Yo también me cuento entre los que han visto The Chosen: no toda, pero sí lo suficiente para hacerse una idea. Me refiero a la serie sobre Jesús nacida en el contexto evangélico y hasta ahora también muy respetuosa con la sensibilidad católica. En inglés, el título puede ser o bien singular (Jesus the Chosen One) o bien plural (the Chosen Disciples): en este caso es probablemente plural, teniendo en cuenta la cantidad de tiempo narrativo dedicado a las historias de los Elegidos, es decir, los discípulos y los apóstoles.
El proyecto, que parte de la vida pública de Jesús, pretende narrar “el verdadero Jesús” sobre todo a través de los ojos de quienes estuvieron cerca de él. La total autonomía narrativa, libre de los condicionamientos de quienes tienen el capital, es la razón por la que los promotores de la iniciativa han optado por autofinanciarse y distribuirla a través de su página web. Quien ve The Chosen tiene la impresión de estar ante un producto profesional, aunque esté lejos de los estándares que se encuentran en Netflix u otras grandes plataformas. Los actores no son famosos y no puedo decir si se convertirán en estrellas de Hollywood. Jonathan Roumie, el actor que interpreta a Cristo, es católico y de padre egipcio. Sobre todo, transmite la idea de que Jesús es una buena persona, con un sentido de la ironía y la normalidad: alguien que tienes la suerte de encontrar a tu lado en la vida. Me gusta esta opción, pero no puedo decir que sea la más acertada para el público en general. María, la Señora, es decididamente mayor de lo que suelo imaginarme, pero en esto el director tiene toda la razón. La amplitud de la obra permite una gran libertad en la creación de los personajes “secundarios”.
The Chosen pasará sin duda a la historia del cine por la forma en que fue producida, quizás también por la calidad de su contenido, y sin duda porque da testimonio una vez más de lo atractiva que es la persona de Jesús…