Experiencias

…Y la Cruz de los migrantes se paró en el Estrecho

Hasta el pasado 8 de marzo, en el que partió hacia Tuy, la Cruz de los migrantes ha vivido un año especial frente al Estrecho de Gibraltar, punto caliente del fenómeno migratorio en Europa.

Maria José Atienza·17 de marzo de 2021·Tiempo de lectura: 4 minutos
Cruz Trinitarios

Foto: La Cruz de Lampedusa en la Capilla de la Comunidad trinitaria de Algeciras

Hace un año, en la noche del 13 de marzo de 2020, la Cruz de Lampedusa llegaba a Algeciras, de la mano del Secretariado de Migraciones de esta diócesis, con el objetivo de continuar su recorrido por distintas ciudades españolas esta cruz, realizada con la madera de una patera que naufragó en octubre de 2013, dejando 366 muertos frente a la isla italiana de Lampedusa. Sin embargo, la declaración del estado de alarma en España obligó a suspender todas las acciones previstas. Entre ellas, la visita a Punta Carnero, que es el punto más estrecho del Estrecho desde Algeciras, el recorrido en un barco de salvamento marítimo que auxilia inmigrantes o la visita a los reclusos del centro penitenciario de Botafuegos.

Allí, en Algeciras, frente al Estrecho de Gibraltar, uno de los puntos calientes del paso de migrantes a Europa, hubo de quedarse la cruz. Lo que iban a ser unas semanas fueron extendiéndose hasta ser un año completo el que la Cruz ha quedado bajo la custodia de la comunidad de Trinitarios.

Los «cambios de planes» de la Providencia

Orando cruz lampedusa

Como la misma comunidad destacaba al despedirse de este signo, el hecho de este “cambio de planes” manifestaba cómo “quizás la Cruz, quiera llegar hasta la orilla del Estrecho a bendecir esas aguas donde se ahogaron las esperanzas de una tierra prometida de más de 7000 inmigrantes. Quizás la cruz haya escuchado el grito de tantos hermanos que perdieron su vida, quizás la cruz, quiera acoger el dolor de tantas cruces de este cementerio bajo agua. Si morimos con Cristo, con él resucitaremos”. Una idea compartida por Graziella Cuccu, embajadora y responsable de la Cruz en España que destacaba cómo “de repente han cambiado los planes, como si la Cruz, la providencia quisiera otra cosa y gracias a eso, se han encontrado con la Cruz, personas que no se lo esperaban, han vivido testimonios de conversión y llanto irrefrenable ante la Cruz”.

Este tiempo junto a la Cruz ha supuesto una bendición, un signo de la presencia de Dios en medio del sufrimiento de la humanidad por la pandemia y por la situación de los migrantes.

P. Sergio García. Trinitario

Para la Comunidad trinitaria, que atiende la Parroquia Santísima Trinidad de Algeciras así como la labor de pastoral penitenciaria de la cárcel de Botafuegos, este tiempo junto a la Cruz “ha supuesto una bendición, un signo de la presencia de Dios en medio del sufrimiento de la humanidad por la pandemia y por la situación de los migrantes. La barca se tambaleaba por la tormenta del Covid, pero en la Cruz, Jesús ha estado con nosotros acogiendo el sufrimiento de la humanidad y de los migrantes” ha destacado para Omnes el P. Sergio García, trinitario, que ha recordado como “de mediados de marzo hasta el Triduo Pascual estuvo en nuestra comunidad. Y cada día orábamos ante la cruz y se retransmitía en directo los Laudes, la exposición al Santísimo y la Eucaristía. Intimidad con Dios, apertura a todos y apoyo en nuestra labor que seguía en la casa de acogida con excluidos e inmigrantes. Hemos sentido su bendición porque todo ha continuado la parroquia, la labor de Prolibertas… Dios ha estado con nosotros en la Cruz para decirnos que su amor es más fuerte”.

La vida de fe con la comunidad

“De puertas para adentro”, los trinitarios que conforman la comunidad de Algeciras han podido vivir su vida de fe junto a esta imponente y significativa Cruz. Han sido momentos especialísimos, como la adoración de la Cruz del Viernes Santo o la celebración de Pascua, donde se adornó la Cruz como un árbol de la vida con adornos realizados por usuarios de la Fundación Prolibertas, la mayoría migrantes. Ante esa Cruz se han celebrado Eucaristías por víctimas del covid, oraciones por afectados por la pandemia, enfermos, parados… y por los destinatarios de la misión de los trinitarios: los reclusos, migrantes, los ancianos de la residencia del barrio. En un año difícil, muchas personas han comunicado el consuelo y esperanza que han recibido al orar ante la Cruz de Lampedusa.

Labor en tiempos de pandemia

Los padres trinitarios no dudan que el misterio de la Cruz, especialmente significativo en ésta de Lampedusa, ha sido clave en su labor durante este año de pandemia. Especialmente, han querido señalar el aumento de las familias necesitadas que han acudido a Cáritas parroquial, tanto migrantes y españoles. En Prolibertas, en la casa de acogida y el programa de empleo más del 70% de las 400 personas atendidas en 2020 han sido migrantes. Se realizaron 8 cursos y se consiguieron 150 inserciones laborales, en medio de medidas de seguridad y restricciones.

Entre los momentos significativos de la Cruz en su estancia en Algeciras se cuentan los Círculos de Silencio que ha presidido, una iniciativa en solidaridad con los migrantes que se realiza en ciudades de las dos orillas del Mediterráneo. Un acto de media hora en el que, formando un círculo, se lee un comunicado sobre situaciones actuales de los migrantes en las que se pide que se respeten los Derechos humanos, y se guarda silencio. Una vez se pudieron realizar presencialmente, pasaron de la Plaza Alta a la Plaza Santísima Trinidad para que este acto lo presidiera la Cruz.

La Cruz de Lampedusa

Papa Francisco Cruz Lampedusa

Tras la visita de Francisco a Lampedusa, (2013), Arnoldo Mosca Mondadori, el presidente de la Fundación de la Casa y del Espíritu y de las Artes, tuvo la idea de regalar al Papa Francisco una cruz realizada con maderas de barcazas que recordara al mundo la tragedia interminable de los migrantes.

No era fácil encontrar la madera, porque los barcos, al llegar a Lampedusa se rompían contra las rocas. Después de un tiempo de búsqueda, Franceso Tuccio, autor de la Cruz, encontró la madera perfecta, sin romper y que, además tenía unos clavos situados de tal manera que “parecía que este barco había nacido para ser una cruz”.

El Papa Francisco bendijo esta Cruz y conmovido dijo a Arnoldo Mosca Mondadori: “tenéis que llevarla a todos los lugares”.

La Cruz de Lampedusa está formada por dos tablas de 2 metros y 60 centímetros de alto, 25 kilos de dolor y tres clavos, uno en cada brazo y otro abajo. Estos tres clavos son originales del barco.

El 9 de abril de 2014, tras la audiencia, el papa Francisco bendijo esta Cruz, conmovido dijo a Mondadori: “tenéis que llevarla a todos los lugares”. Ahí empezó el viaje de la Cruz de Lampedusa, como un mensaje que el Papa Francisco envía a todas las diócesis, sobre la realidad de los migrantes, los más pobres de entre los pobres.

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