Del 7 al 9 de febrero tendrá lugar un gran congreso de vocaciones convocado por la Conferencia Episcopal Española. La iniciativa lleva por título “¿Para quién soy yo? Iglesia, asamblea de llamados para la misión”. Monseñor Luis Argüello, Presidente de la Conferencia Episcopal y responsable del Servicio de Pastoral Vocacional, ha explicado en rueda de prensa el marco del congreso, que pretende salir de la propuesta de la autonomía individualista propia de la modernidad (expresada en el famoso “pienso, luego existo” de Descartes), a una invitación a considerar la vida como una “llamada” que da sentido y plenitud a la vida.
El congreso tendrá lugar en el Pabellón “Madrid Arena” y espera reunir a 3.200 participantes y 300 ponentes, entre sesiones generales y los distintos talleres que se ofrecerán. También podrá seguirse en directo a través de las redes sociales.
Participarán todas las realidades presentes en la Iglesia en España: diócesis, vida consagrada y movimientos; sacerdotes y laicos; y, por supuesto, familias. El evento está siendo organizado por el “Servicio de Pastoral Vocacional” de la Conferencia Episcopal Española, que integra las comisiones episcopales de Laicos, Familia y Vida, Misiones, Vida Consagrada, Clero y Seminarios, con la colaboración de la CONFER y de CEDIS.
Vocación al matrimonio
Argüello ha destacado que es precisamente la vocación matrimonial la que está más en crisis en nuestro país, aunque ha puntualizado que también le preocupan las vocaciones al sacerdocio y la vida religiosa.
El vídeo promocional del congreso pone el foco especialmente en la vida matrimonial, aunque por supuesto también incluye imágenes de sacerdotes y consagradas. Argüello ha comentado que, cuando presentaron al Papa Francisco esta iniciativa, fue el propio pontífice el que subrayó la importancia de la vida familiar y matrimonial y animó a impulsar esta pastoral.
Objetivos del congreso
La génesis de este congreso se remonta al año 2020, cuando se celebró otro llamado “Pueblo de Dios en Salida”. En esa ocasión se vio la necesidad de realizar en un futuro próximo un gran encuentro eclesial para impulsar la pastoral vocacional en España. De ahí nace la nueva convocatoria que tendrá lugar en 2025, Para quien soy yo. El gran objetivo de este Congreso es celebrar una gran fiesta de la Iglesia que la muestre como “asamblea de llamados”, pues eso quiere decir la palabra Iglesia (“Ecclesia”): asamblea de los llamados.
El segundo gran objetivo del Congreso es impulsar y consolidar en cada diócesis un servicio que anime la vida vivida como vocación y promueva los distintos caminos vocacionales. Para asegurar esta finalidad una de las tres comisiones que se han constituido para el evento velará para ayudar a las diócesis a implementar las novedades que se susciten en esos días.
Dimensiones del congreso
El congreso se articulará en tres dimensiones: una antropológica, otra eclesial y, una tercera que mostrará la dimensión social que tiene la vocación personal.
Argüello ha señalado cómo la tragedia de la Dana ha puesto de relieve la generosidad de los jóvenes para ayudar. Una muestra, añade, de cómo el paradigma del individualismo autónomo es muy pobre en comparación de la vida como un don para los demás. Entender la vida como un don responde a la verdad del hombre y permite descubrir el sentido de la vida.
Eclesialmente hablando, Argüello ha recordado que en la Iglesia estamos en una época de sinodalidad, que ayuda a entender cómo todas las vocaciones son importantes y necesarias, pues la Iglesia es una comunión cuya unión nace de la Eucaristía.
La tercera dimensión del congreso trata de mostrar las consecuencias de la propuesta antropológica de la Iglesia para toda la sociedad. Sus efectos no se ven sólo en iniciativas como Cáritas, sino que la vida matrimonial fecunda es decisiva para paliar el problema demográfico; o también, una buena educación de los hijos es muy positiva para toda la sociedad. Argüello ha exhortado a pensar una sociedad que busque realmente el bien común, que no sólo anime a crear asociaciones que reivindiquen derechos, sino también otras que exhorten a cumplir con los propias obligaciones: “Hacen falta asociaciones de deberes humanos, no solo de derechos humanos”.