FirmasAndrea Tornielli

Misioneros que se dejan evangelizar

Los cristianos saben que han de ser misioneros, pero también que su misión más importante no es dar a los demás algo que poseemos y que debemos de dar, si no buscar en los demás, y particularmente en los necesitados, lo que ellos necesitan.

11 de abril de 2017·Tiempo de lectura: 2 minutos

¿Por qué el Papa Francisco ha repetido ya varias veces aquellas palabras de su predecesor Benedicto sobre la evangelización, cuando explicó que la Iglesia crece por atracción y no por proselitismo? ¿No está en la naturaleza y misión de la Iglesia el “conquistar” prosélitos? En realidad, las palabras de Benedicto asumidas por su sucesor Francisco nos hablan de un método, que es el método que Dios siempre tuvo: no el de coaccionar la libertad. No el de los grandes eventos históricos, ni el de las intervenciones extraordinarias, sino el de la comunicación en el susurro de la brisa, en el brillo de la belleza, en el atractivo de una vida que se testimonia por sí misma.

Esta convicción la podemos descubrir en la historia de la Iglesia y y en cómo se comunicó la fe cristiana. En la perspectiva de Francisco, conviene comprender algunas consecuencias, y sobre todo esta: el creyente sabe que ha de ser misionero, pero que su principal misión no es llevar algo a alguien, ser protagonista y su capaz de dar algo a otros que lo necesitan. Por ejemplo, hablando del tema de la periferias geográficas y existenciales, la misión no es principalmente llevar a los pobres o a los desesperados nuestro anuncio, como si fuera algo que nosotros mismos poseemos, y que por ser cristianos damos para que quienes lo acogen puedan convertirse.

La perspectiva es diferente y nos pide una continua conversión. Es la del misionero que va a las periferias para buscar algo que necesita. Va a buscar el rostro de Dios en los pobres y necesitados, a ser evangelizado tocando en ellos la carne de Jesucristo. El Papa lo explicó muy bien el 6 de enero. Los cristianos no son los que hablan mucho, se lamentan, estudian estrategias de marketing para ganar gente para su “empresa” eclesial. Son como mendigos que buscan cada día el encuentro con Dios en el encuentro con los necesitados. Y como ha dicho hace poco el cardenal Parolin, hablando de las raíces cristiana de Europa: “De los cristianos no se espera que digan qué hacer, sino que demuestren con sus vidas el camino que hay que recorrer”.

El autorAndrea Tornielli

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