Vocaciones

Asitha Sriyantha: “La formación es clave para abordar los desafíos de nuestra misión”

Asitha Sriyantha es natural de Sri Lanka. Ahora se encuentra en Pamplona, completando su formación teológica y filosófica. De familia católica, estudió en un colegio budista en el que pudo explicar a sus compañeros su deseo de entregarse a Dios. 

Espacio patrocinado·2 de enero de 2024·Tiempo de lectura: 3 minutos

Su nombre completo es Asitha Sriyantha Lakmal, Kekulu Thotuwage Don. Este seminarista de Sri Lanka tiene muy claro que su preparación previa al sacerdocio es clave para el ejercicio de un ministerio fecundo y alegre. 

¿Cuál fue tu camino hasta llegar al seminario?

—Desde mi infancia tuve el deseo de ser sacerdote. Vengo de una familia católica devota, con padres que participan activamente en las actividades parroquiales. Gracias ellos, fui creciendo en la fe y la relación con Dios. Estudié primaria en la escuela que está al lado de la iglesia parroquial. Para mí era normal servir en la misa de la mañana.

En secundaria, acudí a un colegio budista. Muchas veces, cuando los maestros nos preguntaban sobre nuestra ambición, mi única respuesta era: “Quiero ser sacerdote”. Mis maestros y amigos no lo entendían. Más tarde, cuando se lo expliqué, entendieron un poco mejor mi deseo e incluso me animaron.

A los dieciséis años entré en el seminario menor de San Luis, en Colombo. Después de tres años de formación en el seminario menor, entré en el seminario propedéutico. Hice tres años de estudios filosóficos en el Seminario Nacional de Nuestra Señora de Lanka, Kandy. y ahora puedo estudiar Teología en Pamplona gracias a Fundación CARF. 

¿Cómo vivió tu familia el anuncio de tu vocación?

—Al principio, a mi padre no le gustó mucho que entrara en el seminario, porque soy el único hijo varón. Ahora está orgulloso de tener un hijo preparándose para ser sacerdote. Mi madre es una católica muy devota, de la que siempre aprendo a rezar y mi única hermana siempre está ahí para lo que haga falta. Mi abuela vive con nosotros en nuestra casa y admiro la fe sencilla que tiene. Mis parientes y amigos están contentos porque soy el primero que va a ser sacerdote. Espero y rezo para que algunos de mis familiares elijan este maravilloso camino de vida, ser sacerdote. 

¿Qué aporta la Iglesia en Asia al mundo?

—Asia es increíblemente diversa, con numerosas etnias, idiomas y prácticas culturales. 

La Iglesia en Asia contribuye al rico tapiz del cristianismo de varias maneras, reflejando las diversas culturas, tradiciones, religiones e historias del continente. De hecho, la Iglesia en Asia a menudo abraza e integra esta diversidad, fomentando un sentido de unidad en medio de las diferencias. Asia es el hogar de varias religiones importantes, como el cristianismo, el islam, el hinduismo, el budismo, el sijismo y otras. 

La Iglesia en Asia participa en el diálogo interreligioso, promoviendo la comprensión mutua y la cooperación entre personas de diferentes religiones, contribuyendo a la paz. En muchos países de Asia los cristianos llevan a cabo su misión en paz y libertad, pero en cambio otros se dan situaciones de violencia y persecución. 

Ahora que convives con jóvenes de otras culturas, ¿en qué ha cambiado tu perspectiva sobre la Iglesia?

—Más que cambiar, se amplía. En Sri Lanka, experimentamos la Iglesia local. Pero en el Colegio Internacional Bidasoa, donde resido en Pamplona, se palpa la universalidad de la Iglesia católica. Podemos ser diferentes con nuestras culturas e idiomas, pero somos uno en nuestra fe.

Si Dios quiere, seremos ordenados sacerdotes y estaremos sirviendo en las diferentes partes del mundo, pero nuestra vida es una y servimos a un solo Maestro. Nuestros pensamientos e ideas pueden diferir, pero trabajamos juntos y caminamos juntos hacia un objetivo. 

¿Cuáles son los desafíos para un joven sacerdote hoy en día?

—Todavía no soy sacerdote, pero creo que cada sacerdote debe cumplir su misión de cara al pensamiento del mundo moderno. Muchas sociedades se están volviendo cada vez más seculares. Es un desafío para los sacerdotes comprometerse y atraer el interés de las generaciones más jóvenes. Hay problemas similares a los de las generaciones anteriores y otros son más propios del presente.

La formación es muy importante para encontrar formas innovadoras de abordar estos desafíos y servir activamente en la misión divina. Si nos edificamos sobre la fe en nosotros mismos, nunca tendremos daremos el fruto que Dios quiere, en cambio, si buscamos la gracia y la guía de Dios, manteniendo una relación cercana con Él, la vida será fecunda y habrá fruto abundante.

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