Bautismos en la noche de Pascua

La incorporación de adultos a la Iglesia católica manifiesta como la gracia suele abrirse paso en la normalidad de la vida de cada persona.

6 de abril de 2021·Tiempo de lectura: 2 minutos
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Foto: Cristian Gutiérrez / Cathopic

Dieciocho personas, adultos jóvenes, recibieron el bautismo en la Vigilia Pascual en la que participé. Cada uno tendrá una historia diferente y personal. Probablemente pocos son resultado de una conversión repentina, o han buscado una experiencia religiosa particular. La vida habrá sido su camino.

En pocos momentos como en la Vigilia Pascual se percibe tan bien la novedad de la fe cristiana, a través de la expresividad de cada rito. Pero la incorporación a la Iglesia de algunas personas, por la recepción de los sacramentos de la iniciación cristiana (bautismo, confirmación y eucaristía), da a esa noche una plenitud particular.

Aquellos dieciocho hombres y mujeres jóvenes (Jorge, David, Elías, Ruth…), y los que ocupan cada año su mismo lugar en tantos sitios, son una muestra de la vitalidad de la fe y un ejemplo de la máxima elocuencia para el entorno en el que viven. La decisión que cada uno ha tomado, tras su propio recorrido personal y después de una larga preparación, ha sido bien consciente; y se ha formado en el deseo y en la inteligencia por medio de la catequesis y del acompañamiento. Su alegría, bien perceptible tras la Vigilia, tenía una energía que “ningún batanero” podría volver más blanca. Pienso que cada uno debería ser para su entorno un verdadero “motivo de credibilidad”.

La catequesis y la incorporación de adultos ha sido siempre una ilusión de la Iglesia, desde los primeros días. En nuestro país, debido a la predominancia “sociológica” del catolicismo, quizá ha tenido menor importancia numérica durante algún tiempo. Ahora se ha convertido en el nuevo horizonte. Una ilusión para la Iglesia y para cada uno, porque la gracia suele abrirse paso en la normalidad de la vida de cada persona, y pasa por cada familiar, cada amigo o compañero que orienta o apoya al que quizá sólo “intuye” a Dios. Muchas veces la ayuda es inconsciente, y otras consiste en oración, en tiempo que se dedica, en aliento para sostener los primeros pasos o en transmitir de la luz de la doctrina.

Enhorabuena a todos los bautizados en la noche de Pascua.

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