El grupo joven de la hermandad

La actividad del Grupo Joven de una hermandad no se debe limitar al montaje de altares de culto. Ha de ser ocasión de animarlos a volar alto, un tiempo privilegiado para la formación y el compromiso cristiano.

24 de septiembre de 2022·Tiempo de lectura: 3 minutos
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Un grupo de acólitos frente a un paso enSemana Santa ©Feliu Fotografo

En algunas hermandades se organizan actividades o sesiones de formación para los hermanos agrupándolos según las edades, situación familiar u otras circunstancias personales: actividades para padres de familia, para personas mayores, para niños, para hermanas (con permiso de las feministas), por ejemplo; pero en todas suele haber un grupo al que se dedica siempre especial atención: los jóvenes, hasta el punto de que se suelen constituir como conjunto con entidad y denominación propias, el Grupo Joven, e incluso con un miembro de la Junta de Gobierno dedicado a ese Grupo.  

Es una buena praxis que da sus frutos. En el Sur de España, donde están más arraigadas las hermandades, entre los jóvenes que ingresan cada año en el seminario, un porcentaje significativo procede de las hermandades; pero conviene estar atentos para que los grupos jóvenes no se desvirtúen, se conviertan incluso en foco de problemas y pierdan su sentido.

Una primera idea a tener en cuenta: los jóvenes no conforman un grupo especial, son hermanos como los demás; que se les dedique una atención singular por su potencialidad y su capacidad de compromiso generoso no es excusa para atribuirse la condición de una hermandad paralela, con una dinámica propia en la que, además, en ocasiones se replican todos los defectos de los partidos políticos: pequeñas intrigas de pasillo, zancadillas, críticas para tratar de ir eliminando contrincantes potenciales e ir escalando puestos en una imaginaria carrera cofrade hasta llegar a ocupar un sitio en la Junta de Gobierno o, en el mejor de los casos, ser Hermano Mayor, lo que colmaría sus aspiraciones.

Salir de acólito en las funciones litúrgicas o llevar un cirial en la procesión es para algunos un buen comienzo en esa carrera. No digamos participar, representando a su hermandad, en la salida procesional de otra ¡llevando una vara! En época de elecciones se mueven tratando de orientar el mayor número de votos hacia “su candidato”.

En este contexto, si la Junta de Gobierno no vela por el correcto funcionamiento del Grupo Joven éste podría convertirse en una Escuela de Rancios, como se denomina a los cofrades que adoptan todas las formas externas convencionales y se afanan en lo accesorio, pero carecen de fundamento. Eso no casa con las virtudes de los jóvenes: generosidad, desprendimiento, ideales, entusiasmo. Se les condena a la mediocridad.

La actividad del Grupo Joven no se debe limitar al montaje de altares de culto, concursos cofrades y otras actividades más o menos divertidas. Ha de ser ocasión de animarlos a volar alto, ser libres, asumir riesgos, aprender a querer a la hermandad, un amor que, como todos los amores nobles, necesita sentimiento, pero también inteligencia y voluntad. Hacerles ver que no pueden insertarse eficazmente en la hermandad, ni en la sociedad, sin más equipamiento que sus sentimientos y sus experiencias cofrades (a veces poco afortunadas). Su paso por el Grupo Joven es una buena ocasión para atender a su formación, equipar su inteligencia y reforzar su voluntad.

Eso pasa por la elaboración de un plan de formación que abarque el conocimiento del Catecismo de la Iglesia Católica; el fomento de las virtudes humanas: compañerismo, lealtad, sinceridad, fortaleza, laboriosidad, … ; la educación de la afectividad; conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia; capacidad crítica. Además de animarlos a frecuentar los sacramentos, especialmente confesión y comunión y al trato con el Señor y su Madre, a través de las imágenes titulares de la hermandad y también directamente ante el Sagrario.

Llevar a cada miembro del Grupo Joven al convencimiento de que es “un pensamiento de Dios, un latido del corazón de Dios. Tienes para Dios un valor infinito” (San Juan Pablo II 23-09-2001). Animarlos a “jugarse la vida por grandes ideales. No hemos sido elegidos por el Señor para hacer cosas pequeñas. Id siempre más allá. Hacia cosas grandes”, tal como animaba Francisco a los jóvenes (Francisco 28-04-2013).

Merece la pena repensar el Grupo Joven de la hermandad para que, sin perder su frescura y entusiasmo, sea también ocasión de crecimiento interior, que en definitiva es de lo que se trata.

El autorIgnacio Valduérteles

Doctor en Administración de Empresas. Director del Instituto de Investigación Aplicada a la Pyme Hermano Mayor (2017-2020) de la Hermandad de la Soledad de San Lorenzo, en Sevilla. Ha publicado varios libros, monografías y artículos sobre las hermandades.

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