El Papa Francisco ha comentado la historia de las «búsquedas» que recoge el evangelio de este domingo subrayando que «Zaqueo «buscaba ver quién era Jesús» (v. 3), y Jesús, tras haberlo encontrado, afirma: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (v.10). Detengámonos un momento en las dos miradas que se buscan: la mirada de Zaqueo que busca a Jesús, y la mirada de Jesús que busca a Zaqueo».
Recordando la «baja estatura» de Zaqueo que señala el evangelista unida a su posición preminente, aunque odiada, en su pueblo, el Papa ha destacado que «Zaqueo se arriesgó a que se burlasen de él para ver a Jesús, hizo el ridículo. Zaqueo, en su bajeza, siente la necesidad de buscar otra mirada, la de Cristo. Aún no lo conoce, pero espera a alguien que lo libere de su condición —moralmente baja—, que le haga salir de la ciénaga en la que se encuentra».
Un ejemplo, ha continuado el Santo Padre, que que siempre se puede buscar y encontrar a Dios: «Zaqueo nos enseña que, en la vida, nunca está todo perdido. Por favor: ¡nunca está todo perdido, nunca! Siempre podemos dar espacio al deseo de recomenzar, de reiniciar, de convertirnos».
Además el Papa ha calificado la historia de Zaqueo como la historia de «las miradas de Dios»: «Dios no nos ha mirado desde lo alto para humillarnos y juzgarnos, no; por el contrario, se ha rebajado hasta lavarnos los pies, mirándonos desde abajo y restituyéndonos la dignidad. Así, el cruce de miradas entre Zaqueo y Jesús parece resumir toda la historia de la salvación: la humanidad con sus miserias busca la redención; pero, ante todo, Dios con su misericordia busca a la criatura para salvarla».
«La mirada de Dios», ha afirmado el Papa «no se detiene nunca en nuestro pasado lleno de errores, sino que ve con infinita confianza lo que podemos llegar a ser» y ha animado a los presentes a «tener la mirada de Cristo, desde abajo, que abraza, que busca al que está perdido, con compasión».
Recuerdo para las víctimas de Mogadiscio y Seúl
En sus saludos tras el rezo del Ángelus, el Papa ha querido elevar su recuerdo y su oración por «las víctimas del atentado terrorista que, en Mogadiscio, ha causado la muerte de más de cien personas, entre ellas numerosos niños. ¡Que Dios convierta el corazón de los violentos!» así como «por quienes han muerto esta noche en Seúl —sobre todo jóvenes— debido a las trágicas consecuencias de una repentina estampida de la multitud».
Como en las últimas apariciones del Santo Padre, tampoco ha olvidado «el dolor de nuestro corazón, de la martirizada Ucrania» pidiendo continuar orando por la paz.