionales como el miedo, las cargas abrumadoras, el sentido de pérdida porque perdieron la juventud, el brío, la belleza física, perdieron a los hijos que se van y como que desaparecen pues solo las procuran cuando necesitan algo de ellas. Ya no son esos niños necesitados de su madre, que era lo que las mantenía vibrando y con alegría. Sienten un gran sentido de insuficiencia, sobre todo cuando otros le dicen (como insulto): «tú no sirves para nada; tu dependes de mí porque, ¿si yo no te mantengo, ¿cómo te vas a mantener?» Y como muchas no estudiaron o no se prepararon porque se dedicaron desde muy jóvenes a un nuevo hogar, ahora se sienten insuficientes. Entonces viven con una dignidad dañada y herida. Muchas de ellas viven con recuerdos hirientes del pasado, por ejemplo, si fueron violadas o abusadas de niñas. Es impactante y es trágico.
En nuestra comunidad latina se dan muchos casos de abusos o de abuso sexual en las niñas, en las jóvenes y aún en las mujeres adultas. Así que todo eso son grandes flagelos a la dignidad de la mujer. Esta mujer va a necesitar mucha atención, mucho cuidado, mucha guía y por eso necesitan una atención más personalizada y accesible para todas.