Con 212.000 hectáreas sembradas con coca el año pasado, este cultivo ilícito se ha estabilizado en Colombia, de acuerdo con una información recién publicada por la Casa Blanca sobre el comportamiento de los cultivos ilícitos. Frente al año 2018, en el que se registraron 208.000 hectáreas sembradas de coca, el incremento ha sido de 4.000 hectáreas. El informe destaca que los esfuerzos antinarcóticos de Estados Unidos y Colombia han demostrado resultados, puesto que “los niveles de cultivo de coca finalmente se estabilizaron en 2018 y 2019 por primera vez desde 2012”, ha señalado Kirsten Madison, subsecretaria de la Oficina de Asuntos Antinarcóticos y Aplicación de la Ley (INL) de Estados Unidos.
El ministro de Defensa colombiano, Carlos Holmes Trujillo, precisa que esas cifras se refieren sólo a lo registrado hasta mayo del 2019, y no tienen en cuenta el esfuerzo que realizaron las autoridades durante todo el año. A su juicio, según el mecanismo de medición de la Policía, en todo el 2019 hubo una reducción de cerca de 21.000 hectáreas y se está pendiente de la medición de Naciones Unidas, que se conocerá en junio de este año. “Vamos a continuar trabajando. Se va a retomar la aspersión, haberla suspendido fue un gravísimo error político”, indicó el jefe de la cartera de Defensa. El informe mostró también que la producción potencial de cocaína se incrementó en un 8 por ciento, llegando a 951 toneladas en 2019, en comparación con las 879 registradas en 2018.
Estos datos se explican por la madurez a la que han llegado extensas zonas de cultivo, que ya no dan una sola cosecha al año, sino que llegan a dar hasta cuatro cosechas. A esto se suma la tecnología usada por los narcotraficantes para incrementar la productividad de los sembrados ilegales. Cerrar el flujo de la materia prima a los laboratorios podría tener un impacto muy importante sobre la productividad. En este sentido, Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios por el Desarrollo y la Paz (Indepaz), añade que hay que dejar de persistir “en la estrategia equivocada de atacar al pequeño cultivador sin mirar el conjunto del problema en salud, macrocriminalidad, centros de lavado de activos…”. A su juicio, dar prioridad a las estrategias pactadas en el acuerdo de paz de sustitución voluntaria de cultivos ilícitos y una reforma rural integral son “un camino mejor”. En todo caso, el reto de disminuir los cultivos ilícitos y la producción de droga es grande, y Estados Unidos y Colombia acordaron reducir tanto los cultivos de coca como la producción de cocaína en un 50 por ciento para 2023.