La maternidad, al podium social

En todos los países de occidente la tasa de fertilidad está muy por debajo de la tasa de reposición y continúa su tendencia decreciente.

11 de octubre de 2024·Tiempo de lectura: 5 minutos

En todos los países de occidente la tasa de fertilidad está muy por debajo de la tasa de reposición y continúa su tendencia fuertemente decreciente. De continuar esa tendencia, muchos de ellos en pocos decenios desaparecerán.

Corea del Sur es el país con menor tasa de natalidad del mundo. Dada la gran preocupación de su gobierno por el problema, han gastado 200.000 millones de dólares en intentar aumentar su tasa de natalidad. Hungría gasta el 5% de su PIB anualmente en lo mismo. Ambos países y muchos otros están fracasando.

Sin embargo, Georgia o Mongolia aumentaron mucho su tasa de natalidad sin gastar prácticamente nada. ¿Cómo? Comprendieron que la fertilidad no es una cuestión de dinero, sino también de estatus. Antes de explicar la importancia del estatus, observemos rápidamente que las explicaciones más comunes de por qué la fertilidad está colapsando (coste de la vida, etc) no pueden ser la historia completa.

De qué depende el aumento de la natalidad

Como muestran los países mencionados y los países nórdicos, dar a las personas más y más beneficios económicos para tener hijos no cambia prácticamente la situación. Nos encontramos ante una aparente paradoja: una tendencia sostenida hacia menores tasas de fertilidad en todo Occidente, en un país tras otro, generación tras generación, sin una lógica causal obvia. ¿Cómo se explica esto?

Existe una causa fundamental poco apreciada de esta tendencia, que se manifiesta en forma de diferentes causas, reales e imaginarias, y en diferentes geografías. Esta causa fundamental es el estatus. El «estatus» social denota un conjunto universal de instintos y comportamientos humanos.

Qué es el estatus

El estatus describe la posición percibida del individuo dentro del grupo. Denota su valor social y su lugar dentro de las jerarquías formales e informales que componen una sociedad. El estatus tiene su expresión en los comportamientos de deferencia, acceso, inclusión, aprobación, aclamación, respeto y honor (o en sus opuestos: rechazo, ostracismo, humillación, etc.).

El estatus se obtiene y se mantiene a través de comportamientos aprobados socialmente (logros, etiqueta, defensa del grupo) o mediante la posesión de «símbolos» reconocidos (títulos, riqueza, atractivo físico).

Los valores sociales actuales son materialistas y están muy influenciados por la cultura woke y similares. Estos implican que el resultado en cuanto a estatus por tener un hijo más es inferior al de otros factores en competencia. El estatus tiene una importancia existencial para muchos individuos. Las personas se suicidan por la pérdida de estatus.

Georgia

A mediados de la década de 2000, Georgia disparó su tasa de natalidad, que aumentó un 28% y se mantuvo alta durante muchos años. ¿Cómo lo consiguió? Un importante patriarca de la Iglesia Ortodoxa de Georgia, Ilia II, anunció que bautizaría personalmente y se convertiría en padrino de todos los terceros hijos en adelante. Los nacimientos de terceros hijos aumentaron tanto que, de hecho, eclipsaron las disminuciones en el número de primeros y segundos hijos. Esto se ha entendido ampliamente como un fenómeno exclusivamente religioso, pero se entiende mejor si incorporamos el factor del estatus.

Mongolia es otro gran ejemplo. Durante casi 70 años, los líderes mongoles han otorgado la Orden de la Gloria Maternal a las madres de varios hijos. Esto ha elevado el estatus de la maternidad y ha ayudado a forjar una cultura notablemente pro-natal.

La fertilidad en Mongolia ha sido consistentemente 2 y 3 veces más alta que la de los países vecinos en los últimos años y ha ido aumentando poco a poco desde hace 20 años, mientras que sus vecinos han visto caer las tasas de natalidad.

Verdadero reconocimiento

En Mongolia el propio presidente entrega un premio a cada madre que tenga al menos cuatro hijos. Las madres mongolas de cuatro hijos reciben la Orden de la Maternidad Gloriosa. Las madres de seis hijos reciben la Orden de la Maternidad Gloriosa de Honor. Las madres reciben esa distinción de la mano del mismo presidente en una ceremonia que se celebra por todo lo alto. Las mujeres descienden por las escaleras del Palacio de Estado en Ulaanbaatar sobre una alfombra roja y dorada, con la estatua de Genghis Khan justo detrás de ellas.

Se realizan varias ceremonias por distritos, para poder brindar una atención personalizada a todas las galardonadas. También hay un premio en efectivo, pero es mínimo: solo 60 dólares para las madres de seis hijos. Claramente, la motivación de las mujeres para tener hijos no es económica, sino que es el estatus en la sociedad mongola.

Este premio es tan importante que incluso los consulados de Mongolia tienen la obligación de otorgarlo también a las madres mongolas en el extranjero. El estatus en torno a la maternidad es un factor crucial y poco apreciado de las tasas de natalidad. El estatus es increíblemente importante para la mayoría de los seres humanos, y quizás lo buscamos más que cualquier otra cosa.

Sentido trascendente

El estatus ayuda a explicar la paradoja de que, a medida que las sociedades se enriquecen y la sociedad pierde el sentido trascendente de la vida, la tasa de fertilidad disminuye. Aunque el bienestar absoluto ha aumentado, tener hijos en una sociedad rica y materialista no ofrece ningún aumento en el estatus relativo.

La educación y la carrera profesional compiten directamente con la vida familiar. En grupos culturales donde la maternidad y la paternidad se eleva a un alto estatus, como en grupos religiosos como los católicos tradicionales o los judíos ortodoxos modernos (no confundir con los ultraortodoxos), la tasa de fertilidad suele ser más alta.

Esto puede explicar también la notable fertilidad en Inglaterra y Gales durante la época victoriana. La reina Victoria transmitió una cultura que confería un alto estatus a la maternidad, al criar ella misma nueve hijos.

Corea del Sur

¿Y a la inversa, puede el estatus reducir las tasas de natalidad? Sí, puede. Corea del Sur es el ejemplo perfecto. Gracias a los sistemas formalizados coreanos de etiqueta, lenguaje y títulos, las jerarquías sociales allí son muy claras y explícitas. Los individuos se ven incentivados a tomar las medidas necesarias, por extremas que sean, para garantizar que su estatus dentro del sistema se maximiza o al menos se mantiene.

Este proceso encuentra una expresión particular en la estructura de la economía coreana, en la que los únicos empleadores de alto estatus son el pequeño número de mega-conglomerados industriales como Samsung (los llamados «chaebols»).

Los “chaebols”

En Corea no eres una persona de igual estatus que otras si no trabajas en alguno de estos chaebols. Los chaebols son extremadamente importantes para el estatus social en Corea. Las personas dedican gran parte de su vida a intentar obtener la puntuación perfecta en el examen de acceso al chaebol de su elección.

La competencia es feroz y depende del desempeño de cada individuo en el examen nacional que determina las plazas universitarias. Este examen es tan importante que hasta el tráfico aéreo y por carretera se ralentizan al máximo el único día del año en que se realiza.

Todos los niños deben recibir una formación excepcional para rendir en este examen. Esto significa que los padres deben pagar profesores particulares o academias muy costosas. Esto hace que la mayoría de las parejas no tengan familias numerosas.

Estima personal

Todos tenemos una necesidad psicológica de estatus. Pero ahora que la pregunta introductoria estándar es «¿A qué te dedicas?», lamentablemente “Soy madre” no es una buena respuesta, porque transmite poco estatus dentro de la cultura materialista actual.

¿Hay entonces alguna esperanza para las generaciones futuras? Sí, la fe y cultura religiosa no materialista. Las comunidades modernas de judíos ortodoxos y las de católicos tradicionales tienen tasas de fertilidad más altas aún viviendo en países occidentales y siendo sus mujeres universitarias o con formación profesional, y ostentando muchas de ellas carreras profesionales de prestigio.

Además de la definitiva influencia de la fe en la trascendencia de la vida y en el valor divino de lo humano, dentro de esos grupos presentarse como madre de varios hijos mejora su estatus social.

El mensaje es que tenemos que encontrar una manera de honrar la maternidad como si nuestra civilización dependiera de ella. Porque sin duda depende de ello.

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