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La fe y el diálogo con Cristo

El nuevo libro de César Franco, emplea acertadamente los diálogos de Jesús con algunos de sus coetáneos para hablar al lector, al cual anima a aceptar el desafío de la fe.

Andrés García Serrano·15 de abril de 2021·Tiempo de lectura: 3 minutos
jesus habla con la samaritana

Foto: ©2021 Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Independientemente del vocabulario típicamente joánico (“conocer, dar testimonio, permanecer, verdad, gloria”, etc.), una de las principales características de la composición del IV Evangelio, a diferencia de los sinópticos, es la presencia de frecuentes diálogos de Jesús con distintos personajes, diálogos que a veces terminan con un monólogo de Jesús. Precisamente por esto, los comentaristas del evangelio según san Juan llaman a Jesús “el maestro del diálogo”, puesto que con mucha frecuencia dialoga durante el día, como con la samaritana, o durante la noche, como con Nicodemo.

Libro

Título: El desafío de la fe
Autor: César Franco
Editorial: Encuentro
Páginas: 201
Año: 2021

Esta nota propia del evangelio según san Juan es acertadamente subrayada por el autor de la monografía que presentamos, que aprovecha los diálogos de Jesús con distintos personajes para dialogar e interpelar al lector. Del mismo modo que Jesús trata de llevar a sus coetáneos a la fe, el autor ayuda al lector a abrazar la fe.

Ciertamente, “el desafío de la fe” atraviesa todo el libro, desde su primera hasta su última página. La fe viene de la escucha y César Franco emplea acertadamente los diálogos de Jesús con algunos de sus coetáneos para hablar al lector, animándolo a aceptar no sólo el desafío de la fe, sino también la dinámica misma de la fe, aceptar a Jesús en su identidad y verdad plena, puesto que las distintas dimensiones de Jesús van apareciendo en sus diálogos.  

En este sentido, César Franco utiliza todas las herramientas que la pragmalingüística ofrece. Es decir, analiza las expresiones lingüísticas, que tratan de interpelar no sólo al interlocutor de Jesús, sino también al interlocutor de Juan, es decir, el lector de todos los tiempos. De este modo, el autor, siendo fiel a la narrativa bíblica, exhibe, una vez más, su dimensión pastoral, haciendo eficaz la Palabra de Dios en el corazón de todo lector. 

Además, el autor realiza con naturalidad otro tipo de diálogo, el diálogo entre la palabra y la respuesta, entre la Revelación y la Tradición. A juicio de J. Ratzinger, en su famoso artículo “Wort und Antwort”, la clave de la exégesis hodierna radica en este diálogo entre la Palabra que Dios ha pronunciado y la respuesta que dicha Palabra ha provocado al ser recibida, especialmente en las primeras generaciones cristianas.

De hecho, sin esta respuesta, no habría comunicación posible, puesto que toda comunicación requiere tanto un emisor que la transmita, como un receptor que la acoja. Es lo que, normalmente, se llama “historia de la recepción”. Con mucha frecuencia, el autor trae acertados textos de los Padres de la Iglesia, que ayudan a extraer todas las dimensiones espirituales presentes en el texto joánico. 

San Cirilo de Jerusalén definió el evangelio según san Juan como “el evangelio espiritual”, subrayando el carácter particular de este evangelio por su profundidad teológica. Sin embargo, con frecuencia, encontramos comentarios al mismo poco espirituales, que dejan fría al alma. Llama la atención que de un texto tan espiritual nazcan comentarios tan poco espirituales. No es el caso que nos ocupa. La fácil y profunda pluma, a la que nos tiene acostumbrados el autor del mismo, extrae las consecuencias teológicas y espirituales de tan elevado texto. 

Ya afirmó Orígenes que “el sentido del evangelio de Juan nadie lo puede captar si no ha reposado sobre el pecho de Jesús”. El autor de este comentario ciertamente favorece que el lector repose su cabeza sobre el pecho del Maestro para poder “abrazar a Jesús”, que es la esencia del acto de fe, según la célebre definición de san Ireneo. En este sentido, este libro nos ayuda a tener la misma experiencia de aquellos que pudieron ver, oír y tocar a Jesús, para poder acogerlo en toda su verdad, es decir, creer en Él.

El autorAndrés García Serrano

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