Tengo 58 años, de los cuales 35 de vida religiosa (vida salesiana) y 25 años de sacerdocio, la mayoría de esos años dedicados a mis parientes y paisanos indígenas. La convocatoria del Sínodo sobre la región pan-Amazónica por parte del Papa Francisco fue una gran sorpresa para mí, involucrándome directamente en el proceso de su preparación.
Es interesante como desde el principio los indígenas se han convertido en los interlocutores especiales para contribuir a reflexionar sobre cómo sería una Iglesia con rostro amazónico y rostro indígena. Y de esa forma a mostrar cómo relacionarse de manera equilibrada con los territorios, bosques, ríos, arroyos, animales, peces, pájaros, lugares de nuestros orígenes.
Mi compromiso con el proceso de preparación para el Sínodo de la Amazonía me ha demostrado claramente que los pueblos indígenas amazónicos esperan que surja algo nuevo del Sínodo. La figura del Papa Francisco es entendida como uno de los aliados más fuertes en defensa de los pueblos y sus territorios, y este compromiso con los más frágiles que somos indígenas se demuestra como una voz profética en la Amazonía y en el mundo contemporáneo.
Al Sínodo asistirán expertos de nuestra Iglesia (teólogos, pastores, liturgistas, biblistas, canonistas, etc.). Los sacerdotes sinodales deberán asumir una actitud de escucha, escucha de las voces del Espíritu Santo y de las voces de la Amazonía. De esta manera, el Sínodo de la Amazonía ofrecerá a la Iglesia católica, desde la Amazonía, contribuciones que enriquecerán a toda la Iglesia católica.
El período posterior a la Asamblea del Sínodo será un momento muy bueno e importante, el momento en que veremos el nacimiento y el crecimiento de nuevos caminos para la Iglesia local. Por otro lado, se señalarán varios desafíos con respecto al cuidado de la ecología integral. Tanto la Iglesia como las sociedades nacionales pan-amazónicas se harán cargo de este trabajo y no hay que asustarse y escapar de estos compromisos.
Sacerdote salesiano, indígena del pueblo Utãpinopona/Tuyuka