Los episcopados europeos han dedicado algunos días a estudiar los caminos para una renovación de la pastoral vocacional. La reunión se desarrolló en Tirana (Albania). Esta es la intervención del arzobispo Jorge C. Patrón Wong, encargado de los Seminarios en la Congregación romana para el Clero.
TEXTO – Jorge Carlos Patrón Wong
Arzobispo Secretario para los Seminarios, Congregación para el Clero
En este momento histórico nos situamos entre dos coordenadas eclesiales separadas por veinte años: el Congreso Europeo de Pastoral Vocacional de 1997 y la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos.
El punto de partida es el documento del Congreso de 1997, que confirma y propone un “salto de calidad” de la pastoral de las vocaciones. Por medio de las imágenes de la maternidad de la Iglesia, la acción coral de todos los agentes vocacionales y el acompañamiento personal de los jóvenes. Efectivamente, este Congreso marcó un camino pastoral transitable.
El objetivo de la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos es el acompañamiento y el discernimiento de las vocaciones en una atmósfera espiritual y comunitaria que permita su maduración y desarrollo.
Quisiera proponer cinco aspectos de la pastoral de las vocaciones sacerdotales en este contexto.
1. Una acción pastoral específica a favor de las vocaciones sacerdotales
El Congreso europeo, en 1997, sintetizó un importante principio para la pastoral de las vocaciones: “Si en un tiempo la promoción vocacional se orientaba exclusiva y principalmente a algunas vocaciones, ahora se debería dirigir cada vez más a la promoción de todas la vocaciones, porque en la Iglesia de Dios o se crece juntos o no crece ninguno” (In verbo tuo, 13). Tal orientación atañe directamente al Centro Diocesano de Pastoral Vocacional, es decir, a la organización general de la pastoral vocacional.
Sin embargo, siempre en un segundo momento, cuando un joven se halla ya en el proceso de decisión en torno al sacerdocio, la vocación sacerdotal requiere una atención particular y un cuidadoso discernimiento. Ambas acciones son compatibles y complementarias. Podemos designar a la primera como “general” y a la segunda como “específica”. La primera decisión por la vida presbiteral exige sucesivas acciones, antes de la admisión en el Seminario, las cuales son más detalladas y delicadas a causa de la trascendencia del ministerio presbiteral en la vida de la Iglesia.