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Invasión de Ucrania, nueve meses

Con la guerra de Ucrania de fondo, el Adviento emerge como un momento privilegiado para buscar la luz de la paz en todos los ámbitos. 

2 de diciembre de 2022·Tiempo de lectura: 2 minutos
ucrania

En los nueve meses transcurridos desde la invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, la guerra y los destrozos, humanos y materiales, han confirmado y acrecentado los motivos de repulsa expresados entonces. La guerra se está convirtiendo en una pesadilla para muchas personas de ambos lados, especialmente entre los ucranianos, en cuyo territorio se disputa.

El Papa Francisco ha seguido de cerca los acontecimientos, desde la perspectiva de padre y pastor característica de su misión. Sus pasos y decisiones en este contexto han mostrado un claro compromiso con la causa de la paz y de la justicia; y sus pronunciamientos y gestos han sido claros, valientes y mesurados.

Por una parte, no está omitiendo ningún esfuerzo para promover la paz, empleando una gran variedad de iniciativas diplomáticas, pasando por innumerables llamamientos a la cordura. Al mismo tiempo, ha mostrado infinidad de veces su cercanía paterna a los que sufren y su deseo de acompañarlos; así, ha enviado en varias ocasiones a representantes especiales. Tampoco ha dudado en condenar con gran claridad esta “masacre sacrílega”, como la ha llamado. Al mismo tiempo ha evitado cerrar puertas, crear nuevas enemistades, provocar conflictos con los representantes ortodoxos rusos, perjudicar lo que pueda salvarse u ocupar posiciones que no le correspondan.

A los nueve meses exactos, el 24 de noviembre el Santo Padre ha escrito una carta al pueblo ucraniano donde vuelve a lamentar “tanta destrucción y sufrimiento”. La conmovedora carta supone una significativa intensificación terminológica. 

El dolor de los ucranianos es su propio dolor, y los lleva cada día en su corazón y en la oración, afirma el Papa. Además de expresar un sentimiento humano, su solidaridad tiene un significado religioso: “En la cruz de Jesús os veo hoy a vosotros, a vosotros que sufrís el terror provocado por esta agresión. Sí, la cruz que ha torturado al Señor revive en las torturas encontradas en los cadáveres, en las fosas comunes descubiertas en varias ciudades, en ésas y en tantas otras imágenes cruentas que han entrado en el alma”. Enumera y recuerda con “afecto y admiración” a los niños que sufren o mueren; a las madres y esposas; a los jóvenes, los ancianos, los heridos en el cuerpo o en el espíritu; a los voluntarios, pastores, prófugos y desplazados, a las autoridades. Califica el comportamiento del pueblo ucraniano de “audaz” y “fuerte”, “noble” y “mártir”. El Papa anima a los ucranianos a “volver a Belén”. Para aquella Familia Sagrada la noche, que parecía fría y oscura, se iluminó con una luz no procedente de los hombres, sino de Dios. 

No sólo Ucrania: el mundo entero, también cada uno de nosotros, necesitamos esa luz, y precisamente el Adviento nos invita a buscarla. Es una pauta útil la que ofrece el Santo Padre cuando alienta a los ucranianos a dirigirse a la Virgen María, Reina de la Paz, para que cumpla las “justas expectativas de vuestros corazones, sane vuestras heridas y os dé su consuelo”, y les dé el don de la paz.

El autorRedacción

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