El domingo pasado por la tarde nos enteramos, a través de los medios de comunicación, que el Papa había sido ingresado en el Policlínico Gemelli di Roma para ser sometido a una intervención quirúrgica “programada” por una estenosis diverticular sintomática del colon.
La noticia fue una sorpresa para todos, ya que, a mediodía, el Santo Padre había rezado el Angelus con buen aspecto físico y sin hacer alusión a su ingreso inmediato en el hospital, salvo el tradicional “no os olvidéis de rezar por mí”. Nos tranquilizaba saber, por el comunicado oficial de la sala de prensa del Vaticano, que la intervención quirúrgica estaba “programada”, o sea, que la causa de la intervención había sida detectada con tiempo y, por tanto, no se trataba de una sorpresa, ni de una urgencia inmediata. Esta intervención quirúrgica “programada” se ve reforzada también porque el Santo Padre tiene previsto una visita pastoral a Eslovaquia y Hungría entre los días 12 al 15 de septiembre próximo. Además, según los médicos, la “estenosis diverticular” es frecuente a partir de los 50-60 años y la operación quirúrgica consiste en la extirpación de la porción del colon afectada, sin darle demasiada importancia.
La declaración del director de la sala de prensa de la Santa Sede de ayer, 5 de julio de 2021, nos comunicaba que el Santo Padre estaba en buenas condiciones generales, consciente y respirando naturalmente. La intervención quirúrgica había durado tres horas y se prevé una hospitalización de unos siete días, salvo complicaciones.
El Papa es el principio y fundamento visible de la unidad de fe y de comunión de toda la Iglesia, tanto de los pastores como de todos los fieles. La misión confiada por el Señor a Pedro (Mt 16, 18) continua en los obispos de Roma, donde Pedro fue martirizado, que se van sucediendo a lo largo de la historia. El sucesor de Pedro es Vicario de Cristo y cabeza visible de toda la Iglesia. El Señor rezó particularmente por Pedro en la última cena para que su fe no desfalleciera nunca (Lc 22,31). Es deber de toda la Iglesia unirnos a esa oración de Jesús para rezar siempre por él y conservar y aumentar la unión de fe y de comunión con él, más en esos momentos de especial dificultad para su salud.