Sínodo de la Sinodalidad 

El próximo Sínodo ha difundido un clima de dialogo y escucha entre todos los fieles. Que a este clima acompañe también un clima de docilidad por parte de todos al Espíritu Santo,

4 de julio de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos
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Nos estamos preparando para la celebración del Sínodo entre el 4 al 29 de octubre y en octubre de 2024.

Será un Sínodo especial, ya que versará sobre el carácter sinodal de la Iglesia y ha sido preparado por una consulta a nivel de Iglesia universal.

Hay cuestiones a tratar de lo más variadas; algunas voces han pedido cambios en la moral sexual o revisar las normas sobre el celibato de los sacerdotes en la Iglesia latina.

Todo ello crea expectación en  muchos fieles, pero también perplejidad, temor, duda… Toda la dinámica de preparación del Sínodo responde a la convicción de que el Espíritu Santo distribuye sus dones entre todos los fieles y, por tanto, hay que escuchar y dialogar entre todos, con la confianza de que aún el más pequeño, tiene algo importante que decir.

En verdad, todos los fieles tienen parte en la comprensión y en la trasmisión de la verdad revelada. El “depósito sagrado”, contenido en la Tradición eclesial y en la Escritura,  fue confiado por los Apóstoles al conjunto de la Iglesia, a todos los fieles, sin excepción. Es “el depósito”, del cual habla repetidamente san Pablo a su fiel discípulo Timoteo: «Timoteo, ¡guarda el deposito! » (1Tm 6,20; cf 2Tm 1,14).

Dicho depósito, confiado a todos los fieles por los Apóstoles, debe preservarse, practicarse y proclamarse mediante la unión entre pastores y pueblo, con la ayuda de la Eucaristía y la oración en común. Parece que se quiere sea un Sínodo con participación de todos, incluso a la hora de las votaciones.

A este punto conviene tener presente, sin embargo, que el carisma de la interpretación auténtica de la Palabra de Dios, trasmitida por Tradición oral o escrita, ha sido confiado por el Señor Jesucristo sólo al Magisterio vivo de la Iglesia, que lo ejercita en su nombre, como enseña el Concilio Vaticano II en la Constitución Dei Verbum n.10.

Ese Magisterio vivo no ha sido encomendado por el Señor ni a los teólogos, ni a los carismáticos, ni a los fieles en general sino sólo a los obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el Obispo en la sede romana.  

Pero ni el magisterio ni el pueblo están por encima de la Palabra de Dios, trasmitida por Tradición oral o escrita, sino a su escucha. Toda la Iglesia está siempre a la escucha de esa Palabra y toda la Iglesia recibe con docilidad la interpretación auténtica que el Magisterio de ella realiza.

Es así, de esta manera orgánica, como la totalidad de los fieles -pastores y fieles- no puede equivocarse en la fe (cf. LG, n.12).

El próximo Sínodo ha difundido un clima de dialogo y escucha entre todos los fieles. Que a este clima acompañe también un clima de docilidad por parte de todos al Espíritu Santo, que ha hablado en la Tradición oral y escrita y que el Magisterio interpreta con la autoridad recibida del mismo Señor.                  

El autorCelso Morga

Arzobispo de la diócesis de Mérida Badajoz

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