Evangelización

Christ in the city: encontrarse con Cristo en la ciudad

En las ciudades de Denver y Philadelphia, en Estados Unidos, un grupo de voluntarios misioneros de "Christ in the city", recorre los barrios entablando amistades con las personas que no tienen hogar y viven en las calles.

Paloma López Campos·5 de septiembre de 2023·Tiempo de lectura: 4 minutos
Christ in the city

Un misionero con una persona sin hogar (Copyright: Christ in the city)

Aunque todos en la Iglesia estamos implicados en ello de una manera u otra, en otras ocasiones numerosas personas perciben una llamada a implicarse más directamente en el servicio a los demás en la acción caritativa y social que pueden suponer Cáritas, Manos Unidas y otras instituciones, con una atención directa a los más pobres y excluidos, o a las personas sin hogar, como es el caso que vemos a continuación.

En las ciudades de Denver y Philadelphia, en Estados Unidos, un grupo de voluntarios misioneros recorre los barrios entablando amistades con las personas que no tienen hogar y viven en las calles. Los miembros de Christ in the city (Cristo en la ciudad, en español) están convencidos de que uno de los problemas más graves de la falta de vivienda es la ruptura de las relaciones interpersonales.

Misioneros en el barrio de la ciudad

Por ello, estos voluntarios pasan más de 38.000 horas al año acompañando, hablando y sirviendo con amor a miles de personas sin hogar. Además del voluntariado en sí mismo, Christ in the city pone énfasis en la preparación de sus miembros. Por ello, el grupo tiene un programa de formación continua que se apoya en cuatro pilares básicos: el humano, el espiritual, el intelectual y el apostólico.

Entre las actividades que realiza esta organización, están las comidas semanales con grupos de personas sin hogar, el ministerio en las calles para entablar amistades con aquellos que carecen de vivienda, viajes de misión y presentaciones para explicar y promover el voluntariado. Este año Christ in the city cuenta con más de 47 miembros que participan en las diversas labores. 

Hemos hablado con Meaghan Thibodeaux, una de estas misioneras, que cuenta a Omnes su testimonio para explicar en qué consiste este modo de evangelización, la importancia de la formación en los voluntariados y el encuentro con Cristo que puede producirse en cualquier momento y lugar. 

Meaghan Thibodeaux (con la gorra naranja), misioneros y amigos de la organización ©Christ in the city

¿En qué consiste este voluntariado? 

Christ in the city es un programa misionero de un año de duración en el que misioneros de todo el mundo viven juntos en comunidad mientras se esfuerzan por conocer, amar y servir a los pobres. Se trata de un programa de formación en el que los misioneros recorren las calles de Denver o Filadelfia varias veces a la semana y se encuentran con los sin techo. Rezamos para que, mostrándose constantemente al lado de los sin techo, recuerden su dignidad humana.

¿Por qué Christ in the city es un buen método de evangelización?

—Vamos al encuentro de las personas sin hogar allí donde se encuentran. No hay una agenda en nuestro ministerio, simplemente estamos allí para amar a la persona que tenemos delante. He oído en numerosas ocasiones a personas sin hogar decir que les hacemos sentir de nuevo como personas porque realmente estamos ahí para hacer amigos. Y a través de estas amistades, ¡hemos visto innumerables transformaciones! Estas amistades genuinas se convierten en el mejor entorno para empezar a hablar de cosas importantes de la vida y compartir, de una manera muy natural, nuestra propia fe, Dios y nuestro amor por Cristo.

¿Qué te animó a empezar a ser voluntaria?

—Siempre me he sentido más cerca del Señor a través del servicio. Durante mi último año de universidad, empecé a hacer caminatas por las calles con las personas sin hogar en Baton Rouge, y me enamoré de este tipo de ministerio. A través de esta experiencia, supe que el Señor me estaba llamando a ir a por todas, específicamente en Christ in the city

¿Qué es lo más valioso que has aprendido del voluntariado con Christ in the city?

—Merece la pena escuchar a cada persona y cada historia, sobre todo porque Cristo reside en todos. Todos tenemos experiencias vitales que nos han convertido en las personas que somos, y si realmente nos tomamos el tiempo de conocer a una persona, veremos cómo el Señor vive en ella.

¿Por qué es importante la formación en Christ in the city?

—Nuestra formación nos permite convertirnos en misioneros para toda la vida. Aunque el programa sólo dura uno o dos años, la esperanza es que la formación que recibimos mientras somos misioneros de un año nos permita ir por el mundo y llevar a Cristo a cada persona. Recibimos formación humana, intelectual, espiritual y apostólica en “Christ in the city”, y estos pilares de formación nos permiten alinear mejor nuestras vidas con el corazón, la mente, los pensamientos y las acciones de Cristo. A muchas personas les da vergüenza acercarse y hablar con alguien por la calle,

¿Cómo pueden superar esta timidez?

—Siempre digo que lo más fácil es sonreír y decirle a alguien tu nombre, y a partir de ahí, ¡probablemente el indigente también querrá compartir su nombre contigo! Después, es fácil preguntarles cómo están. Compartir algo sobre ti primero les permite sentirse libres para compartir algo sobre ellos mismos también. En el voluntariado es muy fácil poner el foco en uno mismo, olvidando que lo importante es el encuentro con los demás. 

¿Qué consejo daría para que los voluntarios vean a Cristo en sus amigos de la calle?

—Debemos recordar nuestra pequeñez. Sólo somos capaces de realizar las cosas que hacemos gracias a Dios; debemos recordar que somos vasijas, y que todas las cosas hermosas que podemos hacer son porque el Señor nos ha llamado a ello. Cristo está presente en cada persona, y si nos esforzamos por escuchar y amar a los demás, tendremos ojos y oídos capaces de ver a Jesús en ellos. 

¿Puedes compartir con nosotros una historia que te haya impactado del voluntariado y que creas que muestra la esencia de Christ in the city? 

—Uno de mis mejores amigos sin techo lleva muchos años en la calle. El año pasado, el día de su cumpleaños, le llevamos a comer y a tomar chocolate caliente. De vuelta a su tienda, nos dijo que llevaba mucho tiempo rezando para tener amigos, y por fin aparecimos. Gracias a esta amistad, se ha animado a mantenerse sobrio. Me recuerda que no somos tan diferentes. Aunque yo vivo en una casa y él vive en la calle, todos deseamos tener contactos humanos que nos inspiren para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos.

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