Inmigración, jóvenes y familia

29 de enero de 2018·Tiempo de lectura: 2 minutos

El debate sobre inmigración se acrecienta en Estados Unidos. La Administración ha anunciado la derogación del Plan DACA de protección a los jóvenes indocumentados hijos de inmigrantes, mientras los obispos apoyan a los jóvenes y a sus familias.

GREG ERLANDSON

—Director y editor jefe de Catholic News Service

@GregErlandson

Estados Unidos se ha visto consumido en los últimos años por el debate sobre la inmigración. El Congreso no ha puesto en marcha una reforma importante de su política de inmigración desde 1986. Desde entonces, los cambios se han centrado principalmente en la seguridad fronteriza y en la preocupación por el terrorismo.

El coherente mensaje de los obispos estadounidenses ha sido que la protección de las fronteras es un deber legítimo del gobierno, pero que una reforma justa del sistema de inmigración debe reconocer la realidad de los millones de inmigrantes indocumentados y sus familias que viven aquí ahora.

“No se puede evitar la dura verdad de que nuestro sistema de inmigración está roto, está quebrado de manera integral, en todas las áreas”, dijo el arzobispo José Gómez, de Los Ángeles, una importante voz entre los obispos sobre inmigración. Gómez se ha pronunciado repetidamente contra la ruptura de familias por parte de las autoridades de inmigración, diciendo que “la deportación por sí sola no es una política de inmigración”.

Mientras tanto, ha surgido un problema de alcance en torno a los 800.000 jóvenes indocumentados que fueron traídos a Estados Unidos por sus padres. Son conocidos como “soñadores” por su fe en el sueño americano. La mayoría tiene empleo, está asistiendo a la escuela, o sirve en el ejército de los Estados Unidos.

El presidente Obama emitió una orden ejecutiva en 2012 para proteger a estos niños de la deportación. Conocida como Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA), la orden ha sido considerada como una extralimitación de la autoridad presidencial. El presidente Trump ha anunciado su derogación, poniendo fin al programa en el próximo mes de marzo. Al mismo tiempo, ha pedido al Congreso de Estados Unidos que ponga en vigor la protección de los jóvenes del DACA antes de que finalice el programa, algo que el Congreso no ha podido hacer durante años.

Los obispos estadounidenses se han pronunciado enérgicamente en apoyo de los jóvenes del DACA. Recientemente, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos emitió una declaración en la que instaba a los católicos a ponerse en contacto con sus representantes políticos para apoyar la protección legislativa de estos jóvenes.

El Papa Francisco ha entrado también en el debate a la vuelta del viaje a Colombia. Ha hecho notar que el presidente Trump se describe a sí mismo como “un buen pro-vida”, por lo que si es “si es un buen pro-vida, entiende que la familia es la cuna de la vida y debe ser defendida”.

El autorGreg Erlandson

Periodista, autor y editor. Director de Catholic News Service (CNS)

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