Tiempo de sanar

Hace unos años abordábamos la terrible realidad de los abusos sexuales en entornos de la Iglesia bajo el título “La herida profunda”.

1 de septiembre de 2024·Tiempo de lectura: 2 minutos
tiempo de sanar

Hace unos años, en esta misma revista, se abordaba la terrible realidad de los abusos sexuales en entornos de la Iglesia católica  bajo el título “La herida profunda”. Es innegable que, especialmente desde el inicio del siglo XXI, la constatación de estas conductas criminales por parte de algunas personas de la Iglesia ha supuesto algo más que una crisis:, ha sido un verdadero cataclismo que ha sacudido violentamente la conciencia de la Iglesia pero que, al mismo tiempo, internamente ha dado lugar a un profundo examen de conciencia en sus miembros, tanto personal como comunitariamente.

El camino es arduo, verdaderamente complicado, mucho más de lo que las teorías y reflexiones podían dar a entender, como se desprende de los artículos que conforman este número de Omnes y que firman diversos expertos que trabajan diariamente en este ámbito. Revisar y enmendar pautas erróneas y, al tiempo, aceptadas; recuperar la confianza de quienes se han visto heridos -ya sea como víctimas de estos abusos ya sea como fieles escandalizados o, incluso, lastimados ante ataques gratuitos-; sanar corazones y relaciones dentro y fuera de las comunidades requiere de una fortaleza y una sólida base espiritual, pastoral y humana por parte de los miembros de la Iglesia y especialmente de los que tienen en ella responsabilidades de cualquier tipo. 

La Iglesia se encuentra inmersa en la etapa de la sanación, de la purificación y de formación para evitar, siempre y en toda circunstancia, cualquier abuso, ya sea de conciencia, de poder, físico o sexual, dentro de entornos eclesiales, pero también en toda la sociedad.

De hecho, el esfuerzo que está realizando inspira actitudes y medidas que pueden servir de guía a otras instituciones.

“Ahora es el momento de remediar el daño hecho a las generaciones que nos han precedido y a aquellos que siguen sufriendo” señalaba el Papa Francisco a los miembros de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores en mayo de 2023. “Esta época pascual es signo que se prepara para nosotros un tiempo nuevo, una nueva primavera fecundada por el trabajo y las lágrimas compartidas con quien ha sufrido. Por esto es importante que no dejemos nunca de ir adelante”.

Confiando siempre en que la Iglesia es de Cristo y es Él quien la guía, no pueden sino acometerse decisiones y disposiciones necesarias donde han podido tolerarse, por demasiado tiempo, comportamientos viciados, faltas de trasparencia, deficiente formación en el ámbito afectivo, o equivocados conceptos de libertad. 

Se trata, en definitiva de desarrollar en nuestras comunidades lo que el Papa ha llamado la espiritualidad de la sanación y ser conscientes de que toda reforma institucional, toda regeneración social pasa, primero, por la reforma del corazón de cada uno.

El autorOmnes

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