Carta a mamá

Al inicio de mayo, el mes de María, de la Madre, una carta para aquella a la que, cada día, llamamos madre con la seguridad de que nos escucha. 

3 de mayo de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
carta

Hola Mami. ¿Cómo estás?:

Yo sigo bien aquí, dentro de esta bola enorme. ¡Cómo me gustaría poder verte ya la cara! Acariciar tus mejillas, sentir tus abrazos y oler tu pelo; pero, por ahora, creo que me queda un tiempo de estar aquí. Me gusta hablar contigo, porque sé que me escuchas, que estás pendiente de mí, y que le cuentas a papá cosas mías.

No me cabe en la cabeza cómo otros no hacen esto que tú y yo hacemos habitualmente: charlar; pegarnos un toquecito para saber que estamos juntos, aunque uno a un lado y otro al otro; explicarnos nuestras cosas, aunque yo no te oiga claramente como se oyen las personas cuando hablan entre ellas. A veces es un agobio estar aquí, ¿sabes? Hay muchas cosas que me oprimen, hay días en que me encuentro mal y me gustaría salir ya de una vez, pero en cuanto te lo explico, se me pasa. Me siento arropadito por ti, protegido, seguro.

Mis palabras son muy pobres aquí dentro. A veces, lo único que hago es repetir y repetir lo mismo 50 veces, pero a ti te encanta porque, en ese momento, estoy contigo y muchas palabras sobran cuando lo que nos decimos es “te quiero”.

¡Tengo tanta suerte de tener una madre! Yo creo que nada se parece más a Dios que una madre. Vosotras creáis la vida en vuestro interior y os dais como alimento; corregís, pero perdonáis siempre; ayudáis a vuestros vástagos en sus necesidades y los proveéis de todo lo que necesitan; os jugáis la vida con cada nueva criatura y, llegado el momento, sois capaces de darla por ella. No hay palabra que se parezca más a madre que amor.

Foto: Fernando Navarro

Pero tú eres una madre especial, porque no eres solo madre mía, sino de todos y tu nombre es el más dulce de los nombres: María.

Los que vivimos dentro de esta bola enorme que es el mundo, nos dirigimos a ti de forma especial en este mes de mayo donde, en la mitad del planeta, florece la primavera. Anhelamos encontrarnos contigo al otro lado, en el cielo, y poder verte en persona porque tú estás ya allí en cuerpo y alma. Multiplicamos nuestras oraciones porque sabemos que tú nos escuchas e intercedes por nosotros ante Papá Dios.

Millones de personas no sabríamos vivir sin tener contacto contigo, sin invocarte a menudo. Ante los agobios de la vida, acudimos a ti buscando el consuelo y nos gusta sentirnos arropados bajo tu manto. Entre las formas de dirigirnos a ti, en este mes que te dedicamos, lo hacemos principalmente con el Rosario, en el que, de tu mano, contemplamos cuánto nos amó tu Hijo y repetimos hasta 50 veces palabras llenas de cariño.

¡Qué suerte tengo de tenerte como madre! En el colmo de la donación, cuando ya tu Hijo me lo había dado todo, quiso dejarme a tu cargo y que yo también tuviera el privilegio de poder llamarte Immá (mamá).

Querida Immá:

En este mes de mayo quiero decirte de nuevo cuánto te quiero y te necesito; y quiero pedirte que me ayudes a hacerme pequeño, tan pequeño como un bebé, para poder, contigo como madre, y como nos invitó a hacer tu Hijo, nacer de nuevo.

El autorAntonio Moreno

Periodista. Licenciado en Ciencias de la Comunicación y Bachiller en Ciencias Religiosas. Trabaja en la Delegación diocesana de Medios de Comunicación de Málaga. Sus numerosos "hilos" en Twitter sobre la fe y la vida cotidiana tienen una gran popularidad.

Leer más
Newsletter La Brújula Déjanos tu mail y recibe todas las semanas la actualidad curada con una mirada católica
Banner publicidad
Banner publicidad