Familia

Decálogo para la preparación al matrimonio

Los diez puntos clave que se entresacan de la lectura de las orientaciones pastorales publicadas en junio de 2022 que contemplan la riqueza de situaciones por las que atraviesan las familias en la actualidad

José Miguel Granados·20 de julio de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
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Traducción del artículo al inglés

Una vez leído y profundizado sobre los Itinerarios catecumenales para la vida matrimonial, se puede entresacar, de su lectura, un decálogo de ideas clave de este documento del que puedes encontrar un amplio resumen aquí.

1- La finalidad de la preparación al matrimonio en la Iglesia es la santidad conyugal: formar matrimonios capaces de evangelizar nuestra sociedad.

2- La gracia del sacramento lleva a los esposos a tomar conciencia de la presencia eficaz de Cristo en su comunión de vida y amor conyugal.

3- La grandeza de la vocación de los esposos cristianos requiere un trabajo eclesial serio y prolongado, con una propuesta formativa atractiva, abarcante, profunda e intensa.

4- El modo adecuado de gestar un matrimonio cristiano es un “catecumenado” o itinerario de fe, en el que los futuros esposos acojan el don divino y asuman el protagonismo de su proceso de preparación, guiados y acompañados por los pastores y por otros miembros de la Iglesia oportunamente preparados.

5- La capacitación para el amor esponsalicio maduro supone un proceso formativo continuo, en diversas fases: desde la preparación remota en la infancia y la juventud (en el ámbito familiar, parroquial, escolar, movimientos y grupos eclesiales), hasta la próxima e inmediata a la celebración del sacramento (de al menos un curso de duración), que se prolongará después de contraer el sacramento en la vida matrimonial (especialmente en los primeros años).

6- La Iglesia debe instruir y estar cerca de los novios en su camino hacia el matrimonio, con un estilo positivo, alentador y testimonial de confianza y diálogo sincero; es también necesaria la oración personal y comunitaria, con la oportuna celebración sacramental de la Eucaristía y de la Reconciliación. Así, los futuros cónyuges podrán acoger con esperanza el evangelio del matrimonio y de la familia, y vivirlo dentro de la comunidad eclesial.

7- Se ha de transmitir la buena nueva del matrimonio cristiano en un proceso gradual de purificación y de crecimiento, con misericordia y prudencia. De este modo, los candidatos al estado matrimonial podrán asimilar la bendición del sacramento, superando con los auxilios oportunos las posibles carencias y limitaciones personales, y mejorando la comunicación de pareja.

8- Se ha de procurar que los novios comprendan el sentido, los fines, las características y los bienes del matrimonio conforme al plan divino de la creación y de la redención. Entonces podrán elegirlo de un modo consciente y maduro, en un ejercicio de reflexión y discernimiento, evitando las confusiones culturales de algunas ideologías erróneas muy difundidas.

9- La educación afectivo-sexual del corazón mediante la virtud humana y cristiana de la castidad, aliada del amor, así como la explicación razonada de la doctrina de la procreación responsable, permitirá entender y asumir con gozo la belleza del significado del cuerpo humano en su masculinidad y feminidad como llamada a la comunión interpersonal.

10- La preparación y el acompañamiento eclesial de forma adecuada y permanente es garantía del cumplimiento de la promesa divina inscrita en la vocación conyugal. De este modo, la alianza conyugal podrá fructificar en la alegría fecunda de los hogares cristianos, para gloria de Dios y extensión de su reino en nuestro mundo.

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