La novedad reseñable de la visita del Papa Francisco a los refugiados en la isla griega de Lesbos no está sólo en su mensaje de misericordia. Se trata además de un viaje verdaderamente ecuménico.
En su muy rápido viaje a Lesbos –estuvo en la isla solo cinco horas–, el Papa Francisco nos ha dado un testimonio importante sobre la emergencia humanitaria de los refugiados. El entonces cardenal Joseph Ratzinger escribió varias veces que en Europa estamos regresando hacia una forma de “neopaganismo”, y explicó que una de las características del paganismo antiguo era la “insensibilidad”. Fue el cristianismo el que enseñó a compadecer y a considerar nuestro “próximo” al otro que sufre. Ahora, en nuestro viejo Continente, cada vez menos cristiano, se ven y se leen reacciones de líderes llamados cristianos, y también de otras personas, caracterizadas por esta “insensibilidad”.