Hace dos semanas participé en el programa Mediodía Cope para hablar sobre el libro Cómo hablar de Dios en las redes. Los presentadores del programa tenían preparado un guion que incluía revisar el tiempo medio de uso del móvil por semana. Uno de ellos registraba más 7 horas, mientras que el otro pasaba 2 horas frente a la pantalla.
Durante una pausa publicitaria, Jorge Bustos, el presentador con menor tiempo de uso, comentó que cada tarde apagaba el móvil durante dos horas para dedicarse a la lectura, una estrategia que le ayudaba a no estar tan enganchado a la tecnología.
Abstinencia digital
Resulta que el primer viernes de marzo algunos celebran el día de la abstinencia digital. La efeméride puede servir para que los cristianos nos animemos a separarnos de nuestras pantallas por un motivo mucho mejor incluso que el de la salud mental. Tradicionalmente, los católicos hemos asociado la cuaresma con la abstinencia de comer carne los viernes, pero en un mundo cada vez está más digitalizado, ¿por qué no considerar también una «abstinencia digital»?
Las pantallas, aunque útiles, pueden convertirse en una distracción constante, robándonos tiempo que podríamos dedicar a ayudar a los demás, a la oración, a la lectura… San Ignacio de Loyola decía que «el enemigo más peligroso del alma es el apego desordenado». Hoy, ese apego puede ser a nuestro teléfono.
La abstinencia digital es un sacrificio con sentido para no ser una persona consentida, que se deja arrastrar por los vientos de cualquier clickbait.
La abstinencia digital no significa renunciar por completo a la tecnología, sino usarla con moderación y acierto. Los viernes de Cuaresma, días tradicionales de penitencia, pueden ser una oportunidad perfecta para reducir el tiempo que pasamos frente a las pantallas. Este pequeño sacrificio puede tener un gran impacto en nuestra vida espiritual: tiempo para la oración mental, para rezar el Rosario, meditar la Pasión de Cristo o simplemente escuchar la voz de Dios en el silencio. Para una mayor presencia en la vida real. Para ganar en libertad interior. La abstinencia digital nos ayuda a recuperar la paz interior y a enfocarnos en lo que realmente importa.
Cómo practicar la abstinencia digital
- Establece límites: decide cuántas horas al día usarás tu teléfono y apégate a ese límite.
- Desactiva notificaciones y silencia tu teléfono durante momentos de oración o convivencia familiar.
- Sustituye el tiempo de pantalla por algo muchísimo mejor.
- Involucra a otros: invita a tu familia o amigos a unirse a este propósito.
Este año, te invito a vivir la Cuaresma de una manera diferente. Deja que la abstinencia digital sea tu pequeño sacrificio, tu forma de decir «sí» a Dios y «no» a las distracciones que nos alejan de Él. Recuerda que, como dijo Jesús, «donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón» (Mateo 6, 21). ¿Dónde está tu tesoro? ¿En las pantallas o en la presencia de Dios?
Que esta Cuaresma sea un tiempo de renovación espiritual, donde al desconectar de lo digital, nos reconectemos con lo esencial: Dios, los demás y nosotros mismos. ¡Anímate a intentarlo! ¡Feliz Cuaresma!