Anzuelo para católicos

El sensacionalismo en las noticias sobre la Iglesia católica es una realidad cada vez más evidente y en constante crecimiento.

11 de marzo de 2025·Tiempo de lectura: 2 minutos
anzuelo

– Javier -me preguntaba un joven de catorce años no hace mucho tiempo-, ¿hasta qué punto está la masonería infiltrada en la Iglesia?

Respiré hondo antes de responder. Porque cuando un joven de esa edad te hace una pregunta así, hay muchas resonancias que le vienen a uno a la mente. Lo primero, claro está, es de dónde se ha sacado este adolescente estas preguntas. No tengo duda de que este muchacho ha oído o leído esto en alguna página web especializada en noticias eclesiales.

Y entonces no puedo olvidarme de lo que me comentó un obispo amigo hablando sobre la polarización que se vivía en algunos sectores de la Iglesia: «El problema es que tenemos a un pueblo de Dios alimentándose principalmente de Internet».

Obviamente no voy a hacer un planteamiento contrario a la red de redes. Sería un tanto paradójico tratándose de un artículo escrito en una revista digital. Pero me parece importante alertar sobre lo que este obispo señalaba. Y es que también en los medios de divulgación católicos es fácil caer en una línea sensacionalista y polarizadora, principalmente por el hecho de que para esos medios lo más importante es atraer el máximo número de entradas a sus portales digitales.

La técnica del clickbait, el ciberanzuelo en castellano, está ampliamente extendida en Internet. También entre nuestros medios. Un titular o una fotografía que no da información pero que suscita la curiosidad y hace que el lector que surfea por esa página pique el anzuelo y haga click en el enlace que lleva al artículo. Se suman así entradas a las estadísticas que colocarán a una publicación por encima de sus competidores. Si a eso le sumamos una cierta dosis de tensión, adrenalina, indignación o de morbo, tenemos el enganche ideal para que haya más católicos que se conviertan en consumidores de esa página web.

Esta es la dinámica de muchos medios generalistas y es también la de algunos medios de información eclesial. El problema, como decíamos, es que esa dinámica alimenta la polarización y las tensiones dentro de la Iglesia. Especialmente si nos acabamos metiendo en una burbuja de pensamiento y nos colocamos en un lado u otro de la barrera.

No son tiempos fáciles para quienes persiguen un análisis más objetivo -serán olvidados por aburridos-, para quienes buscan tender puentes -serán tildados de tibios-, para quienes asumen los matices de la realidad y, sobre todo, quieren alimentar su fe y relación con la Iglesia desde el Evangelio, antes que desde las publicaciones digitales.

Y sin embargo es hoy especialmente necesario un periodismo que se acerque a la realidad eclesial con rigor y verdad. Sin sensacionalismo ni jugar con las pasiones del lector. Y, si se me permite, con un profundo amor a la Iglesia.

–»¿Te puedo hacer otra pregunta? -siguió mi joven interlocutor- ¿Es verdad que el concilio Vaticano II tiene la culpa de lo que pasa hoy en la Iglesia?»

Sonreí. Y me preparé para una larga conversación. Las preguntas de un joven siempre hay que tomárselas en serio y merecen ser respondidas. Con rigor, verdad, amplitud. Y transmitiendo un profundo amor a la Iglesia. Eso me llevaría al menos un par de horas.

– Me encanta que me hagas esa pregunta…, ¿sabes qué es un concilio y cuántos ha habido a lo largo de la historia de la Iglesia?

El autorJavier Segura

Delegado de enseñanzas en la Diócesis de Getafe desde el curso 2010-2011, ha ejercido con anterioridad este servicio en el Arzobispado de Pamplona y Tudela, durante siete años (2003-2009). En la actualidad compagina esta labor con su dedicación a la pastoral juvenil dirigiendo la Asociación Pública de Fieles 'Milicia de Santa María' y la asociación educativa 'VEN Y VERÁS. EDUCACIÓN', de la que es Presidente.

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