FirmasXiskya Valladares

La fe como experiencia es la clave

Ante la dificultad que plantean los extremismos de hoy en día, es urgente y necesaria la educación para el diálogo que sugiere el Papa Francisco, y seguir el criterio que estableció el propio Jesús.

9 de enero de 2017·Tiempo de lectura: 2 minutos

Dice el Papa Francisco que “dialogar ayuda a las personas a humanizar las relaciones y a superar las incomprensiones”. Lo tenemos muy claro en nuestras relaciones diarias, aunque admitamos que no siempre sabemos hacerlo. Pero ¿lo tenemos igual de claro cuando nos referimos a terroristas, a suicidas, a extremistas? La cosa se complica. 

El recién publicado informe sobre la libertad religiosa en el mundo, encargado por Ayuda a la Iglesia Necesitada, llega a la conclusión de que el islam extremista es la principal amenaza a la libertad religiosa y la principal causa de persecución. Pero no afecta solo a los cristianos practicantes, sino a las sociedades occidentales de raíces cristianas, aunque hoy sean ateas: uno de cada cinco países ha sufrido ataques islamistas radicales. Son 38, de 196 analizados, los países del mundo donde se han registrado graves violaciones contra la libertad religiosa. 

Está claro que el extremismo, en general, genera violencia. Los estudios demuestran que la religión es un gran factor de cohesión intragrupal, algo positivo, pero también que puede incrementar la agresividad intergrupal hacia quien no pertenece al grupo. De ahí la urgencia de profundizar en nuestra fe para saber dar razón de ella, pero sobre todo, para fundamentarla en una relación personal fuerte con Jesús. Si los cristianos reducimos la religión tan solo a una ideología o a un grupo social, corremos el peligro de caer también nosotros en fundamentalismos. 

No solo es posible, sino que es urgente y necesaria una educación para el diálogo, como dice el Papa Francisco. Otros momentos históricos nos han demostrado que musulmanes, judíos y cristianos pueden convivir pacíficamente. En la actualidad, ante el islam extremista, oímos muchos cuestionamientos a esta posibilidad. ¿Se puede dialogar con terroristas? ¿Debemos dar una respuesta de acogida ante el drama actual de tantos desplazados por la guerra? Lo que está claro es que no todos los musulmanes son terroristas, y que es en el tú a tú, desde el relato de las vidas que conviven, cuando se crea el encuentro. También es muy claro que nuestro criterio debe ser el de Jesús: ¿qué respondería Él hoy ante estas situaciones? “Cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Francisco: “El diálogo derriba los muros de las divisiones y de las incomprensiones; crea puentes de comunicación y no permite que nadie se aísle, encerrándose en su pequeño mundo. Dialogar es escuchar lo que me dice el otro y decir con docilidad lo que pienso yo”.

El autorXiskya Valladares

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