Educación

Vincenzo Buonomo: “La educación como parte de una solidaridad universal”

El 15 de octubre se relanzó el Global Compact on Education en la Pontificia Universidad Lateranense. Palabra ha entrevistado al Rector de la Universidad, Vincenzo Buonomo, consejero del Vaticano.

Giovanni Tridente·1 de noviembre de 2020·Tiempo de lectura: 3 minutos
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El rector de la Universidad del Laterano, Vincenzo Buonomo, nos ha ofrecido algunas reflexiones sobre esta iniciativa para la educación, que tanto importa al Papa Francisco y que hemos presentado en las páginas anteriores.

Rector Buonomo, como educador, ¿qué es lo que más le interpela sobre el Global Compact?

–La voluntad del Papa es construir una “aldea global de la educación” capaz sobre todo de constituir una red de relaciones y diálogo entre las distintas instancias educativas: la familia, la escuela, la Iglesia, la universidad, la política y las instituciones.

Como educadores, el Pacto nos exige desarrollar una visión que vea la educación como parte de una solidaridad universal y asumir una doble responsabilidad: hacer que los lugares de formación sean capaces de educar, y no solo de aportar conceptos, y construir una cultura de educación integral que supere la fragmentación y la contraposición de conocimientos, restaurando la plena confianza en la investigación como base de la enseñanza.

Profesor, el Papa habla de una “catástrofe educativa” también como consecuencia de la pandemia. ¿Cómo afrontar este creciente escenario de brecha social y desigualdad cultural?

–Tomaré prestada la imagen evocada por el Papa en la reciente Encíclica Hermanos Todos: la del extraño en la calle. Todo el mundo lo evita, por conveniencia, desconfianza o indiferencia. El samaritano –que, curiosamente, también es un “extraño” debido a su contexto- se detiene y hace su parte, es decir, actúa. Sería sencillo decir que se trata de caridad vivida o filantropía o compasión, cuando, en realidad, estamos ante una elección, la de actuar en una situación concreta, sin una motivación: es la idea de la gratuidad, que es la continuación de la solidaridad. 

De este modo, las instancias educativas deben operar “haciéndose cargo” de la realidad, siguiendo terapias eficaces para cada diagnóstico. En este camino, la Universidad asume una importante responsabilidad. 

A pesar del covid19 no se ha interrumpido la planificación de las iniciativas vinculadas al Pacto; el tema de la paz y la ciudadanía ha sido encomendado a la Lateranense. ¿Cómo piensan desarrollarlo?

–En primer lugar, iniciamos una colaboración, como institución de la Santa Sede, siguiendo las indicaciones de la Congregación para la Educación Católica, con la United Nations University for Peace, dado que es un organismo de la ONU para la formación de personal al servicio de las misiones de paz y de las actividades de prevención y resolución de conflictos. 

Tras la firma de un convenio entre las dos instituciones universitarias, el 31 de octubre de 2019, se puso en marcha un primer recorrido de investigación sobre los temas de la “diplomacia del arte”. Posteriormente, se inició la profundización y el estudio de las posiciones del magisterio de la Iglesia sobre la paz, cien años después de la primera encíclica sobre el tema, Pacem dei munus de Benedicto XV. Una investigación orientada a comprender la comparación, la secuela y los efectos de los estudios y enseñanzas sobre la paz, sobre los procesos jurídico-políticos a nivel internacional y sobre el proceso de institucionalización de la Comunidad internacional para la prevención, regulación y resolución de conflictos.

Desde 2018, en su Universidad se imparte un Ciclo de estudios sobre estos ámbitos. ¿A quién va dirigido y cuáles son las perspectivas desde el punto de vista pastoral y profesional?

–El curso de formación (diplomatura y licenciatura) fue establecido en 2018 por el Papa Francisco con el objetivo de formar a funcionarios y mediadores internacionales, futuros diplomáticos, expertos en pacificación, operadores en escenarios de posconflicto, responsables del Tercer sector, pastores y religiosos que viven su ministerio en escenarios de guerra. 

En el lado académico, esto significa el estudio de teorías y herramientas de intervención para garantizar la afirmación de una cultura de paz que sea el resultado de la convergencia de medios, elementos, métodos, nociones y teorías para prevenir y resolver conflictos. 

Creemos que esta propuesta académica, estructurada sobre las llamadas peace sciences, puede ayudar a las generaciones más jóvenes a comprender que la paz no es sólo o lo contrario a la ausencia de guerra, sino el fruto de procesos efectivos, de “transformaciones artesanales realizadas por los pueblos” (lo recuerda Hermanos Todos), en el que todos están llamados a dar prueba de un amor desinteresado, de responsabilidad y de eficacia.

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