Esta frase está inspirada en un reconocidísimo dicho de la famosa novela de Alejandro Dumas Los tres mosqueteros: “Uno para todos, todos para Él”.
El 15 de enero celebraremos la Jornada de Infancia Misionera y, este año, queremos destacar algo que es fundamental en la vida de los cristianos: ¡no podemos ser cristianos aislados! La fe se vive en comunidad y se comparte con los hermanos.
Como indicó Benedicto XVI en su último viaje a España: “Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la comunión de la Iglesia. No se puede seguirlo en solitario. Quien cede a la tentación de ir ‘por su cuenta’ o de vivir la fe según la mentalidad individualista, que predomina en la sociedad, corre el riesgo de no encontrarle o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él” (Misa de clausura de la JMJ 2011).
Y esto es lo que hemos querido poner en relieve con el lema elegido: Uno para todos, todos para Él. ¡Qué alegría sienten los niños y niñas del mundo cuando se saben queridos, acogidos, protegidos por la Iglesia!
Qué bonito es hacer ver a los niños del mundo que la Iglesia es una gran familia en la que cada uno es importante. ¡Los niños tienen derecho a no estar solos!
Los misioneros son, en muchos sitios del mundo, la familia de los más pequeños… el lugar donde saben que no se les va a juzgar, a poner en duda, a ignorar.
Los misioneros son, incluso para las familias cristianas con las que trabajan pastoralmente, el instrumento que Dios tiene para ayudar a los fieles a sentirse Iglesia, a saberse Iglesia… unidos a todos los bautizados del mundo, estén donde estén, y unidos a Cristo, que es la cabeza de esa Iglesia.
“Sería ilusorio pretender amar al prójimo sin amar a Dios; y también sería ilusorio pretender amar a Dios sin amar al prójimo. Las dos dimensiones del amor, a Dios y al prójimo, en su unidad, caracterizan al discípulo de Cristo” (Francisco, 4-11-18).