En 2024 se cumplen 40 años del estreno de la película germano-estadounidense “La Historia Interminable” (Wolfgang Petersen, 1984). Cuando se estrenó, fue la película más cara producida fuera de Estados Unidos o la Unión Soviética y se trataba de una adaptación de la primera mitad de la novela homónima del escritor alemán Michael Ende (Alemania, 1929-1995). Aunque para el autor del libro la película sólo era «un gigantesco melodrama comercial a base de cursilería, peluche y plástico», consiguió cautivar -con su inolvidable banda sonora de fondo- a toda una generación de niños que captaron así algunos de los más profundos mensajes que encierra este clásico de la literatura juvenil.
Biografía de Michael Ende
Michael Ende fue hijo único del pintor surrealista Edgar Ende (uno de los artistas “degenerados” según los nazis) y de Luise Bartholomä, una fisioterapeuta. Su infancia estuvo marcada por el ambiente artístico y bohemio en que se movía su padre. En su juventud participó en una agrupación antinazi llamada «Frente Libre Bávaro» mientras era estudiante, pero tuvo que dejar sus estudios para servir en el ejército alemán. Más tarde, su familia se mudó a una zona de artistas en Múnich, que dejó una gran influencia en Ende.
Después de entrar en la escuela antroposófica del filósofo Rudolf Steiner y de estrenar su primera obra de teatro “Ya es la hora” (dedicada a la matanza de Hiroshima), Ende estudió interpretación en la escuela de Otto Falckenburg de Múnich y publicó sus tres obras más famosas: “Jim Botón y Lucas el maquinista” (1960), “Momo” (1973, de corte surrealista y metafísico, prohibida en la Alemania comunista por la dura crítica social que representaba) y “La historia interminable” (1979). Se casó y vivió en Roma durante 26 años con la cantante Ingeborg y, a la muerte de su esposa, se casó por segunda vez con la japonesa Mariko Sato. Como anécdota, era un gran aficionado a las tortugas, que aparecen en varias de sus novelas.
El cosmos es un anfiteatro
En una entrevista que le hicieron a finales de 1983, Michael Ende afirmó que estaba “convencido de que fuera de nuestro mundo perceptible, existe un mundo real del cual proviene el hombre y hacia el cual se dirige nuevamente. Es una idea que discutí extensamente con mi padre, a quien le debo lo que soy y la idea del mundo como algo misterioso. Para mí la naturaleza no es una mera suma de química y física”, que le hubiera gustado tener hijos, que tendía a la depresión, que se consideraba cristiano, que creía “que vivimos en ese mundo prometido ahora mismo y que existe una jerarquía infinita de inteligencias superiores… como los llamados ángeles y arcángeles”. También manifestó que “la humanidad es el ombligo del mundo. Para mí, el cosmos es un inmenso anfiteatro donde los dioses y demonios miran lo que hacemos aquí, si no, no entiendo el por qué tendríamos que vivir”.
Ante la pregunta de por qué Dios permite el mal, contestó: “Porque es necesario, el mal es tan necesario como el bien. En la historia de la Salvación de Cristo, Judas es completamente necesario. Desdémona es tan importante como Iago. El punto de vista histórico y estético no conoce la moralidad”. Y también afirmó que ya no estaba interesado en la política porque fue uno de los que “en 1968 siguieron el esperanzador camino del movimiento estudiantil; sin embargo, los ortodoxos instauraron un terror psicológico en donde me sentí como el último niño. No podía creer que todo eso de Marx y el pelo largo nos llevara a una solidaridad real”.
Las referencias de «La Historia Interminable»
Su novela “La historia interminable” tiene evidentes referencias filosóficas y literarias. En esta aparentemente ingenua historia de aventuras aparece la idea del vacío y el concepto de «la nada»; el viaje del guerrero Atreyu; el pantano de la tristeza y la sabiduría de la vieja tortuga Morla, la suerte del dragón Falcor o Fujur; el poder de creer y las esfinges del Oráculo del Sur; la teoría de los reflejos, la proyección y el coraje para confrontar tu verdadero ser; el valor para dejar atrás el miedo, el poder de los sueños y la importancia, en tiempos tan superficiales, de la imaginación.
Como en la filosofía griega, judía, hindú y otras, en esta novela se hace presente el concepto del ser o no ser y las consecuencias de negarte a ti mismo. Ideas de Hegel, Kant, Heidegger y el existencialismo de Sartre, se manifiestan en la historia de diferentes maneras, pero con un mismo mensaje: la nada es lo opuesto al ser, al verdadero ser. En la Puerta del Espejo, Atreyu se enfrenta a uno de los mayores retos del ser humano: la confrontación con el verdadero ser. Ahí, donde «las personas amables descubren que son crueles y los valientes se vuelven cobardes. Porque al confrontarse con el verdadero ser, la mayoría de las personas huyen corriendo». Este mensaje es parte del pensamiento de Jacques Lacan y su trabajo sobre «el ser». Desde el título del libro hay reminiscencias del eterno retorno de Nietzsche.
Las creencias y el sentido de la existencia
Durante toda la historia, Atreyu es rescatado en varios momentos por un dragón blanco de la suerte: el querido Fálcor o Fújur, presente en los momentos más difíciles, apoyándole y animándole a que vuelva a creer. Esta «suerte compañera» está presente en varias civilizaciones milenarias, como la china, y es parte de lo inesperado y sorprendente que el camino puede ser. Otro momento clave de la historia es el encuentro de Atreyu con Gmork, un lobo mercenario de «la nada», que le habla del poder de los sueños en la vida humana y cómo la fantasía no tiene fronteras. Cuando los humanos dejan de creer, desear y soñar, la ausencia existencial crece y atenta contra nuestro verdadero ser. Como dice Gmork en la novela, «si la gente deja de creer, pierde sentido su existencia y es fácil de controlar. Y quien sea que tenga el control, tiene el poder».
El trasfondo cristiano de «La Historia Interminable»
Conociendo la formación y la vida de Michael Ende, no parece demasiado aventurado descubrir también un trasfondo cristiano en este clásico universal. Algunos ejemplos podrían ser: la importancia de la lectura y de los libros (el libro de la historia-la Sagrada Escritura), la salvación viene de un niño (Bastián-Cristo), la redención a través de un aparente fracaso (Atreyu-Cristo), el papel principal en la historia de una niña (la Emperatriz infantil-la Virgen María), la tristeza y la desesperanza como arma de las fuerzas del mal (el hundimiento del caballo Artax en el pantano de la tristeza, el nihilismo de la vieja tortuga Morla, el avance de la nada -la acción del demonio en las almas), la importancia de poner un nombre (el nombre de “hija de la luna” que pone Bastián a la Emperatriz infantil -el nombre que pone a Dios a todas sus criaturas y a las personas que encomienda misiones especiales en la historia de la salvación), cada nuevo comienzo cuando parece que todo está perdido (la reconstrucción de Fantasía por parte de Bastian -la redención de Jesucristo que hace nuevas todas las cosas después de la destrucción obrada por el pecado), etc.
Recuerdo haber visto la película de 1984 por primera vez en el cine con cuatro años y después muchas veces en el cine y la televisión. Aunque lógicamente por aquel entonces no entendía todo lo que escribo en este artículo, sus ideas me parecieron fascinantes y útiles para mi vida. Cuando en 1995 decidí entregarme por completo a Dios, recuerdo haber tenido presente la escena de la película en la que Atreyu vence el miedo y atraviesa el peligroso paso entre las esfinges del Oráculo del Sur para llevar a cabo la misión recibida. Que Michael Ende disfrute por siempre en el Verdadero Paraíso.