El traje nuevo del emperador de Hans Christian Andersen me parece un cuento de tremenda actualidad. Vemos paseando delante de nuestros ojos al Emperador totalmente desnudo y nadie se atreve a decirlo en voz alta por no quedar mal. Y a costa de nuestra estupidez y miedo unos presuntos sastres timadores, que conocen muy bien el corazón humano, se hacen ricos y se escapan con nuestro dinero.
Quizás algo de esto nos suceda hoy con la ideología de género. ¿Quién se atreve a decir que la sexualidad humana tiene por finalidad la unión de la pareja y la reproducción de la especie y que su propia naturaleza es la de la complementariedad entre el hombre y la mujer? Simplemente citar la Escritura y decir aquello de ‘hombre y mujer los creó (cf. Gn 1, 27) parece ya una provocación.
Decía Chesterton que «llegará el día en que sea preciso desenvainar la espada para afirmar que el pasto es verde». No sé si hay que desenvainar la espada o el bolígrafo para defender la verdad, pero lo cierto es que se ha impuesto una tiranía de lo políticamente correcto en la que por defender lo obvio eres tachado de radical o te relegan al ostracismo.
Pero es necesario atreverse a decir que el rey está desnudo. No es suficiente el que no nos hagamos eco de esta ideología y pasemos, como de puntillas, sin pronunciarnos en silencio. Hay silencios que son afirmaciones. Hay verdades que, si no las proclamamos, por muy obvias que parezcan, quedan oscurecidas.
Quizás por eso me ayudó escuchar a D. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, abordó este tema en la catequesis que impartió en la Jornada Mundial de la Juventud ante las preguntas de los jóvenes. No escabulló la pregunta difícil. Y otras tantas incómodas sobre el aborto, la agenda 2030 y otras cuestiones espinosas para las que los jóvenes buscan respuestas.
Habría muchas preguntas que hacernos con entera justicia en torno a este tema. El interpelante Cui prodest, a quién beneficia, que nos lleva a mirar a los presuntos sastres que nos han vendido un traje que es falso y que escapan con el dinero del emperador. Porque no me cabe duda de que hay una confluencia de intereses económicos, ideológicos y de poder en que asumamos esta nueva dictadura ideológica.
Necesitamos que algún niño con mirada inocente, como en el cuento o como ocurrió con el profeta Daniel cuando iban a apedrear a la casta Susana, nos haga ver con claridad lo que por temor a los poderosos no nos atrevíamos a decir.
Y ser a la vez que inocentes como palomas, prudentes como serpientes (cf. Mt 10,16 ) porque en todas las esquinas se esconden aquellos que tienen las piedras preparadas para lanzarlas. La verdad, desde la más profunda caridad, también hay que saber decirla y exponerla con pedagogía, en su momento oportuno.
Porque, de nuevo recogiendo la sabiduría del periodista inglés, ‘la aventura puede ser loca, pero el aventurero debe ser cuerdo’.
Y hoy no hay aventura más apasionante y dificultosa que decir la verdad.
Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.