Decía santo Tomás de Aquino que “en sí misma la misericordia es la más grande de las virtudes, ya que a ella pertenece volcarse en otros y, más aún, socorrer sus deficiencias”. Esta frase encaja con este número doble de Omnes de julio y agosto de 2024, en el que la figura de Aquinate y los mayores en el mundo de hoy centran los contenidos de esta revista.
Triple aniversario
Santo Tomás de Aquino, uno de los nombres sin los que no se entienden la filosofía y la teología hoy, se encuentra de plena actualidad.
2023 supuso el 700 aniversario de su canonización, mientras que este 2024 se conmemora el 750 aniversario de su muerte, y en 2025, el 800 aniversario de su nacimiento.
En la carta que el Papa Francisco dirigió a los obispos de las diócesis directamente relacionadas con el doctor angélico, señalaba que el principal legado del insigne dominico se basa “sobre todo en la santidad, caracterizada por una especulación particular que, sin embargo, no ha renunciado al desafío de dejarse provocar y medir por la experiencia, incluso por los problemas inéditos y por las paradojas de la Historia, lugar dramático y al mismo tiempo magnífico, para discernir en ella las huellas y la dirección hacia el Reino que viene”. En efecto, su inspiración, el método, las enseñanzas y reflexiones de uno de los más grandes doctores de la Iglesia siguen estando de plena actualidad ocho siglos después de su muerte.
Nuestros mayores
Junto a la figura de Santo Tomás, el número especial de Omnes centra su mirada en la realidad de Occidente en la que el envejecimiento de la población es un reto ineludible que la Iglesia ha de afrontar desde la más profunda caridad y la justicia, así como con la creatividad necesaria para evitar reduccionismos y aprovechar el gran potencial de los mayores en la vida de la sociedad y de la Iglesia.
Son múltiples las iniciativas que, en todo el mundo no sólo cuidan a los mayores, sino que hacen de ellos sus principales protagonistas.
El desafío de la cultura del cuidado integral, de la valoración y el redescubrimiento de una sociedad mayor pero no envejecida, es sin duda, una de las principales tareas de políticos, pastores y fieles en el mundo de hoy.
Ese “volcarse en los otros” al que hace referencia Santo Tomás en la frase que hemos recordado y que, para los cristianos, se traduce en el ejercicio de la caridad, virtud principal entre todas y tronco central de la fe.
Como decía Benedicto XVI, “¡es bello ser anciano! En cada edad es necesario saber descubrir la presencia y la bendición del Señor y las riquezas que aquella contiene. ¡ Jamás hay que dejarse atrapar por la tristeza! Hemos recibido el don de una vida larga. Vivir es bello también a nuestra edad, a pesar de algún ‘achaque’ y limitación. Que en nuestro rostro esté siempre la alegría de sentirnos amados por Dios, y no la tristeza”.