El Santo Padre hizo pública la convocatoria en el Ángelus del 27 de diciembre del año pasado, fiesta de la Sagrada Familia: “Al ejemplo de evangelizar con la familia nos invita precisamente la fiesta de hoy, volviéndonos a presentar el ideal del amor conyugal y familiar, tal y como quedó subrayado en la Exhortación apostólica ‘Amoris Laetitia’, cuyo quinto aniversario de promulgación tendrá lugar el próximo 19 de marzo. Y habrá un año de reflexión sobre la ‘Amoris Laetitia’ y será una oportunidad para profundizar en los contenidos del documento”.
Posteriormente, el Papa ha concretado algo más la propuesta, y ha invitado a toda la Iglesia a que este año, que concluirá en el X Encuentro Mundial de las Familias que tendrá lugar en Roma el 26 de junio de 2022, sea “un renovado y creativo impulso pastoral para poner a la familia en el centro de la atención de la Iglesia y de la sociedad».
Así lo señaló en el Ángelus del domingo pasado, 14 de marzo, en el que animó a los fieles a rezar, “para que cada familia sienta en su propia casa la presencia viva de la Sagrada Familia de Nazaret, que llene nuestras pequeñas comunidades domésticas de amor sincero y generoso, fuente de alegría incluso en las pruebas y dificultades”.
Como ha informado omnesmag.com, entre los objetivos del este Año especial se encuentran: hacer a las familias protagonistas de la pastoral familiar; concienciar a los jóvenes de la importancia de la formación en la verdad del amor y el don de sí mismos, con iniciativas dedicadas a ellos; y ampliar la mirada y la acción de la pastoral familiar para que se convierta en transversal, e incluya a los esposos, a los niños, a los jóvenes, a las personas mayores y las situaciones de fragilidad familiar.
Hace dos días, en la rueda de prensa de presentación, el prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, cardenal Kevin J. Farrell, señaló que “es más oportuno que nunca dedicar todo un año pastoral a la familia cristiana, porque presentar al mundo el proyecto de Dios sobre la familia es fuente de alegría y esperanza; ¡es una verdadera buena noticia!”
“Tenemos que cuidarlo” (Cracovia)
La Exhortación Amoris Laetitia (La alegría del amor), fue firmada por el Papa Francisco en pleno Jubileo de la Misericordia, el 19 de marzo de 2016, solemnidad de San José. Poco después, el Papa acudía a la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia (Polonia), tierra natal de san Juan Pablo II, tras la JMJ celebrada en Brasil en 2013.
Sus mensajes se encuentran en las web oficiales de la Santa Sede. Aquí les contamos alguna anécdota significativa, que puede ilustrar la convocatoria de este Año especial.
Sucedió en el arzobispado de Cracovia, poco antes de comenzar la JMJ. El Santo Padre se asoma al balcón para saludar a un numeroso grupo de jóvenes. Le comentan que entre ellos hay varios recién casados y esposos jóvenes. Y en la charla improvisada, les dice:
“Me dicen que hay muchos de ustedes que entienden el castellano. Así que voy a hablar en castellano. (…) Yo, cuando encuentro a uno que se casa, a un joven que se casa, a una chica que se casa, les digo: “¡Estos son los que tienen coraje! Porque no es fácil formar una familia. No es fácil comprometer la vida para siempre. Hay que tener coraje. Y los felicito, porque ustedes tienen coraje”.
El Santo Padre conocía bien el alto número de matrimonios que se rompen, a pesar de que iniciaron el camino con promesas de amor eterno, y continuó:
“A veces me preguntan cómo hacer para que la familia vaya siempre adelante y supere las dificultades. Yo les sugiero que practiquen siempre tres palabras, que expresan tres actitudes, porque en la vida de matrimonio hay dificultades: el matrimonio es algo tan lindo, tan hermoso, que tenemos que cuidarlo, porque es para siempre. Y las tres palabras son: permiso, gracias y perdón”.
El Papa les fue explicando la necesidad de no atropellarse en la convivencia diaria, de fomentar un “sentimiento de gratitud”, y decirse ‘gracias’, y la importancia de saber reconocer las equivocaciones y pedir disculpas, “porque pedir perdón hace mucho bien”. Al concluir, Francisco les recordó que cuando tengan problemas o discusiones, “nunca terminen el día sin hacer la paz”.
Aliento a las familias
En un videomensaje para el IX Encuentro Mundial de las Familias, que tuvo lugar en Dublín en 2018, el Santo Padre se refirió al sentido de los encuentros mundiales sobre la familia, y a las dificultades que encuentran los matrimonios y las familias en la actualidad:
“Como saben, el Encuentro mundial es una celebración de la belleza del plan de Dios para la familia; es también una ocasión para las familias procedentes de todas partes del mundo, para encontrarse y apoyarse en el vivir su especial vocación. Las familias hoy día afrontan muchos desafíos en sus esfuerzos para encarnar un amor fiel, para crecer los hijos con valores sanos y para estar en la comunidad más amplia, levadura de bondad, amor y atención recíproca. Ustedes saben todo esto”.
Más adelante, ofreció palabras de ánimo y esperanza, también para los jóvenes y los abuelos: “Espero que esta ocasión pueda ser una fuente de renovado aliento para las familias de todas partes del mundo, especialmente aquellas familias que estarán presentes, en Dublín. [Este encuentro] nos recordará el lugar esencial de la familia en la vida de la sociedad y en la edificación de un futuro mejor para los jóvenes. ¡Los jóvenes son el futuro! Es muy importante preparar a los jóvenes para el futuro, prepararlos hoy, en el presente, pero con las raíces del pasado: los jóvenes y los abuelos. Es muy importante”.
En Dublín, también el perdón
La tarde del 25 agosto, ante más de setenta mil familias congregadas en el Estadio Croke Park de Dublín, el Papa habló de la Iglesia como la familia de los hijos de Dios. “Una familia en la que nos alegramos con los que están alegres y lloramos con los que sufren o se sienten abatidos por la vida. Una familia en la que cuidamos de cada uno, porque Dios nuestro Padre nos ha hecho a todos hijos suyos en el bautismo”.
Y se refirió al perdón y a la misericordia: “Me gusta hablar de los santos ‘de la puerta de al lado’, de todas esas personas comunes que reflejan la presencia de Dios en la vida y en la historia del mundo. […] La vocación al amor y a la santidad”, añadió el Pontífice, “está silenciosamente presente en los corazones de todas aquellas familias que ofrecen amor, perdón y misericordia cuando ven que es necesario, y lo hacen en silencio, sin tocar la trompeta”.
Al comentar los testimonios de las familias de los cinco continentes, sobre todo el testimonio de perdón de Felicité, Isaac y Ghislain, provenientes de Burkina Faso, el Papa Francisco señaló que, “el perdón es un regalo especial de Dios que cura nuestras heridas y nos acerca a los demás y a él. Gestos pequeños y sencillos de perdón, renovados cada día, son la base sobre la que se construye una sólida vida familiar cristiana”.
En esta línea, el cardenal Farrell, que estuvo en Dublín junto al Papa, señaló ayer: “Comenzamos este Año buscando tener hacia las familias la actitud de paternidad que aprendemos de san José, una paternidad compuesta de acogida, fortaleza, obediencia y trabajo. Al mismo tiempo, tratemos de ser cada vez más una Iglesia ‘madre’ para las familias, tierna y atenta a sus necesidades, capaz de escuchar, pero también valiente y siempre firme en el Espíritu Santo”.