De nuevo el aborto

El debate sobre el aborto se vuelve a encender tras las medidas anunciadas por un gobierno autonómico español. Entre tantas preguntas, ¿qué es lo que debe estar claro?

22 de enero de 2023·Tiempo de lectura: 2 minutos
Ecografía

Una mujer sostiene la ecografía de su bebé (Unsplash / Volodymyr Hryshchenko)

Escribo estas líneas sobre el aborto, a propósito de la polémica suscitada recientemente en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, pero quedando fuera de toda discusión política partidista. Quiero escribir desde la realidad de las cosas, desde la evidencia. Hay, al menos, dos evidencias, que no se pueden soslayar y que hay que seguir repitiendo si no queremos perder del todo la razón en una cuestión tan fundamental para la persona y para la sociedad.

La primera es que, desde el primer momento de la concepción, hay una nueva vida humana, que comienza su andadura vital en el seno de la madre; íntimamente unida a ella, íntimamente dependiente de ella, pero una vida humana distinta de ella. No podemos poner el comienzo de una nueva vida humana ni un segundo después de ese instante preciso de la concepción, porque, si así lo hacemos, ya no habrá forma de ponerse de acuerdo cuando es el comienzo.

La segunda evidencia es que realizar un aborto no es competencia exclusiva de la mujer, ya que se trata de un embrión de la especie humana y su preservación atañe a toda la humanidad.

En estas dos evidencias pienso que estamos de acuerdo todas las mujeres y hombres con un mínimo de sentido común.

Son dos evidencias que no van a cambiar por mucho que se repita que el embrión es “una cosa”, una “protuberancia”, una “amalgama de células” hasta no se sabe en qué momento mientras dura su proceso de formación o por mucho que se repita que el aborto es de exclusiva competencia de la mujer.

Imagino que cuando una mujer va a abortar por graves dificultades en su vida, lo que más le puede molestar es que le hablen de que se trata de su exclusiva competencia o responsabilidad, o de que tiene derecho a hacerlo. Imagino que esa mujer les diría en lo íntimo de su conciencia: “por favor, déjeme ustedes en paz; ¿piensa usted de verdad que pueda tener un verdadero derecho para obrar así?”. Esto no es cuestión de derechos, sino de dramas humanos muy profundos, que nos afectan a todos, mujeres y hombres, como seres humanos y que habría que afrontar globalmente de otro modo. Pero esto por ahora es una utopía.

El aborto es un drama humano mundial que tuvo sus inicios, en los tiempos modernos, durante los años 60 del siglo pasado, alentado por la oligarquía financiera internacional bajo influencia de la famosa familia Rockefeller. ¿Llegará el momento en que caeremos en la cuenta del drama humano colosal que se está produciendo? Espero que llegue ese día en que triunfe el verdadero progreso humano.

El autorCelso Morga

Arzobispo de la diócesis de Mérida Badajoz

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