En general, hablamos mucho de la fe y del amor, pero a veces olvidamos la esperanza. Nuestro tiempo de secularización necesita la esperanza más que antes. Y naturalmente, durante este período de pandemia esta necesidad será todavía más apremiante.
Nuestra fe en Jesucristo resucitado sigue siendo siempre la fuente de la esperanza. Por su resurrección ha vencido el pecado y la muerte, y nos ha abierto un futuro sin fin, o sea, la participación nuestra en su gloria eterna. El mensaje pascual debe siempre ser el centro de nuestro modo de evangelizar – y por eso puede también transmitir esta esperanza como una consecuencia natural y lógica.
Los hombres secularizados de hoy necesitan descubrir esta esperanza pascual. De otro modo, la muerte será la palabra final y el clima fundamental de su vida. Es nuestra vocación como cristianos vivir nuestra fe pascual de tal modo, que siempre crezcamos en el amor para nuestros hermanos secularizados para que podamos mostrar por nuestro modo de vivir esta esperanza pascual.
Obispo de Estocolmo. Miembro del Consejo de Economía de la Santa Sede así como del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.