La muerte no es el final

28 de enero de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos

En los días en los que estaba prevista la asamblea anual de delegados de medios de comunicación de toda España, pospuesta a causa del recrudecimiento de la pandemia, nos llegó la triste noticia del fallecimiento del arzobispo castrense y presidente de la Comisión Episcopal de Medios de Comunicación de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Juan del Río.

La información sobre su ingreso hospitalario a causa del coronavirus nos había llegado unos días antes de la fiesta del patrón de los periodistas, San Francisco de Sales, y todos los que compartimos esta doble vocación por la comunicación y el Evangelio pudimos rezar por él en las distintas eucaristías convocadas por este motivo en las diferentes diócesis.

En los días grandes de la comunicación eclesial en España, se nos fue uno de los más grandes de la comunicación católica. Toda su vida como sacerdote, 46 años, la dedicó a esta difícil misión pastoral. Los que fuimos testigos de primera mano de su celo apostólico y periodístico no tenemos dudas: era un apasionado del Evangelio y del uso de los medios de comunicación para transmitirlo.

En una entrevista durante el confinamiento para el programa Últimas Preguntas de TVE, afirmaba que, aunque en este tiempo de pandemia los hombres y mujeres de la comunicación tengamos que narrar situaciones de dolor y de enfermedad, es necesario que salgamos a «narrar verdaderas historias de milagros, de esperanza, de buena noticia que en medio de la pandemia se están dando».

Mientras escribo este, mi primer artículo en esta nueva apuesta comunicativa que es Omnes, no puedo dejar de dar vueltas a esa frase profética. Y es que, junto a la historia de enfermedad y dolor que nos toca contar por la muerte de Mons. Del Río, no tenemos más remedio que alegrarnos también por la buena noticia, llena de esperanza, del relanzamiento de un medio de comunicación en el que se narrarán todos esos milagros cotidianos que también suceden a nuestro alrededor en tiempos del Covid.

En aquella misma entrevista, el arzobispo hablaba de la importancia que tiene la comunicación para que la sociedad «siga creciendo en libertad y en verdad porque, si no, quedamos dominados por una cultura de la mentira».

Y es que nadie puede considerarse informado a través solo de lo que le llega por los grupos de Whatsapp, donde cunden los bulos y las fake news. La apuesta por medios de comunicación profesionales y comprometidos con la verdad es la única forma de protegernos del virus de la desinformación que tanto daña nuestras relaciones. Por eso, este nuevo medio es tan buena noticia.

Aquí se narrarán relatos de alegría y llanto, de victorias y derrotas frente al virus, de muerte y resurrección… La historia de Dios entremezclada en la vida particular de todos y cada uno de los hombres. Hoy la muerte no es el final, como canta el himno a los caídos de las Fuerzas Armadas, sino el principio de la historia. Gracias, D. Juan, por impulsarnos a contar buenas noticias y por haber sido Buena Noticia para todos.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

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