El “Davos” de la cooperación

Las desigualdades globales y el grave problema de los refugiados exigen la colaboración de todos. Oferta de trabajo y educación son indispensables para ayudar a recuperar la dignidad de estas personas.

30 de agosto de 2017·Tiempo de lectura: 2 minutos

A principios de junio se celebraron en Bruselas las EDD (Jornadas Europeas de Desarrollo). Es el “Davos” de la cooperación, como alguien llama a este evento de dos días que reúne a partes afectadas por el desafío del desarrollo: las instituciones europeas y los Estados miembros, ONG, empresas, diferentes realidades de la sociedad civil.

En el corazón de una Europa que por un lado produce y por otro levanta muros, siempre en busca de una identidad unificadora, se ha planteado cómo reequilibrar el plano ahora inclinado bajo el peso de las desigualdades globales.

Así, entre las muchas palabras que se pronuncian en estos “acontecimientos”, hay una que parece destacar: la colaboración, la cooperación entre los diferentes actores. Lo señaló el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Junker, y lo han afirmado los líderes de países africanos: no queremos la intervención del molde neocolonialista, pero nos planteamos intervenciones en las que podemos trabajar juntos. Y ¿cuáles son estas iniciativas indispensables para lograr los objetivos de desarrollo sostenible?

La realidad vuelve siempre sobre dos cuestiones principales que van de la mano: la demanda de trabajo y la educación. Los que trabajan en los campos de refugiados, por citar sólo un ejemplo, saben por experiencia que un proyecto de dinero en efectivo a cambio de trabajo (dinero por trabajo) permite a los que están alojados por largo tiempo en los campos del Líbano, Jordania y Kenia, recuperar su dignidad y no tener que alejarse demasiado de su tierra natal. Y Europa puede contener la llegada de nuevos desesperados.

Pero el trabajo no es suficiente. El trabajo sin educación es probable que tenga dificultad para respirar, y viceversa. La educación sin trabajo crea frustración. Pero cuidado: la educación debe ser de calidad, y junto a la transmisión de conocimientos técnicos, también es “apertura” y uso crítico de la razón. Este es, por ejemplo, el desafío del proyecto Regreso al Futuro, financiado por el Fondo Europeo Madad, que AVSI está realizando con otros socios en Líbano y Jordania. Los números ayudan a comprender su alcance: 30.000 niños involucrados en el Líbano; 10.000 en Jordania; y un total de 200.000 beneficiarios indirectos.

El autorMaria Laura Conte

Licenciada en Letras Clásicas y doctora en Sociología de la Comunicación. Directora de Comunicación de la Fundación AVSI, con sede en Milán, dedicada a la cooperación al desarrollo y la ayuda humanitaria en todo el mundo. Ha recibido varios premios por su actividad periodística.

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